Opinión > EDITORIAL

El brexit y la Luna

Johnson está confiado de que saldrá del bloque europeo sin problemas
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26 de julio de 2019 a las 05:00

Boris Johnson, el principal abanderado del brexit, es el nuevo capitán del Reino Unido que enfrenta el enorme reto de tener que sacar a su barco de la Unión Europea (UE), en medio de la mayor crisis política de su país desde la segunda guerra mundial.

El primer ministro, que asumió el miércoles 24 en sustitución de Theresa May, tiene la responsabilidad de concretar la demorada salida del Reino Unido de la UE, en cumplimiento de un ajustado referéndum de junio de 2016.

Ya desde el arranque se advierte un premier británico muy decidido a levar anclas antes del 31 de octubre, sin importar el precio. Eso quiere decir que el país podría salir de la UE sin un acuerdo ordenado, el peor y más errático escenario. 

La decisión de nombrar casi todos soldados euroescépticos en su gabinete y su acalorado anuncio de que su país abandonará el bloque “sin peros ni condiciones”, e incluso con un “mejor acuerdo”, son señales claras de sus ambicionadas metas, aunque no parecen muy realistas.  

El acuerdo “blando” que suscribieron las autoridades europeas y May, pero rechazado tres veces en el Parlamento británico, establecía un período de transición de 21 meses, un tiempo razonable para que las partes se adecuaran a una nueva y compleja realidad. Un período que habría permitido eventuales ajustes, así como dejaría abierta la puerta a la negociación.

Pero el Parlamento británico se niega a establecer un régimen especial entre la República de Irlanda –miembro de la UE– e Irlanda del Norte, gestionado por el Reino Unido y el bloque europeo; tiene temor de que el país quede sujeto a normas comunitarias luego del brexit.

Un brexit “duro” es la peor alternativa para el Reino Unido. Estudios económicos advierten que el país ingresaría en una fase de recesión en 2020 que golpearía a la ya debilitada libra. 

En ese supuesto, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR), el organismo público responsable de las previsiones económicas, proyecta una caída del PIB de 2,1% pare el próximo cuarto trimestre de 2019, una tendencia que se prolongaría por un año. La moneda, en tanto, disminuiría 10% su valor, inmediatamente después de un brexit sin acuerdo.  

A principios de este mes, Philip Hammond, que esta semana renunció como ministro de Finanzas, advirtió que el impacto de un brexit sin acuerdo para las finanzas públicas podría ser el equivalente a unos € 100.000 millones. Y tuvo la honestidad de reconocer que “incluso la versión más blanda de una salida sin acuerdo asestaría un duro golpe a la economía británica”.

Es un desafío tan gigantesco, independientemente de la forma en que se concrete el brexit, que, en estos días, Johnson comparó la salida de su país de la UE con el reto que hace 50 años enfrentó con éxito el hombre al llegar a la Luna. 

El premier británico se muestra confiado en que logrará salir del bloque europeo sin traumas, como lo consiguió el astronauta Neil Armstrong cuando pisó la Luna. Pero Johnson debería ser más cauteloso y tener en cuenta que la buena fortuna de la conquista de la Luna se logró por cuatro acontecimientos: el despegue, el descenso, la caminata lunar y el amerizaje. Sobre todo, cuando el hombre del brexit no ha sido capaz aún de asegurar un buen despegue. 

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