Los llegó a amenazar con un martillo y con un bate de béisbol. Eso hizo que los repartidores que trabajan por la zona se organizaran y evitaran ir a su dirección. Sin embargo, algunos todavía desprevenidos vuelven a caer en la trampa del hombre con domicilio en La Blanqueada, que todas las noches pide más de dos deliveries y les roba el pedido. A veces, de forma menos violenta, les dice que se dejó la plata adentro y nunca vuelve a salir. Otras veces, cuando los repartidores se oponen con más vehemencia, los amenaza con objetos contundentes.
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