Mauricio Larriera, Darío Rodríguez y el cuerpo técnico de Peñarol celebran el título con sus correspondientes medallas

Fútbol > LA FIESTA EN EL CAMPEÓN DEL SIGLO

El llanto de Ruglio, la corrida de 50 metros de Larriera y su abrazo con Darío

Los 90 minutos vividos en el Estadio Campeón del Siglo dejaron imágenes para el recuerdo de los hinchas de Peñarol por el título ganado en los minutos de adición: el llanto de Ruglio, la corrida de 50 metros de Larriera y su abrazo con Darío
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04 de diciembre de 2021 a las 21:11

Ni el mejor guionista de cine, ni el más encumbrado novelista podía haber escrito el final de este Torneo Clausura que, más que nunca, implementó la frase "a lo Peñarol".

Porque empataba con un rival que tenía un hombre de menos desde los 30 minutos y, además, se iba al descenso. Pero no podía. Buscaba, erraba goles de forma insólita –como le había ocurrido en los tres encuentros anteriores– y el Estadio Campeón del Siglo, repleto de manyas que agotaron las entradas, se transformaba en un gigantesco velorio.

Fue entonces cuando apareció un pase atrás de Pablo Ceppelini –quien fue suplente luego de mucho tiempo– hacia Jesús Trindade y su remate rebotó en un rival y se metió en el arco.

Eso fue gol, fue 2-1, fue título del Clausura, fue Tabla Anual y, sobre todo, fue adiós al tricampeonato uruguayo de su rival eterno. Todo eso sucedió con ese gol cuando iban 3 minutos de adición.

El festejo del transitorio 1-0 para los aurinegros

Peñarol se quedaba sin nada y pasó a quedarse con todo. Así ganó su segundo título en el Estadio Campeón del Siglo luego de aquel Clausura ganado en 2018 de la misma forma: con un gol de Maximiliano Rodríguez a los 90+3 contra Progreso.

El presidente de Peñarol, Ignacio Ruglio, esperaba expectante en la escalera que comunica al campo de juego con los vestuarios. Cuando se paró, el partido estaba 1-1. Sufría como ninguno.

Pero llegó ese gol de Trindade y explotó. Comenzó a llorar y a saltar como un niño.

Pero no fue el único. El técnico Mauricio Larriera, normalmente muy tranquilo en sus reacciones, se pegó una corrida de 50 metros hasta el banderín del córner de la Tribuna Henderson con la Cataldi. Abandonó todo protocolo y festejó con todo.

Peñarol campeón del Clausura posando para la foto

Al mismo tiempo, casi en el medio de la cancha, se pudo ver el rezo de Carlos Rodríguez de rodillas, a Damián Musto tirado boca abajo sin poder creer lo –bueno– que había pasado, mientras Ezequiel Busquets, de cuclillas, le daba la espalda al festejo de sus compañeros. Era la forma de disfrutar el dramatismo y la angustia que habían costado este título y, sobre todo, este partido.

Todo eso y mucho más generó ese gol de Jesús Trindade, ese desahogo de todo el estadio.

Y todavía quedaban 4 minutos porque el árbitro Gustavo Tejera había adicionado 7. Llegó un golazo de Trindade desde la mitad de la cancha para el 3-1 definitivo. Entonces allí sí, en ese mismo instante, Larriera se abrazó con su ayudante de campo, Darío Rodríguez.

Darío se dio vuelta y comenzó a cantar con los hinchas de la Henderson "¡Dale campeón, dale campeón!".

Así se vivieron esos minutos finales de gran sensación emotiva.

Los balcones del Estadio Campeón del Siglo con las banderas de Peñarol

Mientras se podían ver banderas del club mostradas desde la enorme mayoría de los palcos del Estadio Campeón del Siglo, comenzó la premiación. Una premiación distinta a las demás de los torneos cortos, porque esta vez se dejaron atrás los pruritos y se festejó como corresponde a un título que el plantel sufrió mucho.

En la cancha se pudo apreciar desde la zona de prensa al Canario Álvarez con su hija Julia recibiendo la medalla y a varios jugadores con sus hijos. Nicolás Schiappacasse, quien no pudo jugar ni un partido del Campeonato Uruguayo y sí lo hizo en seis de la Copa Sudamericana hasta que se rompió los ligamentos cruzados de una de sus piernas, con el pelo teñido de rubio, también se prendió en los festejos.

A otro que se pudo ver en esos festejos dentro de la cancha fue a Joaquín Piquerez –flamante campeón de la Copa Libertadores de América el pasado sábado con Palmeiras en el Estadio Centenario–, quien jugó el Apertura y la Copa Sudamericana.

Otro de los visitantes ilustres para los manyas fue Brian Rodríguez, quien viajó desde Estados Unidos y se metió en la cancha.

El expresisdente de Peñarol, Jorge Barrera, y su hijo, celebraron en el vestuario junto al presidente actual, Ignacio Ruglio

Mientras tanto en el vestuario, Ruglio se abrazó al presidente anterior, Jorge Barrera, quien fue a visitar al plantel y a festejar.

El mensaje para Valentín

En plena celebración por el título, Facundo Torres, Agustín "Canario" Álvarez Martínez y Agustín Canobbio, se juntaron y tomaron una camiseta que mostraron hacia la tribuna.

Facundo Torres y Agustín Canobbio homenajean a Valentín Rodríguez, quien se lesionó en el partido pasado ante Progreso

Era la casaca con el número 17 en la espalda, era un mensaje para Valentín Rodríguez, quien se fracturó la rótula en el pasado partido contra Progreso.

Un espacio ganado

Por primera vez desde que se inauguró hace cinco años y medio el Estadio Campeón del Siglo, la Tribuna Guelfi, la que normalmente se cede a la hinchada visitante, o al menos, se comparte con otros hinchas aurinegros, esta vez se pidió una autorización especial por parte del club y Peñarol contó con todo el anillo de abajo y la mitad del de arriba de esa tribuna, por lo que pudo vender 1.500 entradas más de lo normal y, además, le cedió a los seguidores de Sud América solamente el ángulo superior derecho de la Guelfi.

La dualidad de los altoparlantes

Cuando a los 20 segundos se abrió el marcador en el Gran Parque Central, a través de Thiago Borbas para River Plate ante Nacional y recién había comenzado el partido en el Estadio Campeón del Siglo, por los altoparlantes se anunció ese tanto y explotaron todas las tribunas.

Sin embargo, cuando Christian Almeida igualó para los tricolores a los 26', la igualdad no se informó de la misma manera y solo hubo silencio.

Tampoco se anunció el segundo tanto de Nacional al inicio del complemento que a esa altura, igualaba las posiciones del Torneo Clausura y lo pasaba en la Anual.

Minutos después, sucedió lo mismo con el tercer tanto de los de Martín Ligüera, el segundo en contra de River, aunque a esa altura, Peñarol ya ganaba 1-0 y había mayor tranquilidad.

El ruido de un patadón

Pese a que había casi 40 mil personas en el Estadio Campeón del Siglo, a los 32 minutos, cuando Luis Morales se le fue la pierna y le pegó con todo en el borde del peroné a Facundo Torres, se pudo escuchar claramente el sonido de esa patada. El extremo aurinegro quedó en el piso y el árbitro Gustavo Tejera le mostró la tarjeta amarilla. Fue llamado desde el Video Assistance Referee (VAR) para que viera la jugada, ya que era pasible de expulsión, cosa que finalmente determinó.

Dos minutos de hielo para Larriera

Cuando a los 56 minutos Facundo Torres se mandó un jugadón y enfiló de derecha a izquierda dribleando a tres jugadores para cederle el gol a Agustín Canobbio, se vivieron momentos de gran intensidad en el Estadio Campeón del Siglo.

Mientras el hincha común y los jugadores se enfocaron en gritar el gol y en festejar ese 1-0 que le volvía a dar en apenas pocos minutos la punta del Clausura y de la Anual tras el transitorio 2-1 de Nacional sobre River Plate, en la cabina del VAR le avisaron al árbitro Tejera que no reanudara el juego porque aún había una duda.

Agustín Canobbio celebra el 1-0 para Peñarol

Entonces el técnico Mauricio Larriera, quien había vivido durante gran parte del encuentro el mismo parado, se sentó muy nervioso.

Ese que tanto él, como los jugadores y todos los hinchas quienes colmaron el estadio, vivieron momentos de gran incertidumbre mientras el VAR revisaba la jugada. Luego de 2 minutos interminables, tanto Larriera como los jugadores y el estadio, volvieron a explotar.

El empate de Sud América

Los nervios volvieron a todo el plantel de Peñarol y también al técnico Larriera quien no podía creer cómo Tomás Andrade le ganaba a Damián Musto en el área para establecer el 1-1 a los 70 minutos.El llanto de Ruglio, la corrida de 50 metros de Larriera, su abrazo con Darío

Facundo Torres jugó un gran partido ante Sud América

Larriera se dio vuelta enseguida hacia el banco sin poder creer lo que ocurría porque instantes antes, Peñarol se había perdido el segundo.

El VAR también lo revisó y volvió a poner nervios, pero esta vez, Larriera ya estaba entregado a diferencia del gol de los aurinegros.

El gol que erró Bentancourt

Cuando iban 75 minutos y Peñarol arreciaba y llegaba con todo al área rival que se defendía con un hombre de menos, Agustín Canobbio remató con fuerza y la pelota se iba zumbando el segundo palo. Pero por allí, aparerció Ruben Bentancourt sin marca. Era solo empujarla para devolverle la tranquilidad a su equipo, pero le erró y le pegó al palo. Larriera se dio vuelta con una mezcla de bronca y un gesto impávido.

Algo similar le ocurrió a los 83 minutos cuando Canobbio sin marca la tiró por arriba del palo. Pero allí no gesticuló. Se quedó parado sin reacción.

Nicolás Schiappacasse apareció de golpe en la nota de Mauricio Larriera con la TV y le colocó los lentes de sol

En el final, luego de la consecución del Clausura y de conseguir la Tabla Anual, y cuando brindaba declaraciones a la televisión, apareció Schiappacasse para ponerle a Larriera unos lentes de sol, en una broma que el DT aceptó, aunque se los quitó enseguida.

El Estadio Campeón del Siglo pasó del velorio al éxtasis en un segundo. Ese que duró en entrar la pelota que puso Jesús Trindade en el tercer minuto de adición. Sobre la hora 20.30, más de una hora después de terminado el encuentro, las colas de automóviles por la ruta 102 seguían siendo tremendas. El estadio estaba en silencio luego de una de sus jornadas más recordadas.

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