El 22 de junio de 1986, Argentina venía de eliminar a Uruguay en el Mundial de México 86 tras vencerlo 1-0 con un gol de Pedro Pablo Pasculli, y se enfrentaba a Inglaterra en pleno mediodía del DF mexicano.
El Estadio Azteca, el mismo que en 1970 había sido testigo del mejor Pelé de todos los tiempos en Copas del Mundo, y que llevó a los brasileños a meterle cuatro goles a Italia en la final, era el escenario que sería testigo de ese encuentro.
Era el partido más esperado de los cuartos de final de aquel Mundial.
Diego Maradona abrió el marcador a los 51 minutos con la mano, pero ni el árbitro tunecino Ali Bennaceur ni el línea búlgaro Bogdan Dotchev vieron lo que se llamó "la mano de Dios".
Después de lo que fue ese partido, Dotchev no arbitró nunca más, no solo en Mundiales, sino en toda su carrera.
Tan solo 4 minutos después, llegaría una jugada excepcional del propio Maradona.
Fueron los 11 segundos más sublimes que se recuerden de una Copa del Mundo, con ingleses cayendo como soldaditos de plomo hacia un lado y otro del fenómeno.
El histórico arquero Peter Shilton no pudo hacer nada y Maradona entró en la historia. Era el 2-0 de Argentina en un partido que luego terminaría 2-1 por el descuento de Gary Lineker, quien finalmente sería el goleador de ese torneo con seis tantos.
A su vez, el relato del uruguayo Víctor Hugo Morales para Radio Argentina, también puede considerarse el mejor de la historia, cuando bautizó al argentino como "barrilete cósmico".
Aquí se puede ver el gol, transmitido por Víctor Hugo Morales:
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