Los dueños y empleados de unos 900 pequeños comercios, del rubro pollerías, al igual que los productores de pollo, esperan lleguen a buen puerto gestiones tendientes a que las exigencias del Instituto Nacional de Carnes (INAC) para que esos locales estén habilitados sean las necesarias considerando su realidad, que difiere de las carnicerías que comercializan un volumen mucho mayor y otras carnes.
La información fue expuesta a El Observador por Daniel Pereyra, vocero de la Coordinadora para la Defensa de la Cadena Avícola, quien instó a los titulares de pollerías de todo el país a comunicarse con la coordinadora –deben hacerlo llamando o escribiendo al celular 099 577 391–, de modo de poderlos asesorar.
Pereyra destacó que este miércoles desde el Parlamento se aprobó en el Senado, por unanimidad, una minuta en la que se indica al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) gestione ante el INAC el estudio de una normativa específica para las pollerías.
Se aspira a una normativa que asegure la inocuidad y la garantía necesaria para los consumidores, pero que tenga en cuenta la realidad de este sector, por eso se entiende necesario una normativa específica para esta actividad, dijo el vocero, quien añadió que los más interesados en que exista un suministro de carne aviar seguro son los propios integrantes de la cadena.
A continuación, la argumentación que sobre este tema expuso el senador nacionalista Jorge Gandini, quien enfatizó en la necesidad de resolver esto rápidamente.
En el sector se señala que es muy difícil para una pollería, especialmente para las que son pequeñas y están en localidades poco habitadas, cumplir las exigencias planteadas a comercios de Montevideo donde además de pollo se venden carnes de vacuno, cerdo y ovino.
Pereyra dijo que para una pollería pequeña vender solo pollo hace que el negocio sea inviable, que se precisa el servicio de rotisería habilitado de modo de poder ofrecer, por ejemplo, pamplonas.
Tras admitir que muchos comerciantes podrían verse obligados a bajar las cortinas si no hay una solución, remarcó que no está en discusión la exigencia de que haya condiciones adecuadas para que los alimentos sean manejados en las condiciones de inocuidad que corresponden.
El interés en defender la continuidad de esos pequeños comercios tiene como base no solo la defensa de muchos puestos de trabajo y de sitios en los que los consumidores pueden adquirir alimentos frescos, también radica en que son negocios donde el precio es bajo y eso acciona de ancla para que no se dispare en otras bocas de venta y en que esos comercios son los que canalizan la venta de un 50% del total de los pollos que se producen en el país.
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