El ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo, fue enfático el martes 12 de diciembre. “Se reemplaza el SIRA por un sistema estadístico y de información de importaciones que no requerirá la aprobación previa de licencias”, infirmó a través de un mensaje grabado. “Se termina la discrecionalidad y se garantiza la transparencia del proceso de aprobación de las importaciones. Es decir, el que quiera importar podrá hacerlo y punto”, expresó.
El anuncio oficial generó expectativas en el sector industrial uruguayo que se dedica a la exportación de bienes. Durante más de un año sufre el impacto de las trabas que el gobierno de Alberto Fernández aplicó a las importaciones.
Lo que genera los retrasos es el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), que pretendió asegurar un adecuado desarrollo de las operaciones de comercio exterior. Comenzó a aplicarse en octubre de 2020 y sus objetivos fueron fortalecer las acciones de control preventivo, por medio del seguimiento de las operaciones; brindar previsibilidad y trazabilidad a través del monitoreo en tiempo real, y garantizar insumos para las pymes.
Entre varias herramientas incluyó la Capacidad Económica Financiera (CEF). El objetivo de ese mecanismo es verificar que las operaciones realizadas por los contribuyentes se ajusten a la capacidad económica financiera determinada por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
En agosto de este año, la AFIP realizó una modificación en la CEF que se convirtió en una nueva traba. Dispuso un recorte de 25% en el monto autorizado para la compra de dólares a través de ese mecanismo. Por tanto, quitó divisas para el pago de las importaciones. Esa medida fue calificada por exportadores uruguayos como “una perla más al largo collar de perforaciones del Mercosur” que efectúa Argentina.
Un mes antes, en julio de este año, la administración de Fernández incluyó a la compra de dólares para el pago de importaciones de bienes en un tributo que aplicaba a otras operaciones: el Impuesto País. Entonces la compra de divisas debió pagar 7,5%. Eso se convirtió en otro elemento más del cepo cambiario para los compradores de mercadería en el exterior.
El SIRA también tiene la Cuenta Única de Comercio Exterior (CUCE), que permite registrar y consultar las operaciones cambiarias del importador, vinculados a los trámites de compra en el exterior.
Las autorizaciones SIRA tuvieron retrasos de hasta 180 días y eso demoraba las exportaciones previstas desde Uruguay. Pero después comenzaron los atrasos en los pagos por la imposibilidad que tuvieron los importadores para hacerse de dólares como consecuencia del cepo cambiario.
Los últimos días no fueron diferentes. Fuentes uruguayas de comercio exterior comentaron a El Observador que la semana pasada estuvieron caídos todos los sistemas informáticos y prácticamente no se pudieron efectuar despachos de importaciones. Las fuentes añadieron que los permisos SIRA mantuvieron la misma tónica, es decir casi sin aprobaciones.
El reemplazo será con el Sistema Estadístico de Importaciones (SEDI). La intención oficial es que esté operativo a partir del 2 de enero. Mientras tanto los importadores argentinos continúan ingresando los permisos SIRA.
El SEDI mantendrá la CEF y se espera que se deje atrás la validación del CUCE.
También se aguarda que elimine la aprobación de certificados que tenían que estar autorizados antes de la oficialización de un permiso SIRA.
El comentario de Caputo de que no se necesitarán aprobaciones previas de licencias de importación agilizará los trámites acortando los plazos y minimizando los retrasos actuales. Para los industriales exportadores uruguayos ese cambio ya genera alivio. También el anuncio del ministro Caputo sobre la eliminación de la discrecionalidad del actual sistema de importación argentino.
El SEDI apuntará a normalizar todas las operaciones de comercio exterior con el objetivo de ordenar el sistema informático.
Una posibilidad es que permita a las empresas importadoras el acceso a la compra de dólares financieros para el pago de sus obligaciones. Esa opción agilizaría los pagos, algo que también se reclama desde Uruguay. Actualmente, hay empresas que mantienen cobros pendientes por varios millones de dólares.
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