En Brasil piden imitar el modelo de Tabárez

En Brasil apuntan a copiar el modelo del proceso Tabárez

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09 de julio de 2018 a las 05:00

Luis Gomes

Lance! Para Referí

Esta vez, no hay pedazos para unir. Perdimos cómo podríamos haber vencido. Perdimos, pues esta vez erramos más en los detalles. Perdimos con un equipo organizado, una generación de hecho dorada del fútbol belga.

Son aguas pasadas. Lo que necesitamos ahora es mirar hacia el futuro. Y el futuro de la selección comienza en el presente.

Desde que asumió el mando, Tite hizo soplar vientos de modernidad en la Selección. Sus métodos de trabajo sepultaron al mismo tiempo el mesianismo de la familia Felipão y el militarismo de la era Dunga. Los números y los resultados comprueban el acierto: fueron 26 partidos, con 20 victorias, cuatro empates y dos derrotas. 55 goles marcados y sólo ocho recibidos. Los jugadores ausentes regresaron a la selección, y el aficionado, en cierto modo, también.

Pero la cuestión no es sólo mantener o no a Tite. Va mucho más allá. El éxito de la continuidad de su trabajo está en lo que debe ser hecho por la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), los cambios que hay que hacer en la estructuración del fútbol brasileño.

Tite y su comisión técnica necesitan ampliar sus poderes. Deben pasar a controlar todas las selecciones de base, participar en la elección de sus entrenadores, de la convocatoria de los jugadores, de la definición del estilo de juego. Es de ahí que va a sacar la consistencia del juego, es de ahí que podrán empezar a redefinir algo que se pueda llamar de nuevo de una escuela realmente brasileña de fútbol.

Los ejemplos de cómo funciona esta fórmula son muchos. Y no vamos a hablar de Alemania, que a pesar del fiasco en Rusia y de los errores que él mismo reconoció, mantuvo a Joachin Löw en la selección dando continuidad al proyecto de renovación con ojos hacia Qatar.

Es un asunto demasiado golpeado. Vamos a hablar, sí, de Uruguay, de Oscar Tabárez, y sus más de diez años al frente de la selección. Él sí, quizás el mayor ejemplo de la importancia que la continuidad puede dar. El Maestro, en la esencia de la palabra, prepara a los niños desde la base, da clases sobre los valores, la historia del fútbol en el país, el peso de la camisa celeste, la responsabilidad y los desafíos de jugar en la selección y el orgullo de hacerlo. Trabajando en un país que tiene la población que es la mitad de Río, volvió a enfrentarse de igual a igual a los gigantes del mundo del balón. Y no fue por casualidad.

Los belgas, que nos mandaron de vuelta a casa más temprano, son otro ejemplo de trabajo extracampo. Todas las selecciones juegan igual, desde el sub-15. La osadía del esquema 3-4-3 comienza a aplicarse en los equipos de la base. Más que eso, hasta los clubes como el Anderlecht, el Brujas y el Stantard Lieja, los gigantes del país, fueron instados a jugar de la misma forma.

Los efectos de eso hacen que no sólo el fútbol, sino el propio país, sea un poco más fuerte. En una sociedad profundamente dividida - 11 de los 23 jugadores vienen del sur y, por eso, hablan francés, y 12, desde el norte, hablan neerlandés - la selección adoptó el inglés como lengua oficial y logró unificarse, acabó con los grupitos que dificultaban el trabajo de los entrenadores. No fue difícil ya que 21 actúan fuera del país, 11 de los cuales en la Premier League.

Las cuestiones socio-políticas aparte, el hecho es que en el fútbol globalizado de hoy no bastan el talento y la técnica - lo que seguimos teniendo de sobra por aquí. Pero si Brasil sigue apostando en eso, va a quedarse golpeando la puerta, con Tite o sin Tite. Las experiencias de Uruguay, Alemania, Bélgica –Inglaterra y Croacia podrían incluirse en esa vía– contrastan con los fracasos de Argentina e Italia, por ejemplo, incapaces, como nosotros, de desarrollar un trabajo que vaya más allá de una búsqueda desordenada por resultados . Es hora -en realidad desde hace mucho tiempo- de decidir de qué lado queremos quedarnos.

Un momento de frustración como esta eliminación debe servir para la reflexión y el aprendizaje, lo que no hicimos después del vejamen del 7 a 1, cuando volvemos al pasado, con Dunga, en lugar de hacer una autocrítica, mirar hacia adelante y comenzar las primeras reformas necesarias.
La caminata hasta Qatar es larga. El año que viene hay Copa América por aquí, después las Eliminatorias, la disputa por el bicampeonato olímpico, en Tokio. Por lo tanto, no hay tiempo que perder.