Archivo, 2019. El director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)

Mundo > Esclavitud moderna

En el mundo hay 50 millones de personas sometidas a trabajos y matrimonios forzados

El dato surge de un documento coordinado por la Organización Internacional del Trabajo. El trabajo advierte que en la mayoría de los casos la situación “equivale a una condena a cadena perpetua”
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13 de septiembre de 2022 a las 09:20

La esclavitud moderna, cuyos dos principales componentes son el trabajo y el matrimonio forzados, se incrementó significativamente en los últimos cinco años, según advirtió esta semana un informe elaborado en conjunto por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la ONG Walk Free.

Se trata, según la definición de los especialistas, de situaciones de explotación a las que una persona no puede negarse o que no puede abandonar debido a las amenazas, la violencia, la coacción, el engaño o el abuso de poder. Una situación que afectaba al menos a 50 millones de personas en 2021 -10 millones más que las estimaciones mundiales de 2016-, entre ellas a 3.300.000 niñas y niños.

El documento precisa que “unas 28 millones de personas estaban sometidas a realizar trabajos forzados y otros 22 millones estaban atrapadas en matrimonios forzados”. Una tragedia que padecen especialmente las mujeres, los niños y las niñas, y que “se verifica en casi todos los países del mundo”, además de “atravesar líneas étnicas, culturales y religiosas”.

El estudio, sin embargo, advierte que “la verdadera incidencia de los matrimonios forzados, en particular los que involucran a niños y niñas de 16 años o menos, es probablemente mucho mayor de lo que las estimaciones actuales pueden captar”, debido a que los cálculos “se basan en una definición estrecha que no incluye todos los matrimonios infantiles”.

El informe destaca que los matrimonios forzados “están estrechamente vinculados a actitudes y prácticas patriarcales muy arraigadas que depende en gran medida del contexto” y que aproximadamente “dos tercios de ellos se dan en los países de Asia y el Pacífico”, prevalencia que “es mayor en los estados árabes”, en donde alcanza a “4,8 personas de cada 1.000”.

Con relación a los trabajos forzados, el documento señala que el 52% de los casos estimados se registran en los países de renta media-alta o alta, y están relacionados con situaciones de explotación sexual con fines comerciales, condición que afecta a casi cuatro de casi cinco mujeres y niñas sometidas a trabajos forzados y que, en su mayor parte, son migrantes que huyen de sus países de origen empujados por la miseria y/o la guerra.

“Los trabajadores migrantes tienen tres veces más probabilidades de realizar trabajos forzados que los trabajadores adultos no migrantes. Si bien la migración laboral tiene un efecto ampliamente positivo en las personas, los hogares, las comunidades y las sociedades, este hallazgo demuestra cómo los migrantes son especialmente vulnerables al trabajo forzoso y a la trata de personas, ya sea por la migración irregular o mal gestionada por las autoridades, o bien por prácticas de contratación injustas”, subrayan los autores del trabajo.

"Es escandaloso que la situación de la esclavitud moderna no mejore. Nada puede justificar la persistencia de este abuso fundamental contra los derechos humanos", dijo el director general de la OIT, Guy Ryder. "Sabemos lo que hay que hacer, y sabemos que se puede hacer. Es fundamental contar con políticas y regulaciones nacionales eficaces”, agregó el titular del organismo durante la presentación del informe.

El funcionario especificó que “las normas internacionales proporcionan una base sólida” para combatir la esclavitud moderna, aunque subrayó la necesidad de que el enfoque incluya no solo a los gobiernos, sino también a “los sindicatos, las organizaciones empresariales, la sociedad civil y los ciudadanos”, a los adjudicó “un papel fundamental que desempeñar".

Por su parte, António Vitorino, director general de la OIM, aseguró que el “informe subraya la urgencia de garantizar que toda la migración sea segura”. Vitorino afirmó que  “la reducción de la vulnerabilidad de los migrantes al trabajo forzoso y a la trata de personas depende, en primer lugar, de marcos jurídicos nacionales que respeten, protejan y hagan realidad los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los migrantes en todas las etapas del proceso migratorio”.

El trabajo, presentado en la sede de la OIT, en la ciudad suiza de Ginebra, propone una serie de medidas. Entre ellas, mejorar y hacer cumplir las leyes y las inspecciones en al ámbito laboral, poner fin al trabajo forzado impuesto por el Estado, reforzar las medidas para combatir la trata de personas, ampliar la protección social e inspeccionar las cadenas de suministro de las grandes empresas, además de un mayor apoyo a las mujeres, niñas y personas vulnerables.

"La esclavitud moderna es la antítesis del desarrollo sostenible. Sin embargo, en 2022, sigue apuntalando nuestra economía mundial. Es un problema creado por el hombre, relacionado tanto con la esclavitud histórica como con la persistente desigualdad estructural. En una época de crisis agravadas, una auténtica voluntad política es la clave para acabar con estos abusos", finalizó Grace Forrest, directora y fundadora de Walk Free.

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