Con el paso de las horas, luego de competir lesionada en los 1.500 de Tokyo 2020, sus primeros Juegos Olímpicos, y de hablar en zona mixta con lágrimas en los ojos, la atleta uruguaya María Pia Fernández contó con más detalles cómo fue su lesión y los efectos que le dejó haber corrido con una distensión muscular.
“Fueron días muy duros a nivel físico y emocional”, escribió la atleta de Flores en su cuenta de Instagram. “El día jueves durante el entrenamiento sentí el clásico “latigazo” que todo deportista teme. Horas después una resonancia confirmó lo que mi cabeza ya sabía: lesión de 9mm en el gemelo interno”.
Ese día, por la tarde en Tokio, Pia hizo algunos ejercicios leves, como contó a Referí mientras respondía una nota vía WhatsApp, sin dar detalles de la molestia que tenía.
La idea era bajar el dolor para llegar en las mejores condiciones dentro de lo posible al domingo. “Acá ya sin margen de tiempo, junto a Seba (Allende, su entrenador), Daniel (Zarrillo, médico de la delegación uruguaya), y equipo hicimos todo lo posible por bajar la inflamación y poder llegar”, contó. “Agradezco a ellos por haber respetado mi decisión de estar en la línea de salida pese a que no estaban dadas las condiciones”.
El domingo, en el Estadio Olímpico de Tokio y luego de anunciar que estaba lesionada horas antes de su prueba, salió a la pista sin poder hacer la activación precompetitiva.
“Así fue que sin poder entrar en calor ni haber podido correr los días previos, me paré en esa línea de largada y mi corazón hizo el resto”, escribió. “Cumpliendo mi sueño de ser olímpica. Quienes me conocen saben que, aunque llegué, me duele no haber demostrado mi mejor versión”.
Con una venda en su zona afectada, la atleta trinitaria logró completar la carrera de 1.500 en 4.59.56, cuando esta temporada lo venía de correr, en España, abajo de 4'11''. Fue última en su serie y terminó 43° de 45 en la general porque otras dos atletas, de otras series, abandonaron.
Tras su esfuerzo, contó cómo quedó: “Estoy con un poco más de dolor y un pequeño hematoma, secuelas de haber corrido en estas condiciones. Pero era el precio que estaba dispuesta a pagar. Ahora, a recuperarme y mirar para adelante”.
“Sí, duele un montón”, agregó. “Pero mi músculo sanará y mi corazón también. “Soy olímpica y aunque un poco trillada, la frase "el dolor pasará, pero el orgullo de haberlo logrado quedará para siempre" aplica más que nunca”, señaló la atleta de 26 años quien dijo que ya está enfocada en llegar a París 2024, los próximos Juegos.
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