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Error confirmado con la marihuana

La legalización ha fracasado como factor para contener el consumo de otras drogas aun más perniciosas
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12 de noviembre de 2015 a las 14:00

Cifras oficiales acaban de confirmar la “piedra libre” que el expresidente José Mujica aseguró que no se produciría como consecuencia del disparate de legalizar la marihuana. En lo que va de este año casi se duplicó la incautación de plantas ilícitas, que saltaron de 621 en 2014 a 1.058 en los primeros 10 meses de 2015, halladas en plantaciones clandestinas y hogares alentados por la legalización. Al mismo tiempo, ha seguido aumentando el ingreso incautado de los tóxicos prensados de marihuana provenientes de Paraguay, en tanto no declina el consumo de la letal pasta base, que Mujica creyó inocentemente que se abatiría con la legalización del cannabis.

El volumen de estupefacientes registrado por el Instituto Técnico Forense, información a la que tuvo acceso El Observador, solo refleja lo incautado por la Policía y otros organismos. Excluye obviamente los plantíos ilícitos de marihuana no detectados y el contrabando de drogas que eluden los controles de las autoridades e inundan el país, entre otras, con cocaína y las pastillas de éxtasis. La conclusión ineludible es que la legalización de la marihuana ha fracasado como factor para contener el consumo de otras drogas aun más perniciosas. Mujica había prometido que daría marcha atrás en la legalización si se comprobaba que no daba el resultado buscado. El error está comprobado pero Mujica ya no está en la presidencia para cumplir su promesa.

Durante la campaña electoral su sucesor Tabaré Vázquez se declaró contrario a la legalización, aunque después aclaró que al haberse aprobado por ley tendría que cumplirla. Como estudios científicos asignan riesgo cancerígeno al consumo regular de marihuana, la oposición de Vázquez está en línea con su lucha contra el tabaquismo para combatir la misma enfermedad. Pero pese a la reprobación de Vázquez, igualmente se arrastra desde hace tiempo un lento proceso a los tumbos para regular la producción, venta y consumo de cannabis. Hay 17 clubes de consumidores y 3.150 cultivadores individuales registrados en el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca). Estos últimos están limitados a seis plantas por hogar, restricción imposible de controlar a menos que un gigantesco cuerpo inspectivo vaya casa por casa.

El Ircca ha asignado a dos empresas tierras fiscales para la producción masiva, mientras siguen debatiéndose formas de control y medidas de seguridad para evitar desvíos ilegales. Ahora hasta se anuncia que, además de la ley y su enredada reglamentación, será adicionalmente necesario un decreto para prohibir que los trabajadores tengan o consuman marihuana durante su jornada laboral. Se programa la venta en farmacias, pese a una declaración adversa de la asociación de químicos farmacéuticos con el sensato argumento de que esos establecimientos están para vender productos que mejoren la salud y no los que la perjudiquen, como es el caso con la marihuana. La ley que generó esta perniciosa caja de Pandora es derogable o, al menos, aplicable con enormes restricciones que no tuvo en cuenta la anterior administración. Le cabe al gobierno del presidente Vázquez la responsabilidad de, por esa u otra vía, minimizar el daño causado a la población por el error de Mujica, que no es cuantificable pero sí indiscutible.

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