Unos 72 millones de personas que viven en zonas rurales de países latinoamericanos y caribeños carecen de conectividad con estándares mínimos de calidad, mostró la investigación “Conectividad rural en América Latina y el Caribe: estado de situación, retos y acciones para la digitalización y el desarrollo sostenible”, presentada este jueves por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Banco Mundial, Bayer, CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, Microsoft y Syngenta.
Comparados con datos de 2020, cuando se verificó que unos 77 millones de personas no accedían a conectividad significativa rural, los datos del nuevo reporte indican una mejora del 12% en el acceso a este servicio vital.
El estudio, que concentró su trabajo en 26 países latinoamericanos y caribeños y ofrece un completo panorama sobre la situación de la conectividad rural en la región, reveló también que la brecha de conectividad urbano-rural, que mina un inmenso potencial social, económico y productivo en un ámbito estratégico en el que se juega la seguridad alimentaria y nutricional de buena parte del planeta, se ha expandido respecto a las mediciones presentadas en el 2020.
Actualmente, un 79% de la población urbana cuenta con servicios de conectividad significativa (ante el 71% reportado hace dos años), mientras que en las poblaciones rurales el porcentaje es del 43,4% (ante 36,8% en el informe previo), lo que indica una brecha de 36 puntos porcentuales y muestra que si bien respecto al informe de 2020 el porcentaje de conectividad significativa rural mejoró en casi 7 puntos, la brecha urbano-rural de conectividad significativa se acrecentó 2 puntos en 2022.
Los datos presentados, por lo tanto, constataron que existe una brecha rural persistente, que reclama acciones decididas y soluciones innovadoras.
Las estimaciones realizadas permitieron caracterizar la situación de la región mediante tres clústeres de 26 países, en los que todos exhiben rezagos de conectividad, presentes en las áreas rurales desde hace décadas:
De acuerdo al nuevo trabajo, las dificultades para incrementar más rápidamente el acceso a la conectividad rural pasan por obstáculos persistentes en la mayoría de los países en el empleo de los fondos de acceso universal, problemas en la implementación de nuevas instalaciones debido a la infraestructura eléctrica y de carreteras, elevados costos de inversión y menor costo-efectividad para las compañías operadoras, y una escasez de estímulos que alienten las inversiones en el ámbito rural.
“Superar la brecha de conectividad y en las habilidades digitales en la ruralidad requiere de la concurrencia de políticas públicas, de la participación del sector privado y de la cooperación internacional para resolver el estado de situación actual. Los países de la región, si bien están encarando acciones en materia de actualización de marcos regulatorios y desarrollo de agendas y políticas digitales, no han logrado implementar soluciones a gran escala, y presentan requerimientos importantes en materia de inversiones en infraestructura. Muchos de los avances son aún transitorios y por lo tanto hay riesgos de que se pierdan los logros obtenidos”, señaló la investigadora del IICA que lideró la elaboración del trabajo, Sandra Ziegler.
“Mejorar e invertir en conectividad es una apuesta que favorecerá el crecimiento económico de los países. Hay evidencias que demuestran el vínculo positivo entre el uso de infraestructura y el Producto Interno Bruto (PIB). La conectividad, el desarrollo de las redes móviles y la inversión para su sostenibilidad y su eventual expansión son un aporte importante en el proceso de recuperación económica post-pandemia, y para el desarrollo regional”, indicó por su parte Joaquín Arias Segura, especialista técnico internacional del IICA y colíder de la investigación.
El IICA realizó este trabajo a partir de un consenso interinstitucional que considera que promover la conectividad es condición indispensable y prioritaria para permitir el desenvolvimiento del conjunto de la vida productiva, social y comunitaria en la ruralidad.
Además, las transformaciones tecnológicas y las aplicaciones de éstas a la producción en el ámbito rural, con los consecuentes beneficios económicos y sociales que generan, exigen alentar políticas e iniciativas que salden la brecha de conectividad rural.
La investigación constituye un llamado a una acción decidida de gobiernos, el sector privado y la sociedad civil para corregir las brechas de conectividad rural de forma rápida.
El trabajo considera que el cambio tecnológico en el ámbito rural ha contribuido a aumentar los niveles de productividad de los cultivos en las regiones más rezagadas, por lo que la conectividad tiene un gran potencial para fomentar las rupturas de círculos viciosos que hoy generan inseguridad, pobreza y emigración de la población que habita en la ruralidad.
Por eso, una mejora sustancial de la conectividad rural sería clave para facilitar el acceso de los productores a las cadenas de comercialización, contribuir al relevo generacional en la agricultura, empoderar a las mujeres rurales e impulsar la bioeconomía, entre otros impactos, además de ser una condición necesaria para la diseminación de conocimientos e información estratégica para mejorar cultivos y rendimientos, e implementar buenas prácticas agrícolas, contribuyendo a la generación de más ingresos en el campo.
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