Desde el pasado lunes 12 de diciembre están abiertas las inscripciones a Educación Primaria. Decenas de padres acudieron a las instituciones educativas con larga anticipación y terminaron haciendo filas durante horas para poder anotar a sus hijos en la escuela.
En tal sentido, la inspectora técnica de Primaria Selva Pérez dijo a El Observador que “perdura en el imaginario social una idea de que, si llego primero, primero va a quedar mi hijo en el grupo”. A su entender, esta es una forma de pensar que se debe “desterrar”.
Desde el lunes 12 hasta el viernes 16 inclusive, cada institución educativa recibe a los padres para que inscriban a sus hijos. Los cupos disponibles que quedan son muy relativos, relacionados a cada institución, dijo Pérez.
La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) publicó este lunes un comunicado referido a las inscripciones, en el que se aclara que el orden en que se realice la inscripción no constituye un criterio de selección o prioridad para el ingreso del niño.
“Si una escuela tiene 10 cupos, podrá recibir 40 inscripciones. Cuando se terminan de recibir, el director se sienta y ve quiénes son los que tienen que entrar primero” en relación a una serie de criterios que la ANEP tiene definidos “hace más de dos décadas”, enfatizó Pérez.
Estos criterios consisten en:
• que el niño ya esté inscripto en Educación Inicial en la misma escuela;
• que tenga hermanos que ya asisten a esa escuela;
• el nivel educativo o “cultural” —según Pérez— del adulto referente, y
• que los adultos referentes tengan trabajo u “ocupación remunerada”.
“Yo puedo ir el último día a inscribirlo y a lo mejor queda, porque tiene un hermano”, ejemplificó la inspectora. A su vez, cuando esas consideraciones terminan, si “ya nadie se ajusta, ahí se los va ingresando”, indicó.
Por otro lado, la funcionaria de la ANEP sostuvo que se trabaja para que los directores, si le niegan el cupo en una institución a un alumno, coordinen con otro director de otra escuela cercana o “que le sirva a la familia” para que ingrese allí. “O sea, no se deja sola a la familia”, remarcó Pérez.
De esta manera, sobre la insistencia de los padres en acudir con antelación al centro educativo y hacer largas filas de espera, la inspectora señaló que la solución es “convenciendo a la familia de que confíen” en que se les podrá dar una respuesta y se inscribirá a los niños.
“Me extraña de que no la podamos convencer cuando año tras año les damos la solución”, expresó.
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