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Ismael Serrano: "Con la edad te despojas de muchos prejuicios”
Cronista implacable de su tiempo, la música de Ismael Serrano fue abriéndose paso a fuerza de poesía y compromiso a lo largo de dos décadas de carrera solista, que hoy lo sitúan como uno de los referentes de la canción española. Más de 10 discos editados, varios de ellos de oro y platino de este lado del charco, lo han convertido en un artista sin fronteras, que se siente igual de cómodo tocando en Madrid que en Buenos Aires, México o Montevideo. Su último disco, La llamada, es la respuesta de un artista que sufre por vivir en una España demacrada por la crisis económica, pero que llama a levantarse, a no aceptar la derrota y a juntarse en la calle para salir adelante. Con 40 años cumplidos y una hija recién llegada al mundo, Serrano se encuentra en un gran momento personal, que admite, se refleja en su música. El disco abreva en ritmos latinoamericanos, ya que es posible encontrar desde un candombe a una samba, pasando por un bolero, una bachata o una trova cubana. Batá, bongó, güiro, pandeiros y tambores, acompañan el sonido habitual de su guitarra y su voz. A Uruguay lo une su pasión por Mario Benedetti y ahora el descubrimiento del candombe, un ritmo que dice, llama al encuentro. Para saber más sobre la génesis del disco, El Observador conversó con el autor de Papá cuéntame otra vez.
¿En qué se diferencia este último disco del anterior?
La Llamadaes un disco más contundente ya desde el ritmo, quizás porque para mí tiene un carácter de celebración. A veces un disco depende de las circunstancias personales del artista, muchas veces un álbum retrata un momento anímico. Yo acabo de cumplir 40 años, tengo una hija preciosa, es un momento feliz de mi vida y creo que eso se transmite. Pero claro, también está la realidad de España, que yo no puedo eludir.
Las canciones llaman a levantarse, a superar los problemas, a dar pelea. ¿Ve un final para la crisis española?
Creo que las crisis tienen distintas fases. En este disco lo que digo es que hay que desprenderse de la resignación y el lamento Creo que el duelo ya se hizo y ahora estamos en una etapa de recuperación de la autoestima. Yo, para hacer un trabajo que sonara optimista y esperanzador, recurrí para este disco a los ritmos latinoamericanos, que tienen un carácter más comunicativo, que apelan a la danza, a lo coral en la canción. No obstante en conjunto no diría que es un disco rupturista, más bien creo que se trata de una nueva vuelta de tuerca a mí música..
No es lo mismo ser solista que tener ser una banda, el peso recae en uno solo. ¿Cómo lo lleva?
Bien. Quizás porque desde siempre me vi un artista solista, buscando un sonido propio. La banda es una forma más directa, más rápida, de hacer música. El trabajo del solista es más arduo, tal vez porque además de la música y la voz están los textos, que son esenciales. La tarea del músico solista es de búsqueda constante y a la hora de grabar en los estudios hay una tensión creativa muy importante, que a mí me gusta mucho.
Usted hace la música y las letras de sus canciones. ¿Tiene un método a la hora de componer?
La verdad es que lo hago de manera muy variada. A veces sin buscarlo surge algo. Otras, agarro la guitarra y parto de una música o una armonía, para después buscar la letra. Soy poco disciplinado en ese aspecto, no tengo horarios ni un lugar específico para componer, pero lo que siempre necesito es silencio absoluto. Por eso tiendo a aislarme. Componer es un diálogo conmigo mismo. Se trata de repasar ideas y revivir emociones, y eso yo lo hago a solas.
Casi 20 años de carrera, ¿se reconoce en aquel joven que tocaba en todos los bares de Madrid?
Hay una canción en este disco, Éramos tan jóvenes, que viene a decir que sí, que me reconozco en aquel joven que fui. Pero también creo que he aprendido unas cuantas cosas con los años, en el camino. Creo que con el paso del tiempo me he puesto menos solemne. Además, pienso que con la edad te despojas de un montón de prejuicios. Te reafirmas en tus convicciones.
Benedetti, Vallejo, Neruda, son algunos poetas que nombra siempre como influencias. ¿Cómo nace su vínculo con la literatura?
Por mi padre, que era periodista y además le gustaba mucho la poesía y tenía esos autores en la biblioteca. Yo empecé a componer con esos libros, con 15 años. Además de escuchar a Joan Manuel Serrat que cantaba a Antonio Machado y a Miguel Hernández. Con Mario Benedetti, por ejemplo, siempre sentí el peso de una historia común, a su poesía le encuentro una cotidianeidad que rompe fronteras, un lenguaje que hace que uno se conecte a lo que dice. Y está aquello de defender la alegría, como él decía.
¿Cómo surge la canción Candombe para olvidar?
La verdad es que la compuse para un amigo que quedó destrozado tras una rotura sentimental. Yo quería que la canción tuviera un carácter muy popular y por eso apunte al candombe, que me despierta esa sensación de pueblo que sale a la calle, a compartir, a resistir a pesar de todo.
También le sigue cantando simplemente al amor como en Bachata mediterránea o en Ahora que te encuentro.
El amor es un tema universal, es lo que nos rescata de todo naufragio. Uno busca refugio en el amor, porque es lo que te permite sobrevivir a todo lo demás.
Y de aquí en más, ¿qué?
En España debemos seguir construyendo nuestro relato, el de nuestra generación, como lo hicieron en su momento nuestros padres. Nosotros debemos todavía buscarlo, darle forma. Creo que en España, a pesar de las situaciones dramáticas que se viven, todavía hay momentos de efervescencia, de creatividad, de alegría, de rebeldía. La llamada es un esbozo de ese relato en el que hay que seguir trabajando.
