Nacional > El cambio social

La familia de padre, madre e hijos pasó a ser minoritaria

Ese modelo, antes hegemónico, pasó a ser minoría en los últimos 40 años, lo que obliga a Uruguay a repensar varias de sus políticas públicas
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28 de mayo de 2017 a las 05:00
Si hay un ámbito en el que Uruguay vivió una verdadera revolución en los últimos 40 años ese es el familiar. Esa idea del país de cambios lentos y perezosos queda en el olvido a la hora de indagar qué ocurrió en la composición de los hogares desde que Uruguay volvió a la democracia en 1985.

¿Qué fue lo que ocurrió? Las llamadas familias tradicionales, conformadas por los dos padres y los hijos, dejaron de ser la mayoría y dieron espacio a muchas otras formas de hogares. Juan José Calvo, un referente en demografía a nivel local, representante auxiliar del fondo de población de Naciones Unidas en Uruguay, explicó lo importante que es este cambio, a pesar de que no parece estar en agenda. "Ese era el modelo hegemónico y muy mayoritario hace poco tiempo atrás, hace 30 años. Hoy es un modelo minoritario. Hoy son minoría la cantidad de hogares que están compuestos por los dos padres y los hijos". dijo Calvo.

"Esa transformación va a gran velocidad. Si se mira la foto en 1985, y se contrasta con la actual, la sociedad uruguaya cambió muchísimo desde ese punto de vista", agregó el experto a El Observador.

Los cambios a enumerar son varios. Por un lado, ocurrió un exponencial aumento de los hogares conformados por una única persona, pero al mismo tiempo también crecieron de gran forma los hogares monoparentales, fundamentalmente de la mano de mujeres que quedan solas a cargo de los hijos.

Debido al gran aumento de los divorcios, también hay más casas donde conviven los hijos que los cónyuges tuvieron en matrimonios anteriores. "Hoy ya no tiene ningún tipo de sentido hablar de 'la familia'. Hay que hablar de 'familias'. Es tremendamente veloz el cambio que ocurrió en ese sentido", enfatizó Calvo.

El 17% de los hogares en Uruguay están compuestos por parejas sin hijos.

El adiós al papá, mamá e hijos juntos es un fenómeno interesante a estudiar desde el punto de vista sociológico pero, más allá de eso, también obliga a las autoridades de diversos ámbitos a pensar la eficiencia de sus políticas. ¿Es hora de reformular las estrategias de Uruguay como país? A juicio de los expertos, sí. La vivienda, los espacios de ocio, las asignaciones familiares y hasta varias leyes merecen ser evaluadas a la luz de esta nueva realidad. A la hora de enfrentar el fenómeno, lo primero que deben hacer quienes toman decisiones es aceptarlo y, de ningún modo, perder tiempo en diseñar estrategias para que la familia hegemónica vuelva a ser mayoritaria. Sería una pérdida de tiempo.
Ignacio Pardo, demógrafo, docente y coordinador del programa de población de la Universidad de la República, fue enfático en ese sentido.

"El escenario es irreversible. No es razonable pensar que haya un retorno a una mayoría abrumadora de hogares basados en familias nucleares (padre, madre e hijos). Lo principal es no intentar revertir esa tendencia, sino más bien adaptar las políticas para lograr los objetivos de bienestar de las personas", sostuvo.

El sociólogo Gustavo Leal dijo que el sistema de asignaciones familiares tiene su origen en la década del '40 y que, dado los vertiginosos cambios que han ocurrido desde entonces, debe estar bajo la lupa.

"El escenario es irreversible. Lo principal es no intentar revertir esa tendencia, sino más bien adaptar las políticas para dar bienestar"

"Inicialmente estaba diseñado para el apoyo a las familias con hijos que tenían un empleo formal. En los últimos 20 años el mecanismo de asignación fue cambiando y reconociendo los nuevos arreglos familiares. Sin embargo, en el marco de un rediseño necesario del sistema de transferencias en Uruguay, debería contemplarse con más profundidad la diversidad de situaciones que impactan directamente en la crianza y el desarrollo de los niños. A mi juicio, esta revisión debería estar orientada a ampliar derechos y mejorar coberturas diferenciales para registrar las diversas configuraciones familiares", opinó.

Pero hay otros ámbitos en los que deberían asomar cambios. Uno de ellos es en la vivienda. Leal sostuvo que debe haber una clara adecuación de la política de vivienda para dar respuesta a las nuevas realidades. Respuestas que vayan desde una oferta accesible para las personas divorciadas (que hoy en día son más que las que se casan) hasta servicios de apoyo para los hogares unipersonales. "En este último caso, si bien hay un grupo relevante compuesto por mujeres mayores de 65 años, los hogares unipersonales han crecido a partir de la existencia de jóvenes que se van a vivir solos en forma temprana o personas de entre 30 y 50 años que se divorcian o se separan", explicó.

En materia de vivienda, el mercado, que siempre es más ágil que el Estado, ya ha detectado las necesidades habitacionales que tiene el Uruguay actual y ha comenzado a construir apartamentos para personas solas.

Leal también opinó que parte del marco legal uruguayo debe ser evaluado. "Hay un conjunto de normas legales que deben adaptarse ya que están pensadas para el modelo tradicional de familias. Algunas de ellas ya han ido cambiando", sostuvo y mencionó como ejemplos al sistema de licencias por maternidad y paternidad.

Una nueva política de ocio


Otro aspecto muy importante a repensar es la política de ocio y tiempo libre. La multiplicación de hogares conformados por una única persona puede llevar a la soledad creciente y a un proceso de aislamiento lo cual es, a todas luces, algo muy negativo.

La socióloga y demógrafa Mariana Paredes dijo que la soledad genera "consecuencias fuertes". Por tal motivo, es trascendente contar con opciones de entretenimiento y, por supuesto, un eficiente sistema de transporte para que las personas puedan llegar a ellas.

"Si hay un ámbito donde se expresa con nitidez la existencia de un ´nuevo uruguayo´es en la composición de los hogares y los arreglos familiares"

Este aspecto cobra mucha importancia si se tiene en cuenta quienes son esos uruguayos que mayoritariamente viven solos: son los viejos. "Del porcentaje de hogares unipersonales que aumenta, la enorme parte se debe a que hay más personas mayores", sostuvo Paredes. Esa es una particularidad de Uruguay respecto a otros países de Latinoamérica, en donde ellos suelen permanecer junto a sus hijos.

Ante este escenario, es clave que funcione en forma eficiente una de las grandes apuestas del tercer gobierno del Frente Amplio: el Sistema de Cuidados.

El presidente Tabaré Vázquez lo definió como su buque insignia y lo puso en manos del socialista Julio Bango. A la vista de los datos, es unánime entre los expertos la idea de que Uruguay necesita una efectiva política de cuidados. Todos los académicos consultados hicieron énfasis en ese hecho.
Leal, por ejemplo, recordó que el modelo tradicional de familias representa en el Uruguay de hoy solamente algo menos de 1 cada 3 hogares . "En la medida en que los hogares tradicionales corresponden a menos del 30%, es evidente que existen sectores con más dificultades para afrontar la crianza de los niños", dijo el sociólogo. El 11% de los hogares uruguayos son uniparentales. Entre ellos, hay una abrumadora mayoría de mujeres. Si ellas salen a trabajar, ¿quien cuida a los niños?
Treinta años no es nada

En las últimas tres décadas, hubo una verdadera revolución en la formación de las parejas.

"Ese cambio se expresa en la abrupta caída de los matrimonios (bajaron 50%), en la casi duplicación de los divorcios y las separaciones, y en el aumento vertiginoso de las uniones libres", sostuvo Leal.
Hoy en día, la unión libre representa el 80% de la formación de parejas entre los jóvenes, de acuerdo a los resultados que mostró el censo 2011. Los uruguayos ya tomaron sus decisiones en forma privada. Ahora es hora de que los políticos logren tomar las decisiones necesarias para otorgarles bienestar.

En ese sentido, el sociólogo Leal observa cierta lentitud para entender de una buena vez por todas las consecuencias que tiene decirle adiós a la familia tradicional de mamá, papá y los niños.

"Tal vez, los decisores políticos y ciertos círculos de formación de opinión se han quedado rezagados en la interpretación de la sociedad", sostuvo. Aquella estructura familiar ya no es la elegida por la mayoría. El desafío es grande y está en la cancha de las autoridades.

Del silencio casi vergonzoso a la libertad


La revolución que vivió Uruguay en las últimas cuatro décadas comenzó siendo silenciosa. Hasta cierto punto, tanto los protagonistas como sus entornos ocultaban esas nuevas formas de relacionamiento alejadas de las costumbres impuestas socialmente en el pasado. El sociólogo Gustavo Leal dio algunos detalles de esa modificación, que dejó de encerrarse y salió a la calle sin prejuicios. "En los últimos 15 años, esa revolución dejó el silencio y se hizo pública, aumentó su velocidad y dejó de ser invisible", comentó Leal a El Observador. "Los cambios ocurridos son profundos y radicales. Hay sin duda un cambio de mentalidad muy relevante que trajo consigo asumir nuevos arreglos familiares despojados de la institucionalidad de las reglas del matrimonio y también de las presiones de los entornos familiares", agregó Leal. Dijo que si hay un ámbito en el que se expresa con nitidez el llamado "nuevo uruguayo" es en la composición de los hogares y en las estructuras familiares.

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