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La ganadería uruguaya favorece la preservación de uno de los biomas más amenazados en el planeta
El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) publicó el estudio “Producción ganadera, hábitats naturales y bienestar humano”, y evidenció que la ganadería uruguaya favorece a preservar los pastizales naturales, uno de los biomas más amenazados del planeta.
La investigación muestra que la forma de producción de carne uruguaya ayuda a conservar la biodiversidad, tiene un impacto positivo en el bienestar humano y ayuda a mitigar el calentamiento global.
Base forrajera: campo natural
La publicación indica que más del 60% del área de producción ganadera uruguaya está sobre campo natural. Casi la totalidad de la cría de terneros, el 45% de la recría y el 29% de la invernada de los novillos faenados tiene como base forrajera el campo natural y casi un tercio de los ganados faenados han utilizado únicamente esa pastura.
En 2020 solo el 14% de la faena se terminó a corral durante un período de 60 a 90 días.
Ganadería que protege
Walter Baethgen, vicepresidente del INIA, explicó a El Observador que los sistemas de producción ganadera a nivel mundial son muy heterogéneos y sostuvo que la ganadería uruguaya “no solamente no invade ni destruye ecosistemas naturales, sino que por el contrario, protege uno de los que están más amenazados en el mundo, que son las pasturas”.
Comentó que en algunos países la producción ganadera tiene como base la tala de bosques y quema de árboles para la plantación de pasturas. “Eso desde el punto de vista ambiental es muy embromado, porque se destruyen los ecosistemas naturales para producir carne y el caso de Uruguay es el opuesto” añadió.
Servicios ecosistémicos
La ganadería uruguaya genera “servicios ecosistémicos”, que favorecen al bienestar humano. Por ejemplo, en las cuencas de campos naturales el agua es más limpia, porque la regulación hídrica es buena. Además, se mantiene la biodiversidad, lo que es beneficioso para los productores ganaderos, porque cuando hay muchas especies conviviendo, frente a un evento climático desfavorable, como lo es una sequía, “hay especies que van a aguantar más”, detalló Baethgen.
Uruguay tiene protocolos para evaluar la oferta de estos servicios, así como la integridad ecosistémica, la biodiversidad y el nivel de conservación del campo natural, que combinan la observación del campo con el uso de imágenes satelitales. Con base en esto se desarrollan procesos de certificación y/o tipificación de la ganadería.
El Índice de Integridad Ecosistémica (IIE) combina aspectos relacionados con la estructura de la vegetación, la diversidad de las especies, el estado de conservación del suelo y de los cursos de agua para evaluar el nivel de conservación de diferentes coberturas en el campo.
Ganadería y medioambiente
Los impactos de la ganadería en el cuidado medioambiental, frecuentemente discutidos, se pusieron nuevamente sobre la mesa al inicio de 2021 luego de que el fundador de Microsoft, Bill Gates, impulsor de acciones para evitar la aceleración del cambio climático, llamara a las “naciones ricas” a consumir carne sintética para abatir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El vicepresidente del INIA destacó que “hay sistemas de producción ganadera en Uruguay que son ambientalmente sostenibles”, e indicó que se demostró que estos sistemas permiten “sacar dióxido de carbono de la atmósfera y a través de la fotosíntesis de las plantas de las pasturas naturales secuestrar carbono y limpiar la atmósfera”, al tiempo que se aumenta la materia orgánica del suelo.
En esa línea, insistió en que los resultados de la investigación antes mencionada permiten verificar los impactos de la ganadería y resaltó que Uruguay tiene un gran nivel de trabajo científico.
“Estos no son argumentos de marketing para vender más carne. Son cosas verificables sustentadas con muy buena investigación nacional publicada en todo el mundo”, reflexionó.
Cambió el consumidor
Para este investigador, en las próximas décadas “la carne no va a ser un commodity consumido por grandes masas” y por eso es importante que Uruguay tenga la posibilidad de diferenciar su producción mostrando de qué manera desarrolla la ganadería, actividad que tiene una gran importancia económica para el país.
“Creo que no sería nada raro que en 10 o 15 años las proteínas sintéticas lleguen a tener un valor igual o menor que la carne que se produce ahora. Pero los consumidores han empezado a valorizar cosas que antes no”, destacó.
Baethgen agregó que la carne uruguaya se diferencia de otras por ejemplo desde el punto de vista del bienestar animal, “que es muy bueno si lo comparamos con otros sistemas de producción y eso tiene un valor agregado que el consumidor va a valorizar al elegir una carne que no se produjo en sistemas confinados o en un laboratorio”.
Uruguay tiene “muchísima investigación en muy buenos niveles”
El vicepresidente del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), Walter Baethgen, comentó a El Observador que “la investigación agropecuaria nacional ha desarrollado muchísima más información de lo que la gente conoce”, y que un primer esfuerzo que se tiene que hacer desde el instituto es traducir ese conocimiento científico en información entendible y utilizable, tanto para productores del sector como para quienes trabajan en la elaboración de políticas públicas para el agro, por ejemplo, autoridades del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).
La investigación científica forma un ciclo, indicó, y en el proceso de traducción y transmisión de la información se genera nueva demanda de conocimiento.
Según destacó, Uruguay tiene “muchísima investigación en muy buenos niveles”, y desde la institucionalidad se debe trabajar en la traducción de la misma por ejemplo en herramientas que sean útiles, como tecnología para el agro.
Baethgen comentó que actualmente los productores del sector agropecuario están demandando información.
En reuniones que el INIA ha mantenido con diferentes gremiales en el marco de la creación del plan estratégico –por el que el instituto impulsará las investigaciones para los próximos cinco años– uno de los pedidos más frecuentes es la búsqueda de datos acerca de los efectos que tienen las diferentes producciones del sector rural en el medio ambiente y qué medidas prácticas se pueden implementar para mejorarlos.
“Los productores de distintos subsectores saben que hay una responsabilidad de contribuir a mejorar la situación ambiental, pero además saben que hay una oportunidad comercial en ello. Si somos capaces de certificar y demostrar que nuestra producción genera un valor agregado ambiental eso nos conviene a todos. Hay toda una red de actores ávidos por este tipo de información y estamos tratando de hacer que INIA integre la información especializada y pueda traducirla para que se pueda acceder a ella de una manera entendible”, sostuvo.
Datos científicos
Investigadores del Instituto Nacional de Investigación (INIA) desarrollaron el estudio científico “Producción ganadera, hábitats naturales y bienestar humano” tomando como puntapié inicial algunos cuestionamientos sobre la sostenibilidad ambiental de la producción ganadera nacional e internacional, que se vinculan principalmente con la destrucción de ecosistemas naturales, efectos en el cambio climático y con la producción de carne en sistemas de confinamiento.
La publicación reúne argumentos científicos generados por investigadores del INIA y publicados en múltiples revistas científicas internacionales “que clarifican el verdadero impacto de la actividad agropecuaria en Uruguay”, sostiene información publicada en inia.uy, donde se puede acceder a la investigación completa que está libre para descargar en formato digital en alta calidad y en una versión comprimida.
