Es asaz sabido que la izquierda, en especial cuando se sincera, sale del closet y se revela comunista, trotskista y afines, como es el caso y lo será más en el futuro, preconiza el respeto por las urnas y los principios sagrados de la democracia cuando gana las elecciones y hace los cambios que se le ocurre. Por el contrario, cuando es derrotada, clama por el debate, el diálogo, la sana alternancia y el equilibrio, e impide toda modificación a sus avances previos por mínima que fuera.
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