Comprar por internet, realizar transacciones bancarias y acceder a los canales digitales de las empresas son algunas de las acciones que más ejecutan los usuarios de bancos y financieras y, si bien esto les trae beneficios, —como la facilidad de operar a toda hora sin tener que concurrir a una sucursal— también implica riesgos crecientes, como movimientos fraudulentos o suplantación de identidad.
Para dar solución a este problema, el Banco Central del Uruguay (BCU) emitió la Circular 2395. Esta normativa está dirigida a los emisores de instrumentos electrónicos —medios de pago electrónico que permiten efectuar transacciones a través de internet, cajeros automáticos, etcétera; según la Ley de Inclusión Financiera—, con el objetivo de velar por la seguridad de sus usuarios. Para ello, establece obligaciones y un régimen sancionatorio para las empresas del sector financiero.
La norma involucra a bancos, bancos de inversión, casas financieras, instituciones financieras externas, cooperativas de intermediación financiera, empresas de servicios financieros, empresas de transferencia de fondos, administradoras de crédito y administradoras de plataformas para préstamos entre personas.
La regulación implica que las empresas financieras implementen cambios administrativos, como informar al cliente sobre distintos riesgos a los que se expone al utilizar el instrumento electrónico o comunicar procedimientos para notificar inconvenientes.
Además, pueden llevar a modificaciones tecnológicas para asegurar la calidad del sistema que opera el instrumento, por ejemplo, autenticando de forma inequívoca al cliente.
Para adaptarse a los cambios las empresas miran hacia la biometría, una tecnología que ofrece mecanismos de seguridad para validar la identidad de los usuarios sin tener que apelar a una larga lista de contraseñas complejas, un mecanismo que se está volviendo obsoleto y es fácil de vulnerar. Los clientes puedan autenticarse de manera remota a partir de un documento de identidad y una selfie. De esta forma, garantiza la verificación de la identidad, evita el robo de la misma y las operaciones en nombre de terceros.
"Los usuarios prefieren procedimientos simples, innovadores y sin fricción", aseguran desde la tecnológica Isbel.
Según un estudio de la investigadora de mercado de tecnología digital, Juniper Research, esta solución será la gran protagonista en pocos años: permitirá autenticar más de tres billones de dólares en transacciones en 2025, una importante superación frente a los 404.000 millones de dólares de 2020.
A su vez la biometría se presenta como una tecnología accesible también para empresas pequeñas y medianas.
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