En las casi tres semanas que lleva al frente del Ministerio del Interior, Nicolás Martinelli, delineó la impronta que le dará a la política de seguridad y dónde pondrá el énfasis en el año y medio de gestión que queda al actual gobierno.
Desde que asumió, el 5 de noviembre luego de la renuncia de Luis Alberto Heber y Guillermo Maciel por la crisis desencadenada por el caso Marset, ha mantenido reuniones con los principales actores con los que interactúa el Ministerio del Interior para fijarse prioridades y definió que se concentrará en tres grandes combates: homicidios, narcotráfico y lavado.
Para ello, hará algunos cambios en cargos que se anunciarán en una conferencia de prensa que se realizará el viernes 1 de diciembre, la primera aparición pública que hará, ya que en estas primeras semanas optó por trabajar en silencio y mantener un perfil bajo. Según supo El Observador, los cambios se realizarán a nivel de jefaturas y se mantendrá la cúpula policial encabezada por el director nacional de la Policía, José Manuel Azambuya, un policía retirado con un perfil técnico muy alto.
El esquema de trabajo del ministro Martinelli, mantendrá el enfoque dual que implica por un lado patrullaje y represión, y por otro lado atacar las causas sociales del delito, lo que implica coordinación con el Ministerio de Desarrollo Social (Mides). En ese sentido, uno de los programas que se pondrá en marcha, y se anunciará junto al presidente Luis Lacalle Pou y al ministro Martín Lema, será un piloto sobre 500 presos que salgan de la cárcel para ayudarlos a reinsertarse. El plan implica que se les entregará una tarjeta para hacerles un seguimiento y ayudarlos en esa reinserción, lo que implicará ayudarlos a conseguir un empleo o a capacitarse, y evitar que reincidan.
Además, habrá en la nueva gestión una fuerte apuesta por la tecnología para obtener mejores resultados en las investigaciones, como la adquisición de escáneres 3D que permitirán recrear la escena del crimen con imágenes fijas y ayudarán a preservar las pruebas que se pueden encontrar. En ese caso, como informó El Observador, se trata de un pedido que formularon los fiscales de Homicidios que habían visto que se utilizaba en otros países. Martinelli entendió necesario adquirirlo y dispuso que se realizara por compra directa. Asimismo se comenzará a utilizar en diciembre el software Shot Spotter que permitirá detectar el sonido de disparos para llegar antes a un tiroteo y reducir las muertes si se logra trasladar a personas heridas a centros de salud.
Según contaron las fuentes, la lucha fuerte contra los homicidios, el narcotráfico y el lavado surge de la triangulación que existe entre la violencia generada por el narcotráfico y que, a su vez, derivan en lavado de activos por los grandes volúmenes de dinero que manejan. Este último es un delito que tiene dificultades para ser investigado pero para el que también las nuevas autoridades prevén implementar nuevas medidas.
Inés Guimaraens
Martinelli en conferencia de prensa con la cúpula policial
Como una ayuda para el combate del lavado, se espera que entre a regir en enero el decomiso ampliado (previsto en la Rendición de Cuentas), una herramienta legal que permitirá que cuando se inicia una investigación se puedan decomisar bienes y congelar cuentas bancarias bajo sospecha de tener un origen ilícito.
"Conflictos criminales", no ajustes de cuentas
Para la actual gestión los crímenes que derivan de la violencia entre narcotraficantes y que han mantenido altas las cifras de homicidios no son ajustes de cuentas sino "conflictos criminales".
En un intento de combatir esos conflictos entre bandas, se espera empezar a implementar antes de fin de año el programa Cure Violence, que surgió en Chicago y se extendió a buena parte de América Latina, y que concibe a la violencia como focos contagiosos que hay que combatir desde dentro de los barrios más conflictivos. Este programa que llevará a cabo el asesor del ministerio Diego Sanjurjo, ya había sido anunciado en la gestión del ministro Heber.
Para financiar ese programa esta semana el gobierno autorizó destinar US$ 2 millones de un préstamo del BID, como informó El País. Luego de haber enviado a representantes en setiembre, y de evaluar que en Uruguay el programa puede funcionar, se definió avanzar. Una vez que se libere el dinero se realizará el llamado para seleccionar a la ONG local que trabajará, supervisada por la organización internacional, para captar y formar a los “interruptores”, referentes barriales que trabajarán en las zonas para detectar e interrumpir posibles hechos de violencia.
Entre las reuniones que mantuvo el ministro Martinelli, junto al subsecretario Pablo Abdala, esta semana se realizó una evaluación del nuevo Departamento de Homicidios, conformado por policías especializados y con experiencia en la investigación que trabajan directamente bajo las órdenes de los tres fiscales de Homicidios, Adriana Edelman, Mirta Morales y Carlos Negro.
Este departamento empezó a funcionar el 1 de setiembre y depende de la Dirección de Investigaciones de la Policía Nacional. Según supo El Observador, si bien se consideró que todavía es muy pronto para sacar conclusiones, en estos casi tres meses de trabajo se logró un incremento en la aclaración de los homicidios, pasando de 50,6% (cifra con la que cerró 2022) a 56%. Ese guarismo estaba en descenso desde 2016 cuando se había logrado aclarar el 60% de los crímenes, pero se confía en que el trabajo del departamento permitirá seguir aumentando el esclarecimiento.
Perfil bajo y firmeza
Hace un año, cuando asumió al frente de la Dirección de Secretaría del Ministerio del Interior, Martinelli hizo un curso avanzado de gerenciamiento. Desde ese cargo pasaban por él todas las compras y licitaciones, pero también se fue metiendo en la gestión de la política de seguridad, ya que tenía una activa participación en las reuniones de comando de los lunes a las que Heber convocaba a toda la cúpula ministerial para tratar los temas más calientes.
De hecho tuvo total incidencia en el cambio de la comunicación del ministerio, cuando en agosto pasado la cartera cambió el director de Comunicación y designó a José Portillo, excoordinador de Telenoche (Canal 4). En ese lugar estaba, desde la gestión de Jorge Larrañaga, Juan Manuel Romero. Fue Martinelli quién entendió que el ministerio necesitaba darle otra impronta a la comunicación.
En ese sentido, según dijeron las fuentes, regulará las salidas a la opinión pública en el entendido de que no es necesario –ni bueno para la gestión– que el ministro salga en todo momento a dar su opinión de todos los temas. La idea es que se lo evalúe por la gestión y los resultados y no por sus salidas en la prensa, señalaron. Agregaron que mantendrá una política de cercanía y de apoyo a los policías, aunque de mano firme.
La idea que pretende transmitir es que, pese a ser un ministro joven (tiene 41 años), no tendrá problema en aplicar medidas cuando haga falta y espera resultados. A modo de ejemplo, mencionaron que implementará una nueva tecnología para controlar los patrullajes y lograr que cumplan con el plan estipulado. En las tabletas que los patrulleros llevan se designará el recorrido previsto para el patrullaje, al salir deberán loguearse y el jefe de la unidad podrá controlar que efectivamente cumplan con el recorrido pautado y si no lo hacen se podrá comunicar para saber el motivo.