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La inflación en la eurozona alcanzó un nuevo récord
La inflación de la eurozona mantuvo en junio su tendencia al alza y marcó un récord al registrar en junio un avance interanual del 8,6 por ciento impulsada por los fuertes aumentos en los precios de la energía y los alimentos, según el índice divulgado por la agencia europea de estadísticas Eurostat. Es el nivel más elevado de toda la serie histórica, que comenzó en enero de 1997, y representa medio punto porcentual por encima del nivel de mayo, que fue de 8,1 por ciento.
Hasta fines del año pasado las autoridades económicas europeas consideraban que el repunte de la inflación era resultado de la rápida recuperación de la actividad ante la flexibilización de las medidas anticovid aplicadas durante la pandemia. Sin embargo, el aumento en los precios de la energía activó la alarma, en una tendencia que se tornó dominante con el inicio de las hostilidades en Ucrania.
En ese cuadro, el Banco Central Europeo (BCE) había proyectado para este año una inflación "cercana pero inferior" al 2 por ciento, una previsión desbordada por la realidad y que, en perspectiva, aumenta el riesgo de una crisis de deuda en la zona euro, a raíz de los crecientes diferenciales en los tipos de interés exigidos a los Estados del norte y sur de Europa para pedir prestado y financiar sus déficits.
Esta semana, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, aseguró que la entidad monetaria irá "tan lejos como sea necesario" para controlar una inflación "excesivamente alta", aunque admitió que el índice permanecerá elevado "durante algún tiempo".
De acuerdo con Eurostat, el principal factor de la inflación interanual en junio fue una vez más el aumento en los precios de la energía -electricidad, petróleo y gas-, que experimentaron un aumento del 41,9 por ciento con relación al mismo mes del año pasado, un nivel que marca una importante aceleración con relación a mayo, cuando el rubro Energía del indicador arrojó una suba del 39,1 por ciento.
Otra consecuencia del conflicto en Ucrania es su impacto en los mercados internacionales de alimentos, en particular en los precios de los cereales y los granos, ante la imposibilidad del país de exportar su producción. Eurostat apuntó que, en junio, el rubro Alimentos -que incluye tabaco y alcohol- registró un aumento de 8,9 por ciento interanual. Al igual que el rubro Energía, registró una aceleración luego de haber marcado el mes previo un alza de 7,5 por ciento.
Entre las principales economías de la eurozona, Francia registró uno de los menores aumentos del bloque, con un avance en el nivel general de precios del 6,5 por ciento interanual, lo que ubicó al país por debajo del promedio. En Alemania, en tanto, los precios al consumidor experimentaron un alza de 8,2 por ciento, mientras que en Italia y España la medición arrojó avances del 8,5 y 10 por ciento, respectivamente.
Muy por encima del promedio se ubicaron varios países, que alcanzaron valores de dos dígitos, como Grecia (12%), Luxemburgo (10,3%), Eslovaquia (12,5%) y Eslovenia (10,8%). El escenario más grave, sin embargo, se registró en los países bálticos: Letonia exhibió un aumento 19 por ciento, mientras el indicador marcó avances en Lituania y Estonia del 20,5 y 22 por ciento, respectivamente.
Philippe Waechter, economista de Ostrum Assets Management, dijo a AFP que el alza en los alimentos "tendrá un efecto muy pesado". Su lectura subraya que "históricamente, la incidencia de los alimentos nunca fue tan alta en el nivel general de precios” y advirtió que la situación “tiende a degradarse aún más”. Según Andrew Kenningham, de la consultora Capital Economics, la inflación se mantendrá "muy alta hasta finales de año", ya que “los aumentos en los combustibles se trasladarán a los precios de los alimentos”. En su opinión, la inflación general "debería caer el próximo año", aunque "la inflación subyacente se mantendrá muy por encima del objetivo del 2 por ciento del Banco Central Europeo".
