El 18 de enero de 2015 el fiscal Alberto Nisman fue hallado asesinado a tiros en su casa. Al día siguiente debía presentar su alegato final para probar la traición a la patria en la que habría incurrido Cristina Fernández al promover y firmar el llamado tratado de cooperación con Irán, una burda patraña para exonerar a algunas autoridades iraníes de la búsqueda de Interpol y hacerlas desaparecer virtualmente de cualquier acusación formal del ataque artero, intolerable y sangriento a la mutual AMIA de argentina.
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