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La vuelta por los colores: Luis Suárez no es el primero que puede volver a Nacional por la celeste
La posible llegada de Luis Suárez a Nacional es esperada por los dirigentes tricolores para esta semana que comienza.
Los hinchas tricolores no pueden más y no aguantan una ansiedad natural.
Fue tan grande la movida en redes por parte de los seguidores con el hashtag #SuarezANacional que la misma recorrió literalmente todo el mundo, siendo noticia de los principales diarios deportivos europeos.
Es que una figura de la talla de Luis Suárez mueve todo tipo de amperímetro.
Tanto es así que, como informó Referí el pasado viernes, la expectativa que generó el regreso del Pistolero a Montevideo disparó la venta de butacas y la cantidad de socios que se registraron en los últimos días.
Suárez vendrá para tomar rodaje de cara al Mundial de Qatar 2022 que disputará con la selección uruguaya desde noviembre próximo.
Seguramente tendrá una presentación espectacular por parte de los tricolores, se hará una caravana desde el aeropuerto el día que llegue, y habrá festejos de todos los bolsos en el Uruguay entero.
El otro que vino por Nacional y la celeste
Pero el caso de Luis Suárez tiene un antecedente lejano en el tiempo y con un jugador que está entre los mejores de la historia del fútbol uruguayo. Quizás se pueda decir, a modo de opinión, que seguramente ocupe un lugar en un podio de los mejores tres.
Se trata nada menos que de Héctor Scarone, El Mago, el mejor jugador del mundo para la prensa especializada de fines de la década de 1920 y principios de la de 1930.
Desde su barrio de Arroyo Seco, llegó a Nacional y en 1915 debutó en la Tercera división.
Debutó en la Primera división ante el desaparecido River Plate Football Club en un amistoso que iba a terminar 0-0, pero apareció él con dos goles sobre el final para el 2-0. En aquel equipo tricolor jugaron, entre otros, Abdón Porte y el Loco Ángel Romano. Fue el 9 de abril de 1916.
Tan solo dos semanas después, sería su debut oficial en un 1-1 contra Universal por el Campeonato Uruguayo, anotando, obviamente el gol tricolor.
De a poco el hincha lo fue conociendo para darse cuenta -con su paladar futbolístico- que estaba ante un elegido, que no era un futbolista más. Entonces tenía solo 17 años.
Claro que ganaron ese Uruguayo y también el del año siguiente 1917, cuando sería llamado para jugar el primer partido en la selección uruguaya. Ese día, el 2 setiembre, jugó en ofensiva con su hermano Carlos -quien se había ido molesto de Peñarol- y con el Loco Romano para ganarle 1-0 a Argentina y obtener la Copa Newton en el Gran Parque Central.
Menos de un mes después, fue campeón de la Copa América 1917, la primera que se disputó en suelo uruguayo.
La gente iba a ver a El Mago a la cancha. Ya no solo hinchas de Nacional, sino amantes del fútbol todo. Era un espectáculo aparte.
Con él en sus filas, el tricolor ganó los Uruguayos de 1919, 1920, 1922 y 1923, año en que obtuvo su segunda Copa América, también en Montevideo, en el Gran Parque Central.
Fue entonces cuando Atilio Narancio, uno de los fundadores de Nacional -quien luego sería en dos períodos presidente-, entonces mandamás de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), les prometió a los jugadores llevarlos a jugar los Juegos Olímpicos de 1924 en Colombes, en las afueras de París. Para ello, debió hipotecar su casa para pagar los pasajes en barco.
El Mago y sus compañeros no defraudaron y no solo lograron el oro, sino que fueron campeones del mundo por la reglamentación que había impuesto FIFA.
Para no ser menos, Scarone fue campeón uruguayo otra vez con Nacional en esa temporada y también ganó la Copa América de aquel 1924 que le tocaba organizar a Paraguay, pero por razones económicas no pudo y otra vez se disputó en el Gran Parque Central.
En pleno cisma del fútbol local, el Campeonato Uruguayo de 1925 se suspendió tras haberse disputado la primera fecha de la segunda rueda con Nacional puntero e invicto, debido a la intervención del gobierno a través del presidente de la República, José Serrato, para comenzar la reunificación y que se terminara el cisma que había empezado en 1922. Nacional iba primero e invicto como se explicó, pero al no terminar el torneo, no fue campeón.
Esto llevó a que los tricolores realizaran una gira espectacular por Europa -con algunos futbolistas de otros clubes invitados- que fue de 38 partidos en distintos países. Scarone fue el goleador a lo largo de la misma con 26 goles.
El fútbol exquisito de El Mago, llevó a que Barcelona de España se fijara en él.
El Uruguayo previsto para 1926 no se disputó por el mismo tema, la reunificación del fútbol uruguayo tras el cisma.
En los primeros meses de ese año, Scarone se fue a jugar a España. Con el torneo ya empezado, no pudo fichar hasta que no terminara y comenzara el siguiente en setiembre.
Un mes después, Numa Pesquera le envió un telegrama para que volviera y jugara con Uruguay la Copa América de Chile. Héctor volvió al país, viajó a Santiago y fue campeón otra vez, obteniendo su cuarto torneo continental.
En España, Scarone se convirtió en “el primer gran fichaje internacional de la historia azulgrana”, según informó el diario deportivo Marca.
Ganó la Copa del Rey y convirtió nueve goles en 18 partidos.
Pero surgió un problema. Barcelona le ofreció un contrato profesional, entonces El Mago rechazó la oferta. Si la aceptaba, pasaba al mundo del profesionalismo y no podría jugar, en 1928, los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, que eran aún totalmente amateurs.
“Yo pensaba en mi patria, en que pronto vendrían las Olimpíadas y en que debía vestir la camiseta celeste. Pensé en Nacional, mi club de corazón, y decidí no firmar”, reflejó el diario Marca.
Entonces retornó definitivamente y en 1927 tomó parte de otra gira por Estados Unidos, Cuba y México, en la que convirtió 23 goles.
Pese a que su magia permanecía intacta, desde su retorno, con Nacional no ganó ningún título más de relevancia en esos primeros años.
Pero sí tuvo el premio tan anhelado de volver a jugar con Uruguay y ser campeón olímpico y del mundo en 1928, como él quería, anotando el gol decisivo en la segunda final contra Argentina.
A ello le sumó el título de campeón mundial con la celeste en la primera Copa del Mundo de la historia que se disputó íntegramente en Montevideo.
Ya con 36 años, logró su último Uruguayo con los tricolores en 1934, su octavo personal.
Su amor por Nacional y por volver a defender a Uruguay lo trajo de regreso a Montevideo, dejando todo el dinero que entonces le ofrecía Barcelona en los albores del profesionalismo.
El caso de Luis Suárez es similar. El amor por la celeste y por los tricolores, harán que, seguramente en esta semana que comienza, el salteño retorne al club que lo vio nacer, 16 años después.
