Los mandatarios se encontraron en la estancia de Anchorena en noviembre

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Lacalle y Bustillo viajan a Buenos Aires para destensar relación con Fernández y avanzar en la agenda

Mientras Uruguay trabaja para afianzar vínculos comerciales con países fuera del Mercosur, el presidente se reunirá por primera vez con Fernández luego de las tensiones por el pedido de flexibilización
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13 de agosto de 2021 a las 05:00

Un desayuno en Lima (Perú) sirvió para gestar un asado en Buenos Aires (Argentina) que será la retribución de las carnes a la parrilla que se cocinaron en Colonia (Uruguay).

El presidente Luis Lacalle Pou y el canciller Francisco Bustillo viajarán este viernes a la capital argentina para reunirse con el mandatario de ese país, Alberto Fernández, en un nuevo encuentro a "agenda abierta" para avanzar en temas de la relación bilateral y regional, en el marco de las tensiones por la decisión del gobierno uruguayo de salir a explorar acuerdos con países ajenos al Mercosur –desde China hasta Reino Unido– sin esperar por el aval de sus socios.

La instancia se empezó a diagramar a fines de julio, cuando Bustillo y Fernández –que tienen una relación de cercanía desde hace años– compartieron un desayuno en un hotel de Lima, cuando coincidieron en esa ciudad por la asunción del presidente peruano Pedro Castillo. Según fuentes del gobierno, allí conversaron acerca de la posibilidad de una nueva "reunión informal" entre presidentes y cancilleres, esta vez al otro lado del río de la Plata.

El viaje de las autoridades uruguayas se terminó de confirmar en la noche del miércoles. Lacalle y Bustillo viajarán en un avión de la Fuerza Aérea y retornarán en la misma madrugada del sábado. 

Canciller Francisco Bustillo

A la vuelta, Bustillo tomará enseguida un vuelo para iniciar una gira por cuatro países: Armenia, Georgia, Turquía y España. En el gobierno tienen particular interés por potenciar los vínculos comerciales con Turquía, que planteó a comienzos de año su interés de firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con el Mercosur y ha dado muestras de acercamiento hacia Uruguay, como la decisión de abrir una embajada en el pequeño país latinoamericano que ahora está decidido a avanzar por su cuenta si no recibe señales de sintonía por parte de sus socios. 

Mercosur: del lastre al portazo

La reunión entre Lacalle y Fernández marcará el segundo encuentro bilateral de dos líderes que han mantenido una tirante relación por sus antagónicas miradas sobre el rol del Mercosur y la agenda de inserción internacional; contrastes que han sido a su vez acentuados, a cada lado del río, por las respectivas oposiciones políticas, que reivindican más el accionar del presidente vecino que el propio. 

En noviembre de 2020, Lacalle y Bustillo recibieron en Anchorena a Fernández y su embajador en Uruguay, Alberto Iribarne. Allí el presidente uruguayo transmitió al argentino, cara a cara, su voluntad de flexibilizar el Mercosur y otorgarle mayor "libertad" a los socios para concretar acuerdos a sus propios ritmos y cadencias

Con la convicción de que las bases fundantes del Mercosur ya permitían a los países avanzar en negociaciones con países ajenos al bloque, pero consciente a su vez de la conveniencia de un acuerdo político que lo ratificara en negro sobre blanco, la intención del gobierno encabezado por el líder nacionalista era que los cuatro socios del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) llegaran por consenso a una resolución que dejara en claro los términos y las condiciones bajo las cuales cada uno podía operar. 

En esa línea, y bajo la presidencia pro témpore de una Argentina que no tenía a la flexibilización como prioridad, Lacalle Pou se acercó al Brasil de Jair Bolsonaro, y trabajó con ese país en una propuesta en conjunto para modernizar y liberalizar el bloque fundado hace 30 años. 

Pero la conmemoración de las bodas de perla de la Alianza, organizada por Fernández, demostraron que el Mercosur está lejos de ser un matrimonio feliz. En esa oportunidad, Lacalle Pou insistió en su pedido de que le sacaran "el corset" a Uruguay y advirtió que el bloque no debía convertirse en "un lastre", lo que motivó una dura respuesta de Fernández.

"Si somos un lastre, tomen otro barco. Pero lastre no somos de nadie", dijo el presidente argentino. 

Luego de esa cumbre, Uruguay y Brasil presentaron una propuesta para discutir un marco jurídico de flexibilización, en conjunto con la reducción del arancel externo común (AEC), pero el proyecto de resolución tuvo nulo avance y la discusión se bloqueó. 

Eso llevó a que en el mes de julio, cuando Argentina cerraba su mandato pro témpore y pasaba la posta a Brasil, el que dio la nota fue Uruguay, al anunciar a sus socios que comenzaría  "conversar con terceros para negociar acuerdos comerciales extrazona".

El encargado del anuncio fue el canciller Bustillo, que en la reunión del Consejo del Mercado Común del Mercosur, órgano decisor compuesto por cancilleres y ministros de Economía de cada país, planteó que el bloque es una “zona de libre comercio y unión aduanera imperfectos”, una forma de insinuar –como ya han advertido expertos en inserción internacional– que en los hechos el bloque ha sufrido diversas perforaciones, y que se debe "sincerar" el incumplimiento tácito de los postulados del Tratado de Asunción. Sus palabras fueron ratificadas al día siguiente por Lacalle Pou, que en la cumbre de presidente repitió el mismo concepto y dijo que "avanzar en acuerdos con otros países no significa vulnerar ni violentar la regla del consenso".  

El anuncio de Uruguay, respaldado hasta el momento por Bolsonaro –y en particular por su ministro de Economía, Paulo Guedes–, motivó una nueva crítica de Argentina, que ni siquiera transmitió en vivo las palabras de Lacalle Pou y se limitó a exhibir el discurso de Fernández, en el que llamó a “honrar los tratados fundacionales” que imponen el consenso como regla básica y dijo que "nadie se salva solo".

Desde esa cumbre, Uruguay ha continuado en su línea de acercarse a mercados como China, con quien pretende concretar un Tratado de Libre Comercio (TLC), y otros países como Reino Unido, Canadá y Japón.

A pesar de las diferencias irreconciliables en materia de inserción internacional, la intención del gobierno de Lacalle Pou es limar asperezas con Argentina para evitar mayores cortocircuitos, y a la vez avanzar en otros temas de la agenda bilateral, en particular los que tienen que ver con obras de infraestructura. 

Puente e Hidrovía: avances y alternativas

Lacalle Pou lo ha dicho en incontables oportunidades: tanto la Hidrovía del río Uruguay como el puente Bella Unión-Monte Caseros son dos prioridades para su gobierno, para dinamizar la zona norte del país. 

Ambas iniciativas requieren de la participación de Argentina, y ya han sido parte de intercambios entre los dos países, y los dos mandatarios. 

Distintas fuentes del gobierno uruguayo señalaron que el proyecto del puente Bella Unión-Monte Caseros se ve como un objetivo "más alcanzable" en el corto plazo, primero porque cuenta con cierto interés del lado argentino. Desde el gobierno de Fernández confirmaron a El Observador que han existido conversaciones y tratativas en Argentina para avanzar en ese proyecto. El embajador argentino en Uruguay, Alberto Iribarne, ha mantenido contactos con autoridades de ambos países respecto a ese tema.

Embajador argentino Alberto Iribarne

La Hidrovía del río Uruguay, gran anhelo del presidente uruguayo, es en cambio un proyecto más complejo, por el cual Argentina no ha dado iguales señales de avance, y que además requiere la anuencia de Brasil. 

Es por eso que entre las autoridades uruguayas manejan como hipótesis la posibilidad de avanzar en un proyecto distinto al original, que mejore la navegabilidad del lado uruguayo, según dijeron fuentes del gobierno.

En entrevista con El Observador, el subsecretario de Transporte y Obras Públicas, Juan José Olaizola, dijo que "la hidrovía del rio Uruguay es una prioridad para el gobierno" y "se están analizando distintas alternativas para poder incrementar la navegación en ese tramo".

"Tenemos que atender cada proyecto. En principio, tal cual estaba pensado, se necesita la anuencia de Argentina y Brasil. Puede haber algún tipo de alternativa que se está estudiando, algún interés privado en potenciar esa hidrovía. El gobierno está abierto a todas las alternativas", afirmó.

 

(*) Aclaración: Una versión anterior señalaba que en el encuentro de 2020 en Anchorena había participado Fernández y el canciller argentino Felipe Solá. Quien participó junto a Fernández en esa oportunidad fue el embajador argentino en Uruguay, Alberto Iribarne. 

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