La vuelta olímpica de Uruguay con una copa que lleva Pablo Dorado (ya con la base rota) y que no tiene nada que ver con la Copa del Mundo

Fútbol > INFORME

A 90 años de su disputa, las increíbles historias del Mundial en que Uruguay fue campeón en 1930

El 30 de julio de 1930, Uruguay vencía 4-2 a Argentina en la final y se quedaba con el título en el primer torneo que se disputó en el Estadio Centenario
Tiempo de lectura: -'
30 de julio de 2020 a las 01:38

Lucien Laurent no solo fue el primero en hacer un gol para esa misma selección en la cancha de Peñarol de los Pocitos ante México que fue el primero en la historia de los Mundiales. Trabajaba en la empresa Peugeot y años después participó de la Segunda Guerra Muhdial y fue prisionero de los nazis. Fue el caso contrario al de su capitán.

Ya hacía años que había terminado la primera Copa del Mundo con Uruguay campeón de punta a punta en 1930. Alexandre Villaplane, capitán francés, dejó el fútbol en pocos años y se dedicó a la delincuencia. Con la invasión alemana a su país, en plena Segunda Guerra Mundial, se unió a los nazis y participó en decenas de asesinatos y torturas hacia sus propios compatriotas. Con la derrota nazi, fue juzgado y fusilado en 1944.

También hubo dos futbolistas que dos años después de haber disputado el Mundial, se enlistaron en las tropas de su país para luchar en la Guerra del Chaco. Uno fue el paraguayo Aurelio González Benítez, quien defendió a su selección en Montevideo. El otro, fue el capitán boliviano, Rafael “Ñato” Méndez, un delantero potente.

El golazo de Victoriano Santos Iriarte que puso a Uruguay 3-2 arriba

Todos recuerdan que el primer gol del Mundial lo hizo el francés Lucien Laurent, pero se olvidan del arquero. El primero en recibir un gol en la historia de las Copas del Mundo fue el mexicano Óscar Bonfiglio, quien fue luego, en el Ejército mexicano, general de División.

En tanto, el capitán yugoslavo, Milutin Ivkovic, se recibió de médico un año después de jugar en Montevideo y de llegar a semifinales en la que cayó ante Uruguay 6-1. Se unió al Partido Comunista mientras ayudaba en la guerra, pero la Gestapo lo atrapó y lo mató.

Las medallas, todo un tema

Los jugadores uruguayos fueron los únicos campeones del mundo que no pudieron tocar la copa de oro que había creado el francés Abel Lafleur a pedido del presidente de FIFA, Jules Rimet y que aún no llevaba su nombre. Ni siquiera estuvo en el Centenario la tarde de aquel miércoles 30 de julio en el que vencieron 4-2 a Argentina. Es uno de los grandes enigmas del Mundial. Les dieron una copa cualquiera –que ilustra estas páginas como foto principal– en la que se ve a Pablo Dorado, autor del primer gol de la final, portándola.

Así eran las medallas que solo le dieron a los que jugaron la final por Uruguay

Tres meses y medio después de que Uruguay fue campeón, los jugadores recibieron su medalla en la AUF. Insólitamente se les dieron solo a los 11 titulares de la final, y por más que se hicieron gestiones para que otros cuatro que habían jugado en partidos anteriores, las recibieran, no se confeccionaron. Los que se quedaron sin preseas fueron Peregrín Anselmo, Pedro Petrone, Santos Urdinarán y Domingo Tejera. Tampoco la obtuvieron los que estaban en el plantel y no jugaron.

Pese a lo que se cree, Rimet, como casi todos los europeos, no quería que el Mundial se jugara en Uruguay.

La idea había surgido en febrero de 1929 de parte de dos dirigentes de Nacional, José Usera Bermúdez y Roberto Espil. La AUF la hizo suya a través de Enrique Buero y del veterano dirigente Héctor Rivadavia Gómez, fundador de Conmebol y ambos viajaron al Congreso de Barcelona de mayo de ese año.

El primer gol celeste a cargo de Pablo Dorado

Pero de no ser por un argentino, el presidente de AFA, Adrián Béccar Varela, quien aprovechó un cuarto intermedio para torcer el voto para Uruguay en lugar de Italia, nada de esto se hubiera hecho.

Eran épocas distintas. Por ejemplo, el técnico boliviano, Ulises Saucedo, también trabajó de árbitro en el Mundial y venía de jugar al fútbol en Inglaterra.

Manuel “Nolo” Ferreira, capitán argentino, jugó en el debut ante Francia, pero no estuvo en el segundo encuentro ante México. ¿La razón? Tenía que dar un examen porque estudiaba para ser escribano. Se fue en el vapor de la carrera y volvió a los días.

Fue el capitán de la final y se hizo muy amigo con Nasazzi. Tanto fue así que en 1976, años después de la muerte del caudillo uruguayo, fue a visitar la tumba que aún estaba en el Cementerio de La Teja.

El equipo de Argentina en el debut contra Francia en el Parque Central

En ese encuentro entre Argentina y Francia en el Parque Central, el árbitro brasileño Gilberto de Almeida Rego –quien a su vez integraba la comisión de selecciones que había nombrado al plantel brasileño para el Mundial– terminó 6 minutos antes el encuentro que ganaban los argentinos 1-0. Mientras algunos futbolistas ya se habían bañado y otros lo estaban haciendo, el juez volvió a los vestuarios y les pidió que regresaran a la cancha porque se había equivocado. Varios aficionados uruguayos ingresaron a la cancha y a Roberto Cherro lo atacaron. El jugador tuvo un ataque de nervios y asustado, no quiso jugar más en toda la Copa del Mundo.

A su vez, hubo unos cuántos hermanos entre las delegaciones: Juan y Mario Evaristo en Argentina, Lucien y Jean Laurent en la selección francesa, y Rafael y Francisco Garza Gutiérrez, Felipe y Manuel Rosas, e Isidoro Sota García, arquero, hermano del jefe de la delegación Ernesto, todos estos, mexicanos.

Brasil no solo vino sin técnico, tampoco trajo futbolistas paulistas, solo cariocas, ya que los primeros se negaron a venir. Si bien hubo una preselección de paulistas y cariocas nombrada y estaban de acuerdo, no lo estuvieron con que la comisión de selecciones estuviera integrada por tres cariocas y no hubiera ningún paulista. El 12 de junio se lo comunicaron a la CBD, hoy CBF.

Lorenzo Fernández, Pedro Cea y Héctor Scarone celebran el título

En el partido de Brasil ante Bolivia en el Centenario, se dio una situación extraña. El árbitro era el francés Georges Balvay –quien cuando llegó a Montevideo en el Conte Verde, le dijeron que había fallecido su esposa– y los dos jugaban de blanco. A los pocos minutos, no lograba distinguir quién jugaba para qué selección. Entonces le pidió a los bolivianos que cambiaran la camiseta. Lo único que había en el Estadio era un juego de camisetas celestes de Uruguay. Entonces Bolivia jugó de esa forma. Perdió 4-0.

Francisco Mateucci, uno de los cuatro árbitros uruguayos del Mundial, dirigió Yugoslavia-Bolivia en el Parque Central y se transformó en el más joven de la historia en dirigir con 27 años y 62 días.

Por todos son conocidas las amenazas de muerte que sufrió Luis Monti, uno de los jugadores emblemas argentinos previo a la final. Estuvo a punto de no jugarla. Cuatro años después, defendiendo a Italia, también fue amenazado de muerte, pero por Il Duce, Benito Mussolini, ya que estaban obligados a ganar la Copa del Mundo que se disputó en ese país.

Esta era la concentración uruguaya: la actual sede de River Plate, pegada al Parque Saroldi

Días antes de la final ante Uruguay, el delantero argentino Francisco Varallo, estaba muy en duda por una lesión de rodilla. Argentina llegó al Mundial sin médico. Por eso, los delegados se contactaron con Juan Campisteguy, el hijo del presidente de la República de Uruguay de entonces, quien llevaba el mismo nombre.

Además de ser médico, el hijo del presidente era secretario de la AUF y junto a Atilio Narancio, quien había sido presidente de la propia AUF y luego sería en dos períodos titular de Nacional, entre otros, formaron la segunda Comisión de Selección el 17 de mayo que nombró a los futbolistas. La primera había renunciado el 13.

Campisteguy atendió a Pancho Varallo antes de la final y recomendó que no jugara por su lesión en la rodilla. Los dirigentes argentinos pensaron que su diagnóstico era interesado porque enfrentarían a Uruguay, y decidieron incluirlo en el equipo. El futbolista entró y se resintió de la lesión a los pocos minutos de la final en una época en la que no había cambios. Campisteguy tenía razón.

La bronca explotó tras la final. El gobierno argentino analizó romper relaciones por aducir malos tratos. La prensa de la vecina orilla también jugó su papel. Uruguay era mala palabra.

Las dos selecciones que más veces se enfrentaron en la historia y que todos los años se enfrentaban por la Copa Lipton o la Copa Newton, dejaron de hacerlo.

Jugaron recién en 1932 para juntar dinero para los atletas de ambos países que iban a concurrir a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932 y Uruguay cambió al rojo que usó durante algunos años, mientras que allí, Argentina jugó de blanco.

 

 

 

CARAS Y MOMENTOS

El nazi que jugaba en Francia

EL CAPITÁN QUE SE HIZO NAZI

El capitán de Francia era un buen volante. Alexander Villaplane jugó la Copa del Mundo en Montevideo y al volver a su país, se dedicó a la delincuencia luego de dejar el fútbol. Hizo de todo un poco, estuvo preso dos veces, pero lo peor fue cuando Alemania invadió Francia. Con el tiempo, se unió a los nazis y fue una pesadilla para sus propios coterráneos, ya que mató y torturó a decenas de franceses. Tras la liberación de Francia, fue juzgado y fusilado en 1944.

Carlos Gardel cantándole a los jugadores celestes en la actual sede de River Plate en el Prado

GARDEL CON LOS MUCHACHOS

La fría noche del 7 de julio de 1930, Carlos Gardel fue con sus guitarristas a cantarle a los jugadores uruguayos que se encontraban en el Olimpia Park, la acutal sede de River Plate al lado del Parque Saroldi. Al otro día, el Zorzal Criollo visitaría la concentración argentina en Santa Lucía.

El saludo entre los capitantes de Uruguay y Argentina en la final: José Nasazzi, Manuel "Nolo" Ferreira y entre ambos, el árbitro belga Jan Langenus

LOS CAPITANES

José Nasazzi, por Uruguay, y Manuel “Nolo” Ferreira, por Argentina, fueron los capitanes de ambos seleccionados en la final del Mundial. En medio de ellos, el árbitro belga Jan Lagenus. Con el correr del tiempo, entre ambos futbolistas perduró una gran amistad hasta la muerte de Nasazzi.

Jules Rimet junto al vicepresidente de la FIFA, el húngaro Mor Fischer, hablando con un historiador, y en primer plano, los árbitros belgas, Henri Christophe, Jan Langenus (el más alto, que luego sería el juez de la final entre Uruguay y Argentina), y recostado sobre la puerta aparece el árbitro francés Georges Balvay.

EL ÁRBITRO QUE QUEDÓ VIUDO

El árbitro francés Georges Balvay llegó en el Conte Verde con todas las delegaciones europeas –salvo Yugoslavia– y Brasil, y cuando arribó a Montevideo le dieron la peor noticia: le informaron que su esposa había muerto en Francia. De todas maneras y por el tiempo que se tardaba en regresar, se quedó para la Copa del Mundo –que comenzó ocho días después de su arribo– y finalmente arbitró el encuentro entre Brasil-Bolivia, ambos ya eliminados, en el Estadio Centenario. En la fotografía aparecen de fondo Jules Rimet junto al vicepresidente de la FIFA, el húngaro Mor Fischer, hablando con un historiador, y en primer plano, los árbitros belgas, Henri Christophe, Jan Langenus (el más alto, que luego sería el juez de la final entre Uruguay y Argentina), y recostado sobre la puerta aparece el árbitro francés Balvay.

 

La Copa llegó con mucha antelación, pero los jugadores uruguayos ni la vieron

LA COPA LLEGÓ EL 5 DE JULIO

El presidente de la FIFA, Jules Rimet, le entregó la copa para el campeón al titular de la AUF del momento, Raúl Jude, una vez que arribó en el Conte Verde el 5 de julio de 1930.

La prensa

¡URUGUAY CAMPEÓN!

El diario El Plata, uno de los más deportivos de aquel momento, se imprimió esa misma tarde luego del triunfo celeste y con una edición especial de 12 páginas. En la portada de aquella edición aparece formado el conuunto uruguayo y el título a toda página en la tapa lo explica todo: “Uruguay conquistó la Copa del Mundo”. Se agotó en pocas horas.

Los títulos de los diarios argentinos luego de la final

LA REACCIÓN DE LA PRENSA ARGENTINA TRAS PERDER LA FINAL

La otra cara de lo que fue la definición de la Copa del Mundo disputada en Montevideo en 1930 se vio en la prensa argentina que fustigó el trato que se le dio a los suyos: “Los uruguayos debían ganar a costa de cualquier exceso” tituló el diario Córdoba.

El yugoslavo que se hizo médico comunista y lo ejecutaron

EL MÉDICO COMUNISTA QUE FUE EJECUTADO

El capitán del seleccionado de Yugoslavia, el serbio Milutin Ivkovic, tuvo una vida con altibajos. Llegaron al Mundial sin expectativa alguna y alcanzaron las semifinales en las que cayeron 6-1 contra Uruguay. Como no hubo definición por el tercer puesto, quedaron en esa posición junto a Estados Unidos. Al llegar a su país, fueron recibidos como héroes por 10 mil personas. Se recibió de médico con honores y cuando los nazis invadieron su país, comenzó a luchar contra ellos. Se unió al Partido Comunista, pero en 1943, la Gestapo lo atrapó y lo fusiló.

 

 

UN REFERENTE AFUERA Y LA CONSTRUCCIÓN DEL CENTENARIO

 

LA BAJA DE ANDRÉS MAZALI

Una de las bombas periodísticas que surgió poco antes del comienzo de la Copa del Mundo fue la desafectación de Andrés Mazali, el arquero campeón con Uruguay en los Juegos Olímpicos de Colombes en 1924 y en Ámsterdam en 1928. Mazali, además, era un notable atleta: campeón sudamericano de 400 vallas en Chile, campeón federal con Olimpia en básquetbol, ayudaba con la preparación física al plantel. Se escapó una noche con una chica y lo desafectaron. Lo bueno fue que al menos, con los años, se casó con ella.

 

El Estadio Centenario en su construcción

EL ESTADIO CENTENARIO

Para dicho campeonato, Uruguay se comprometió a construir el Estadio Centenario. La obra se encomendó al arquitecto Juan Antonio Scasso en mayo de 1929 en un predio que donó la Intendencia de Montevideo. En la Torre de los Homenajes se iba a colocar una estatua de la Victoria de Samotracia (Niké, la diosa de la victoria para los griegos), pero no se llegó a tiempo. El primer gol del Centenario lo hizo el Manco Castro en la inauguración del 18 de julio ante Perú y en el arco de la Tribuna Colombes para el 1-0 definitivo.

 

LAS FRASES

"Monti no tendría que haber entrado en la final, se lo notaba cohibido, como con miedo a jugar;  ellos nos ganaron por ser más guapos y más vivos, no por ser mejores jugadores”

Francisco Varallo

Delantero argentino

"Todos los argentinos me  habían hecho sentir una porquería, un gusano, tildándome de cobarde y echándome la culpa de la derrota”

Luis Monti

Volante argentino

 

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...