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¡Aguada campeón! Le ganó 88-82 a Malvín tras una sufrida serie

El aguatero jugó con el corazón en la mano y con solidaridad defensiva y la clase de sus extranjeros conquistó su segunda Liga y su novena estrella
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05 de junio de 2019 a las 19:28

Papá cuéntame otra vez ese cuento tan bonito. El de aguateros y playeros, de aquel 2019. El de los Antel Arena llenos. El que cada vez que lo evocás te vuelve a llenar los ojos de lágrimas. 

Lo tenés grabado en tu memoria. ¿Verdad? El suspiro del clic que te aseguró la entrada. El mismo par de medias que usaste los días de triunfo. Si serás cabulero. 

No te vas a olvidar más del resultado: 88-82. Ni de tus puños cerrados y el grito que sacaste desde el fondo de tus entrañas.  ¡Aguada, Aguada! ¡Campeón!

Papá cuéntame otra vez, todo lo que vos sufriste. Que tu cena de cada final fueron tus uñas. Que te dejaste de hacer chequeos del corazón por un buen tiempo porque aguantaste lo más olímpico las siete finales. 

Papá cuéntame otra vez esa historia tan bonita, del partido punto a punto. Defensa a defensa, Ataque a ataque. Triple a triple. Hasta que ese martirio de más de dos horas se transformó en euforia. 

Te acordás que Aguada arrancó a todo tren, ¿verdad? Enchufadísimo. Puso un parcial de 8-0 corriendo la cancha, porque eso le hacía daño Malvín. Pero sabías que con eso no alcanzaba. Porque sos bravos los equipos de Pablo López.    

Y así, rápidamente el playero se puso en partido. ¡Lo que metió DeJuan Blair! Un torazo. Cargó la pintura y estaba imbancable. Y Hatila al lado. Metiendo cortina y bajando rebote a lo loco. Juego físico pero con mucha lectura. A eso jugaba aquel Malvín. 

Las caritas de Volcan. Sos capaz de hacer un catálogo de caricaturas. Le hablaba al equipier, a los ayudantes, al pibe que entregaba las toallas, a los suplentes. Refunfuñando como Pedro Picapiedra y con la sonrisa más cargada de bronca que vistes en tu vida cada vez que anotaban ellos.

¿Te acordás que en el primer cuarto lo mandó al pibe Arrillaga para frenar ese poderío del juego interno de Malvín?

Imposible. No podían Thornton ni Izaguirre con el yanqui. 

¿Y el otro? Millsap. Sí, aquel que tenía un hermano en la NBA. Parecía mentira. Las primeras finales eran anárquicos. Jugaban divorciados del equipo. Hacían lo que se les antojaba. 

Y sin embargo, cuando la serie les quedó 3-1 abajo se pusieron codo a codo con los nacionales y laburaron en pos del equipo. ¡Cómo te hizo temblar ese cambio de actitud!  Por eso hubo séptimo sufrimiento. 

Con las penetraciones y tiros Millsap lo empató. Con Blair posteado pasaron. Decí que al final se recompuso la línea de juego y todo quedó igualado. 

¡Y qué parejito el segundo cuarto! Decí que los cargaron con tres faltas a Hatila y Blair si no el corazón te explotaba. 

Pero qué bronca la cantidad de triples errados. Una barbaridad. ¿Y Graham? Cómo lo extrañaste a Dwayne Davis que se lesionó en la segunda final y no pudo jugar más cuando jugaba y hacía jugar a todos.  

Ni calentó Graham. Parecía ido. Como si no supiera que Aguada es religión. Que hay que meter cuando la hinchada empuja. 

Qué negras te la viste en el tercer cuarto cuando sacaron seis puntos. Cuando López dejó en el banco a Hatila y Blair para no exponerlos a la quinta falta y sin embargo, apareció Mazzarino. ¿Cuánto tenía? ¿43? Pero qué pedazo de jugador, te hizo sufrir toda la vida. 

Números claves

26 puntos metió Al Thornton siendo el goleador del partido. Zach Graham metió 20, Andrew Feeley 14, Federico Pereiras 11, Sebastián Izaguirre 7, Leandro Taboada 5, Federico Bavosi 4 y Joaquín Rodríguez 1. 
4 triples embocó Zach Graham en el partido. Tiró cinco y sus puntos llegaron sobre el final, cuando el equipo más lo necesitaba.  
40 rebotes tomó Aguada contra Malvín 27, un rubro en el que el playero había prevalecido en cinco de los seis partidos anteriores. La actitud colectiva para bajar rebotes fue otra clave del triunfo. 

Papá cuéntame otra vez todas esos obstáculos que el equipo fue  saltando a lo largo de la temporada. Que el último cuarto era la última valla. Que había que saltarla con el corazón en la mano. 

Y apareció Thornton en su máximo esplendor. ¡Clase NBA papá! De Los Angeles Clippers a avenida San Martín. Qué fenómeno. Tiró 16 libres y los metió toditos. Una bestia. 

Pero la bestia se despertó al final, ¿verdad? Graham. Asumió la responsabilidad que le encomendaron y cuando la pelota les quemaba a todos las empezó a meter como si tirara a una pileta olímpica, las de 50 metros.

Y te revuelve la sangre acordarte lo que metió el equipo. Todos. Ninguno se guardó nada y entre todos terminaron bajando 40 rebotes. Ahí donde Malvín hacía tanto daño. 

Tenés grabados los flashes del final. Tanto a tanto, triple contra triple y esa falta a Millsap que los árbitros no vieron y era de tres. El inconcebible foul de Blair que se fue por quinta. La ventaja que era oxígeno. La consagración. 

Queda lejos aquel junio, queda lejos aquella red que cortó Pereiras. Pero ese recuerdo lo tenés grabado a fuego en el corazón viejo. Y otra vez te veo llorar. 

Parciales

Primer cuarto: Primer cuarto: Aguada 21-20
Segundo cuarto: Aguada 42-42
Tercer cuarto: Aguada 63-59
Final: Aguada 88-82

Mirá las estadísticas completas del partido. 

Así fue la serie

Aguada 83-80
Aguada 90-87
Malvín 80-69
Aguada 78-67
Malvín 91-83
Malvín 74-66
Aguada 88-82

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