En una esquina, con un peso social inmenso y el poder de historias bien contadas a su favor, el
rap. En la otra, el contendiente que pega fuerte en los rankings, que se adhiere al cerebro y porta el título de campeón en cifras de reproducciones, el
pop. Ese es el combate de fondo en la 60º edición de los premios Grammy, que este domingo se entregan en el Madison Square Garden de Nueva York.
Esos dos géneros –si bien no hay dudas de que, en estos tiempos, el rap es
música pop– son los que están representados en las categorías principales de los premios, con candidatos firmes de ambos lados, que hacen complicada una predicción certera.
De todos modos, todo indica que los dos raperos que dominan las categorías importantes, Jay-Z y Kendrick Lamar, serán quienes pujen por Disco del año y Grabación del año. Y ese es otro de los duelos interesantes dentro de esta ceremonia.
Jay-Z ya es un veterano. El esposo de Beyoncé tiene 13 discos encima, pero su obra más reciente, titulada 4:44, es una mezcla de confesión, disculpa por infidelidades y respuesta a su esposa, retrato familiar y análisis sobre el racismo en Estados Unidos, un combo poderoso y sumamente personal de parte del rapero neoyorquino.
Enfrente está Lamar, 18 años más joven, y que a todo lo potente de su disco anterior, To pimp a butterfly, le agregó intensidad, energía y emocionalidad para conformar un disco que también es sumamente personal.
El problema que pueden tener como candidatos es que la división de votos entre ambos le abra las puertas a una opción más generalista, como Bruno Mars, otro de los nominados principales, que compite con la canción 24k magic a Grabación del año, su álbum homónimo como disco del año, y el tema That's what I like como Canción del año.
En esta última categoría tiene chances, aunque tendrá que superar a Despacito, el mastodonte musical que dominó el 2017, tanto en reproducciones como en premios: se llevó cuatro Grammy Latinos. La canción de Luis Fonsi y Daddy Yankee (en su versión junto a Justin Bieber) puede marcar un reconocimiento importante para la música en español y para el pop latino, uno de los géneros de mayor explosión durante los últimos años. La Academia de Grabación –que otorga estos premios– no suele guiarse por este tipo de modas, pero es innegable que la canción tiene todos los elementos que la convierten en una fabricación pop ejemplar.
Y el candidato sorpresa en todo este lío puede ser otro rapero, Childish Gambino, el álter ego del actor Donald Glover (al que en mayo se podrá ver como el estafador galáctico Lando Calrissian en la película Han Solo: una historia de Star Wars) y que en su disco Awaken, my love! apuntó a un sonido funk retro, que sumado a su potencial como estrella puede crear un producto atractivo para los miembros de la industria discográfica que votan.
En las categorías principales destaca el hecho de que solo tres de las 15 nominadas son interpretaciones femeninas: el disco Melodrama de Lorde, y las canciones Issues de Julia Michaels, y 1-800-273-8255 de Alessia Cara junto a Logic y Khalid. El año pasado tanto Adele como Beyoncé estaban presentes en todas las categorías principales, y Rihanna en Grabación del año, pero el desbalance se mantiene.
Homenajes y nombres conocidos
Entre los distintos candidatos a los premios hay caras familiares de ayer y hoy. Ed Sheeran, Lady Gaga y Pink se enfrentarán en la categoría de Mejor interpretación pop solista; Bob Dylan es candidato en Mejor disco pop por su álbum triple de versiones de Frank Sinatra, Triplicate; y las bandas Foo Fighters y Metallica están nominadas en las categorías roqueras.
En esa categoría se enfrentan a dos nominados póstumos. Por una parte está Chris Cornell, el vocalista de Soundgarden y Audioslave que se suicidó en mayo de 2017, nominado por su canción The Promise; y el canadiense Leonard Cohen, muerto en noviembre de 2016 y aquí candidateado por You want it darker, una de sus grabaciones finales.
Los Grammys podrán verse en Uruguay a través del canal de cable TNT, a partir de las 19.30.