Nacional > El fotógrafo de Lacalle Pou

Los otros ojos del candidato que llegó a la Presidencia

David Puig fotografió toda la campaña del presidente electo tanto en 2014 y como en 2019
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01 de diciembre de 2019 a las 05:00

A David Puig siempre le gustó contar historias. Y decidió hacerlo a través de una, o varias, cámaras de foto. Pero cuando en su Cataluña natal decidió dedicarse a la fotografía, no imaginó que parte de su trabajo se centraría en dos años fundamentales de la historia política de un candidato a la Presidencia de Uruguay, un país del que en su juventud sabía poco o nada. En 2014 y 2019, Puig se transformó en un testigo en primera fila de la recorrida de Luis Lacalle Pou, que tuvo su punto máximo este noviembre con la victoria que lo convirtió en el presidente electo.

Conoció a Lacalle Pou en 2012, cuando trabajaba para una productora a la que el sector del ahora presidente electo contrató para hacer su seguimiento audiovisual. Puig viajó con Lacalle Pou y tuvo que volver a Barcelona porque su padre estaba enfermo. Cuando falleció, recibió un llamado desde Uruguay. Del otro lado del teléfono estaba el por entonces precandidato, que le daba el pésame.

Dos años después, la campaña de 2014 lo llevó a recorrer todo Uruguay. Primero solo con Lacalle y luego con Jorge Larrañaga, candidato a vicepresidente por la fórmula nacionalista. Para Puig, la derrota de hace cinco años, que quedó documentada en sus fotos, provocó una transformación en Lacalle Pou que lo llevó a madurar. Cuando cinco años después volvió a hacer kilómetros al lado del candidato, notó un cambió en la forma en la que se relacionada con las personas, en su postura y en su forma de comunicar.

Entre 2014 y 2019, tuvo pocas novedades de los blancos. La excepción fue el 2016, cuando el futuro ministro de Educación y Cultura, Pablo Da Silveira, lo llamó para hacer una publicación sobre los 180 años del Partido Nacional. La misión de Puig era retratar a 180 militantes blancos de todo el país. Antes de todo eso, el vínculo del fotógrafo de Lacalle Pou con Uruguay se resumía a motivos familiares.

En agosto de 2018, Puig recibió una llamada de Nicolás Martínez, jefe de campaña de Lacalle Pou que quería rearmar el equipo que iba a seguir al candidato en la campaña. El kilómetro cero de los miles y miles recorridos en todo el año estaría puesto en febrero.

Con su cámara podía hacer lo que quisiera. Tenía solo algunos lineamientos, como retratar militantes, tomarle fotos al candidato con sus posibles votantes y mostrar la cantidad de personas que asistían a los actos. “Está bueno que alguien haga un registro fotográfico para la historia. Deja un documento fotográfico de lo que pasó. Yo me siento un narrador”, afirma Puig.

La apuesta a las redes sociales de Lacalle Pou en la campaña de 2019 creció con respecto a la de 2014 y la fotografía cobró otro protagonismo. “Ahora todo se tiene que contar, permanentemente. Por eso es tan importante la foto”, agrega.

Un fotógrafo desde la altura

Mientras Lacalle Pou daba su discurso en Paysandú, Puig veía la manera de tener una foto aérea. La iglesia de la plaza parecía el lugar apropiado. Subió hasta el último piso y llegó hasta el tejado. Quienes miraban desde abajo, veían cómo un hombre –cámara de foto en mano- apreciaba el panorama desde la cruz de aquel lugar sagrado para los católicos.

La escena no era extraña. Durante la campaña, Puig solía buscar lugares en la altura para poder tener fotografías diferentes. “Te conseguimos una escalera”, solían decirle militantes blancos que conocían el vicio del fotógrafo con la altura.

Su gusto por los lugares altos le jugó dos malas pasadas en su carrera. En Cataluña, hace más de 20 años, estaba haciendo un reportaje sobre un monasterio en Barcelona, trepó a un castillo y cayó de cinco metros para abajo. En Uruguay, para un trabajo que nada tenía que ver con la campaña electoral, subió a una escalera y también terminó en el piso. Un poco más cuidadoso, consciente de aquellos accidentes, Puig siguió trepando durante la campaña.

El día de la elección en la segunda vuelta, Lacalle Pou daba una entrevista a los medios que habían ido hasta el liceo Guadalupe a cubrir su votación y, para variar, su fotógrafo necesitaba una toma de la altura. Bastaba con mirar un poco hacia arriba para verlo subido a la claraboya del local, con el lente apuntando a la rueda de prensa.

Puig bajó y subió de la camioneta en la que viajaba el equipo de comunicación del candidato una y otra vez para seguir los pasos del ahora presidente electo. Cada parada en una recorrida debía ser retratada.

Con la victoria en las elecciones internas y la confirmación de que Beatriz Argimón sería la candidata a vicepresidenta, el fotógrafo sumó otra protagonista a su relato en imágenes. Para Puig, se trató de un antes y después.

Con su cámara, vio cómo decenas de mujeres se acercaban a saludarla y felicitarla. La retrató rodeada de niñas, firmando autógrafos y abrazando a militantes.

Las horas y días compartidos con los nacionalistas también lo hicieron ganarse su lugar, y hasta un nuevo apodo. El senador Javier García decidió comenzar a llamarlo “Cata” y en el Espacio 40 son pocos los que lo llaman de otra manera.

“Lo más exigido para mí fue estar permanentemente bien, física y emocionalmente. Ves a Luis que trabaja mucho, mucho, mucho y no te da para quejarte de cansancio”, dice dos días después de la segunda vuelta.

El último mes de la campaña, la euforia militante había crecido. Atrás habían quedado los actos de no más de 100 personas en pequeñas localidades. Ahora sus fotos retrataban a 2.000, 3.000 personas con banderas de diferentes partidos. A su registro se sumaron caras de dirigentes colorados, de los partidos de la Gente, Independiente y de Cabildo Abierto.

En sus últimos días de campaña vio, también, cómo Lacalle Pou quería quedarse en las plazas donde se realizaban los actos hasta que se iba el último militante. “Era una hora y media saludando a la gente después del acto. Él era el que cerraba la plaza”, contó.

La cámara de Puig fotografió una derrota y una victoria. Cientos de actos y discursos. Miles de selfis con celulares de militantes. La recorrida de un candidato que el 1° de marzo será el nuevo presidente.

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