El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva mantiene una ventaja de 10 puntos porcentuales sobre el actual mandatario, Jair Bolsonaro, en la segunda encuesta de intención de voto de la firma privada IPEC, difundida el lunes por la noche.
A menos de tres semanas del segundo turno electoral de las presidenciales, Lula obtendría 55% de los votos válidos contra 45% de Bolsonaro, de acuerdo con el sondeo de la empresa de opinión pública de la cadena de medios Globo.
El trabajo tiene un margen de error de más o menos 2%, de modo que, en el escenario más ajustado, Lula se impondría con 53% a 47%, según esa encuesta.
La investigación, efectuada entre el sábado y el lunes, recogió una intención de votos totales de 51% para Lula y 42% para Bolsonaro, con 5% de votos en blanco o nulos y 2% de indecisos, detalló el diario digital G1, de la red Globo.
Los sufragios válidos son aquellos que se inclinan positivamente por alguno de los candidatos, y para calcular su incidencia no se consideran los votos nulos, en blanco o sin decisión tomada.
En cambio, el sondeo registró que en una semana descendió de 50% a 48% la proporción de brasileños que no votaría de ninguna manera por Bolsonaro y aumentó de 40% a 42% la de quienes no lo harían por Lula.
En la segunda semana de campaña para el balotaje, la disputa por el voto evangelista comenzó a ganar espacio luego de que las redes bolsonaristas difundieran que Lula cerraría las iglesias de ese credo en caso de triunfar el 30 de octubre.
“Esa es otra fake news de la gente de Bolsonaro”, declaró el senador petista Randolfe Rodrigues, coordinador de la campaña del balotaje de Lula.
Adelantó que el dos veces expresidente difundirá en breve una “Carta al pueblo evangelista” para defender expresamente la libertad religiosa y desmentir las acusaciones de “satanismo”, redobladas tras su victoria por 48% a 43% en la primera vuelta.
Bolsonaro tiene una preferencia de 70 a 30 entre los evangelistas, que constituyen del 30% del padrón electoral y, en los hechos, esas iglesias son su principal fuerza organizada, mucho más que el Partido Liberal.
Un afiche de campaña de Bolsonario lo muestra con la inscripción: “Brasil por encima de todo, Dios por encima de todo”
La primera dama y diputada electa por Brasilia, Michelle Bolsonaro, encabeza esa campaña de satanización de Lula, con la intención de revertir el voto de los evangelistas que lo apoyaron en primera vuelta. La semana pasada o acusó de tener un “pacto con satanás”
Para ello se unió a la ex ministra de Mujer, Derechos Humanos y Familia, Damares Alves, una pastora de extrema derecha que afirma que "el infierno se levantó" en contra del actual presidente por su determinación de combatir las aberraciones sexuales.
Durante una reunión en una iglesia evangélica realizada el fin de semana en la ciudad de Goiania, en el estado central de Goias, Alves denunció la existencia de una mafia de “violación de recién nacidos” y de tráfico de niñas de 3 a 4 años para ser prostituidas, sin presentar ningún tipo de prueba al respecto, según medios locales.
Alves fue electa senadora por Brasilia y se unirá al bloque derechista con que Bolsonaro ya amenazó con hacer “volcar” a un gobierno de Lula si este resulta electo presidente.
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