La operación de cadera a la que se sometió este viernes el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva transcurrió "sin complicaciones", informó el equipo médico responsable en Brasilia.
"El procedimiento transcurrió sin complicaciones, el presidente está despierto, yendo a recuperación posanestésica", informó en rueda de prensa Roberto Kalil Filho, médico personal de Lula.
El mandatario, que en octubre cumple 78 años, "respondió muy bien a la anestesia" general y en breve será transferido a una habitación común, sin pasar por cuidados intensivos, explicó el médico. Se prevé que permanezca ingresado hasta el lunes o a más tardar el martes.
El líder del PT se operó en el hospital Sirio Libanés en Brasilia, con el objetivo de aliviar los dolores de una artrosis, que lo aquejan desde hace por lo menos un año.
Lula ha recortado en los últimos días su agenda y canceló un desplazamiento a Sao Paulo por "recomendación" médica antes de la cirugía, dijo una fuente presidencial.
Además, en algunas de sus últimas apariciones esta semana en Brasilia ha usado una mascarilla.
Antes de la cirugía, el gobernante había dicho que pretende "trabajar normalmente" durante su convalecencia, que pasará en el Palacio de la Alvorada, la residencia oficial.
Pero deberá poner un freno a su apretada agenda de viajes y se quedará en la capital brasileña al menos cuatro semanas.
Si todo sale como previsto, se espera que Lula retome sus desplazamientos internacionales a finales de noviembre, con motivo de la Conferencia de la ONU sobre el Clima COP28, en Emiratos Árabes Unidos.
Lula sufre en la parte derecha de la cadera de una artrosis, un desgaste en los cartílagos que revisten las articulaciones y que puede limitar los movimientos.
El lunes reveló que los dolores comenzaron en agosto del año pasado, durante la campaña contra su predecesor de ultraderecha Jair Bolsonaro, a quien venció en los comicios de octubre.
Desde entonces se intensificaron, dijo, causándole dificultades para dormir, sentarse o estar de pie, y lo dejan de "mal humor".
Pero el mandatario decidió postergar la cirugía por temor, según confesó, a transmitir una imagen de debilidad. En cambio asumió el mando de una diplomacia hiperactiva y dio la vuelta al mundo para reuniones con líderes extranjeros y citas multilaterales.
Internamente, mantuvo el mismo empuje: viajó a varios estados de este país de tamaño continental, dio discursos y participó semanalmente en su programa "Conversación con el presidente", transmitido en redes sociales.
Las próximas semanas, deberá caminar con ayuda de un andador, aunque dijo que por consejo de su fotógrafo oficial no se mostrará usándolo en público.
"No me verán de andador ni de muletas, me verán siempre guapo, como si no me hubiera operado", afirmó, entre risas, el martes.
No es el primer percance de salud de Lula. Exfumador, fue diagnosticado en 2011 con cáncer de laringe y logró una total remisión el año siguiente, tras someterse a radioterapia y quimioterapia.
En marzo pasado, debió postergar un viaje a China por una neumonía.
(Con información de AFP)
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