Pasaron 15 años desde la última vez que Nacional y Peñarol eligieron entrenador en el mismo mes, y no hay registros de una situación como la que se planteó este viernes, que en menos de cinco horas (entre las 9.19 y 14.08, primero el anuncio de los albos y luego el de los aurinegros) los dos clubes confirmaron a su entrenador para la siguiente temporada.
Más allá de lo anecdótico de la situación, con el regreso de Gustavo Munúa a Uruguay y el estreno de Diego Forlán en la versión entrenador, el fútbol de la AUF tiene una oportunidad histórica porque se plantea la posibilidad de ver a los dos equipos recorriendo un camino diferente en el fútbol. Fresco, renovado y con grandeza, sin pedir más de lo que puede ofrecer Uruguay con un mercado tan pequeño y empobrecido económica e intelectualmente en su construcción deportiva, estos dos entrenadores son la cara de la esperanza del fútbol local y tendrán en sus decisiones no solo la responsabilidad de conducir a sus equipos sino la obligación de marcar un nuevo rumbo con proyectos de largo aliento, miradas más profundas sobre el fútbol más allá de la urgencia de ganar el sábado.
Munúa ya lo demostró hace cuatro años, y se ganó los aplausos y elogios, pero le faltó suerte -un elemento clave-, para concretar la obra que hubiera marcado un punto de quiebre.
Forlán, quien ya generó una revolución silenciosa como futbolista en la selección, ahora podrá liderar otra, mucho más importante, que es la de los valores y las buenas costumbres en el fútbol local desde el lugar del estratega, el conductor y el líder.}
En cada uno de los mensajes que ellos envíen el fútbol uruguayo podrá dar pasos hacia adelante.
La oportunidad es histórica. Entonces será clave que quienes hoy los eligieron, les brinden el apoyo y la confianza para avanzar hacia un fútbol diferente, descontaminado del dramatismo de la derrota del fin de semana y enfocado en lo importante: construir un fútbol con futuro y sin obstáculos para crecer.
Barrera ya dio muy buenas señales sobre el camino que deben recorrer los dirigentes en Uruguay, con gestos maduros y responsables.
Decurnex le dio a Nacional un contenido empresarial como nunca había logrado el club, y en este nuevo período tendrá la oportunidad de transitar el mismo rumbo que su colega, aunque primero debe atender un asunto que dejó pendiente tras el escándalo político que instaló en noviembre.
Soplan vientos de cambio en Uruguay. Que se concreten.
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