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Murió en el accidente de Copsa, su primer viaje sin los padres: la desolación de la familia de Mía a seis meses de la tragedia
Era la primera vez que Mía García viajaba sin uno de sus padres en un ómnibus. Ese 12 de enero de 2023 María, en ese entonces pareja de su padre Adrián, la dejó en la terminal de Tres Cruces para viajar a Punta del Este, a donde iba a pasar unos días del verano en la casa de la abuela de sus dos hermanastras Belén y Priscilla, con las que se tomó el ómnibus de la empresa Copsa Este.
Cuando Mía partió rumbo al este María volvió a buscar su auto pero no lo encontraba. Llamó a Adrián, que estaba detenido en el penal de Punta de Rieles, para contarle que pensaba que a su vehículo “se lo había llevado el guinche”. Sin embargo, en una de las llamadas que mantuvieron durante ese rato todo cambió.
“¡Pará, pará! Parece que el ómnibus se dio vuelta!”, le dijo María a Adrián, recuerda el padre, quien le reclamaba que había sido “descuidada” con el auto, y que tras el grito de su pareja solo atinó a preguntar “¿qué ómnibus?”.
El coche 540 de Copsa en el que viajaba Mía había volcado al costado de la ruta Interbalnearia, cerca de Pan de Azúcar. Varias personas resultaron heridas, otras salieron ilesas –entre ellas Belén y Priscilla–, pero cuando las autoridades llegaron al lugar la única persona que permanecía desaparecida era la adolescente.
Claudia, su madre, salió tan rápido como pudo a Maldonado en un viaje que se le hizo "eterno". La pareja de Adrián fue quien llamó a la madre para comunicarle la noticia: su hija había muerto en el accidente.
El trágico suceso comenzó un proceso judicial en el que seis meses después todavía se discute quién fue el culpable. Copsa y una pericia de Fiscalía apuntan al conductor, pero la defensa de la familia de Mía, encabezada por el abogado Rafael Silva, denunciaron problemas técnicos del coche que entienden causaron el accidente. Mientras tanto, Claudia y Adrián viven, cada uno por su lado, la pérdida de una hija.
La vida después
Adrián estaba preso en Punta de Rieles, condenado desde principios de 2021. Durante su reclusión no vio a sus hijos, tampoco a Mía, porque Claudia no quería que estuvieran en ese entorno, algo que el padre comprendió.
“Me perdí hasta el 15 de mi hija”, dijo a través del teléfono. Por esa vía se comunicaba “muy seguido” con Mía, quien lo alentaba a continuar con sus estudios en el penal.
Su hija murió tres meses antes de que saliera de prisión por libertad anticipada, el 23 de marzo. Lo dejaron asistir a su velorio, con una salida de dos horas. Entre la tragedia y su libertad se cerró en sí mismo y culpó “a todo el mundo”. También intentó “distraerse” trabajando y estudiando.
Para Adrián fue peor la salida, donde se encontró con una “tormenta”. “Sabía que tenía que ser el apoyo, pero terminé necesitando más apoyo yo”, lamentó.
La misma noche en la que retornó a su casa con su pareja no pudo dormir. Cuando se levantó agarró todas sus cosas y se separó. “Vine a vivir con mi mamá, no entendía nada cuando llegué”.
Claudia vive en Nuevo París, es empleada doméstica, cría sola a dos hijos chicos, y admite, al igual que Adrián, que todavía le cuesta hablar del tema. Para ayudarla estuvo a su lado su hermana Micaela, quien dijo que “una parte” de su hermana “murió” en el accidente.
“Todavía está como shockeada, es muy difícil”, continuó en la llamada.
Claudia y Micaela recuerdan a Mía como una persona “muy feliz” que siempre buscaba hacer reír, y una adolescente muy sana.
Para Adrián su hija era “el alma de la familia”, y una muchacha que “repartía alegría”. “Ella siempre estaba haciendo una broma, un chiste, y es lo que me falta”.
La justicia
La defensa de la familia de Mía mantiene como principal hipótesis que el mal estado del ómnibus fue responsable del suceso, teoría que justifican con el relato de varios pasajeros de ese viaje y anteriores, y con los alrededor de 20 ingresos del vehículo a talleres mecánicos en un corto lapso previo al 12 de enero.
Esta teoría es compartida por Claudia y Micaela, quienes aseguran que la responsabilidad es de Copsa, aunque también creen que “un poco de culpa” tuvo el conductor.
Un informe de la Policía Científica descartó fallas mecánicas del coche y reportó que el accidente se debió a un exceso de velocidad del trabajador, aunque el abogado Silva denunció que en esa zona el límite no era de 60 km/h como marca ese documento, y pidió a la fiscal Jessica Pereira realizar una nueva pericia mecánica del ómnibus, solicitud que fue rechazada.
La tía de Mía cree que el accidente era evitable. “Hubiésemos festejado los 16 de mi sobrina, podría no haber pasado”, dijo, y pidió a las autoridades de Copsa que “den la cara”, que nunca se presentaron ante la familia.
Las hermanas viven con “impotencia” el proceso judicial, en el que creen que las leyes, las pericias, todo lo que forma parte de la investigación te “traban todo”, cuando para ellas “está todo muy claro”. Lo único que piden es que los responsables del accidente se hagan cargo.
Adrián está en la vereda contraria: la trama judicial que investiga el accidente le es indiferente. “No busco culpables, son cosas del destino, la vida. Entiendo la parte legal, pero mi hija está en una caja”, dijo el padre con la voz quebrada.
Hoy trabaja en la construcción, está tranquilo, pero todavía habla poco con su familia. Cuando recuerda todo lo sucedido piensa que le hubiera gustado ver por última vez a su hija, a la que no le dio “ni un beso, ni un abrazo” durante más de dos años. “Siempre va a ser mi princesa”.
Aclaración: en la primera versión de la noticia se decía que fue Claudia quien llevó a su hija a tomar el ómnibus en la terminal de Tres Cruces. Sin embargo, desde la familia aclararon que se trataba de la madre de sus hermanastras. Las disculpas del caso.
