Fútbol > EL ANÁLISIS
Nacional, un campeón con dos caras que no se mareó con la Suarezmanía
En el primer tiempo jugó y fue un aluvión de fútbol. En el segundo abrió el paraguas, se defendió y abrochó el campeonato. En medio de la tormenta más feliz de las últimas décadas, esa que desató Luis Suárez anunciando su retorno al club, el Nacional de Pablo Repetto siguió enfocado en lo suyo y le ganó con estricta justicia a Liverpool para conquistar el Torneo Intermedio.
Los tricolores ganaron porque en el primer tiempo fueron muy superiores y supieron sortear con astucia las complicaciones que le puso Liverpool, gran protagonista de la temporada.
Sin Gastón Martirena, suspendido, Jorge Bava apeló a una línea de cuatro defensores en lugar de tres, y salió a jugarle valientemente con tres puntas.
La actitud del negriazul fue la presionar en tres cuartos de cancha con una agresiva primera línea conformada por Alan Medina, Thiago Vecino y Rodrigo Rivero donde los extremos, en lugar de replegarse para ensanchar la custodia del mediocampo y conformar una poblada línea de cinco junto a los tres volantes salieron a provocar el error y a intentar recuperar en campo rival.
Sin embargo, Nacional no falló en entregas ni en manejos y con un Franco Fagúndez que se ofreció constantemente como rueda de auxilio para los volantes Yonathan Rodríguez y Felipe Carballo, el tricolor comenzó a generar acciones de gol en un primer tiempo de alto voltaje, muy intenso y con muchas chances de gol sobre el arco de Sebastián Britos.
Alfonso Trezza encontró facilidades por el sector de Agustín Cayetano y con un par de diagonales llegó a zona de definición con dos remates peligrosos y una acción en la que Joaquín Sosa y Federico Pereira estuvieron cerca de cometerle penal.
Emmanuel Gigliotti se mostró muy activo desde el pívot y Diego Zabala jugó con una inteligencia descomunal.
Salvando lo que fueron las carreras de uno y otro jugador, lo de Zabala recuerda mucho a lo que hacía Maximiliano Rodríguez en el Peñarol 2017-2018.
Es un jugador con pausa, lectura y criterio para decidir en los últimos metros.
Ahí cuando algunos se apresuran o no tienen lo que se necesita para desestabilizar, Zabala siempre ubica al jugador mejor posicionado o es capaz de lastimar con su gran pegada.
Arrancó por izquierda y luego pasó a la derecha. Y por ambos lados hizo daño.
Fue él quien asistió hacia afuera del área a Yonathan Rodríguez para que este anotara su golazo de afuera del área.
Sin embargo, el gran hacedor del gol fue Trezza al pelearle una pelota perdida a Rivero y ganarla con su ímpetu de jugador alemán.
A Trezza no le sobran los recursos para resolver. Pero tiene una potencia física, una entrega y le da una intensidad tan grande al juego de Nacional que partido a partido lo convierten en un jugador clave en el equipo de Repetto.
La ventaja de un gol le quedó muy chica a Nacional para lo realizado en el primer tiempo.
Liverpool asumió el riesgo de ir al frente, no lo pudo dañar y no pudo contener en el fondo el torrente de juego tricolor.
En el complemento, Nacional cambió su postura. Se dedicó a defender y lo hizo con aplomo.
Repetto sacó rápidamente a los amonestados Leandro Lozano y Léo Coelho y los sustitutos, José Luis Rodríguez y Mathías Laborda, estuvieron a la altura.
Camilo Cándido que suele exhibir alguna debilidad en defensa (en salida y pasando al ataque es el mejor lateral del fútbol uruguayo por destrozo), tuvo una tarea redonda consagrada sobre el final con un cierre sobre Thiago Vecino.
Liverpool se adueñó del balón con el ingreso de Hernán Figueredo, le dio cuerda a Pereira para subir por derecha y aguantó en defensa con tres zagueros, conforme a los cambios por los que apostó Bava.
Sin embargo, más allá de un remate alto de Vecino y un par de cabezazos, el negriazul no inquietó a Sergio Rochet ni generó chances claras para empatar.
Nacional dominó entonces, con dos caras, las dos facetas que tuvo el juego.
Cuando ambos salieron a jugar, lo hizo mejor y generó mucho más riesgo.
Cuando se dedicó a defender, maniató el potencial de su rival.
Y todo sin distracciones, en medio de una tormenta de euforia colectiva por la llegada de Luis Suárez que le dará un salto de calidad a un equipo que ya se despegó hace rato del resto. Incluso de Boston River y Liverpool que son los otros dos que mejor juegan.
