La atleta uruguaya Déborah Rodríguez llegó en el tercer lugar en la especialidad de 800 metros este miércoles por la tardecita uruguaya en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y entró en la historia del atletismo celeste ya que se convirtió en la primera en conseguir dos medallas en dicho deporte en dos ediciones distintas de los Juegos.
Déborah corrió por el carril 7 y comenzó punteando la carrera de entrada.
No obstante, al comenzar la segunda y definitiva vuelta a la pista, fue sobrepasada por la jamaiquina Viola Goule, la gran candidata a llevarse la prueba, y también por la cubana Rose Mary Almanza y Sade Liah Sealy de Barbados.
Sin embargo, cuando llegaron a la recta final, Déborah Rodríguez comenzó a trepar con grandes zancadas y demostrando que tenía aún resto para dar.
Debido a eso, superó primero a la competidora de Barbados y cuando se acercaban a la meta, estuvo a punto de superar a Almanza de Cuba, pero llegó apenas dos centésimas por debajo, lo que le dio la medalla de bronce.
El tiempo de Déborah Rodríguez en esta prueba fue de 2.01.66 contra 2.01.64 de la cubana, en tanto la ganadora Goule venció con 2.01.26.
La atleta uruguaya había logrado el octavo y último mejor tiempo entre las clasificadas a la final que se llevó a cabo este miércoles, por lo que en un principio era muy difícil que pudiera estar entre las primeras.
A su vez, estuvo muy cerca de batir el récord nacional que posee ella misma en 2.01.46.
En Toronto 2015, la uruguaya había ganado el bronce en 400 metros vallas.
La atleta uruguaya se mostró visiblemente emocionada luego del tercer lugar obtenido tras una muy buena remontada luego de que llegó a la recta final de la pista limeña.
Con lágrimas en los ojos, Déborah no ocultó su emoción y en conferencia de prensa dijo: “Esta medalla no es solo mía, es de todos los uruguayos. No saben lo feliz que estoy y lo que necesitaba esto. Ojalá los uruguayos la disfruten como yo la estoy disfrutando”.
Además, Déborah agregó que “le oraba a Dios, a todos mis santitos, a mi abuelo que me está mirando desde el cielo. Les decía que por favor me tocara la medalla porque lo necesitaba y mi país lo necesitaba. Yo lucho y me esfuerzo mucho para llevar para mi país los mejores resultados”.
Posteriormente indicó que “venía de una transición un poquito complicada, de unos Juegos Olímpicos que fueron complicados para mí, no solamente deportiva, sino también emocionalmente, que tuve que luchar durante un par de años para repuntar. Estoy muy feliz –repitió–, lo que lloré no tiene nombre. Estoy emocionada, no solamente por mí sino porque Emiliano (Lasa) acaba de ganar el bronce y era el objetivo que nos habíamos planteado los dos. Estábamos en la Villa y le decía: ‘Emi, vamos arriba, vamos a abrazarnos y vamos a festejar este triunfo como lo hicimos otra vez’ y él me decía que sí, que teníamos que festejar. Le quiero mandar un abrazo grande a Andrés Barrios que lo llamé de mañana y esta medalla es para él, para mi entrenador de Estados Unidos que vino a verme y está eufórico. Y un abrazo enorme a mi familia, a mis hermanos sobre todo, porque me ayudaron mucho durante todo este proceso”.
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