Lily James y Sebastian Stan en Pam & Tommy
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > DISPONIBLE EN STAR+

Pam & Tommy: la serie sobre el primer video sexual viral de internet y una crítica al imaginario de los 90

La serie se enfoca en el maltrato y la violencia que representó el episodio para Pamela Anderson, este miércoles se estrenó el último capítulo
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09 de marzo de 2022 a las 05:03

A veces parece que fueron ayer. De hecho, a veces todavía parecen ser la década pasada. Pero cuando uno lo piensa apenas un segundo, ya pasaron treinta años desde los años 90. Esa distancia, tan larga como corta a la vez, permite mirar con ojos críticos los sucesos de esa época, con la ventaja que da el paso del tiempo y también con la mirada que proporcionan los cambios sociales que se generan periódicamente. Y en los últimos meses, se han estrenado diversas producciones que hacen eso con algunos de los grandes escándalos mediáticos de esos tiempos, señalando errores y posiciones de aquel momento con la perspectiva del presente, reivindicando a figuras que entonces fueron tomadas como chistes o como simples protagonistas de historias que vendían mucho, pero que con el ojo actual son reconocidas como víctimas. Pasó con el caso Lewinsky en la serie American Crime Stoy: Impeachment, y hasta de algún modo con Britney Spears, su documental en Netflix y la campaña Free Brtiney. Y pasa ahora, con Pamela Anderson a través de la miniserie Pam & Tommy.

Compuesta por ocho episodios que se pueden ver en la plataforma de streaming Star+ (este miércoles se estrenó el último), la serie se enfoca principalmente en el momento más célebre de la historia de la pareja compuesta por la actriz de Baywatch y el músico Tommy Lee, baterista de la banda Mötley Crüe: el video sexual protagonizado por ambos, propagado de forma ilegal y uno de los casos más sonados de una de estas cintas protagonizadas por celebridades.

El primer tercio de la serie se pone en el terreno del género true crime –de moda en la ficción reciente, en particular en el streaming– y se enfoca en Rand Gauthier (Seth Rogen), un carpintero y exactor porno que está trabajando en la mansión de Lee en Los Ángeles. El rockero se acaba de casar con la actriz después de un fin de semana de descontrol en Cancún, y está remodelando su dormitorio para convertirlo en un extravagante nido de amor. La obra avanza, las deudas se acumulan, los maltratos de Lee suben de nivel, y Gauthier decide vengarse. Y lo hace entrando por la noche a la casa de las estrellas y llevándose una caja fuerte, en la que se encuentra, entre otros tesoros, una cinta de video en la que se encuentra un registro bastante explícito de la luna de miel de la pareja.

Además de las desventuras del torpe Gauthier, cuyo relato es la base de un artículo de la revista Rolling Stone en el que Pam & Tommy se basa, la serie dedica esos primeros episodios a explicar cómo la cinta se convirtió en un fenómeno viral años antes de que el término se popularizara, a través del naciente internet, todavía por entonces bastante anónimo, bastante descontrolado en cuanto al apartado legal, bastante incomprensible para la mayor parte del público y todavía dominado por esa noción de libertad absoluta, potencial económico de futuro y de ser un lugar donde todo era gratis, que con el tiempo se irían diluyendo.

El Rand Gauthier de Seth Rogen protagoniza los primeros episodios

La historia de todo es asunto es lo bastante interesante, pintoresca y con elementos absurdos como para no enganchar. Edificada sobre ese principio del fin de un mundo y el comienzo de otro (digital), por el relato se cruzan mafiosos, magnates de la pornografía y jóvenes empresarios de internet, con el carpintero ladrón en el medio. Pero una vez que el negocio de Gauthier está puesto en marcha, este prácticamente desaparece del relato, y la serie pasa a mirar al matrimonio Lee-Anderson. Pero la mira mucho más a ella.

Los dilemas de Lee (Sebastian Stan) se resuelven fácil: él fue sumamente célebre junto al resto de su banda en la década de 1980, y ahora que el rock ha virado al grunge con Seattle como capital musical, Lee se va dando cuenta que está perdiendo relevancia. Que todos esos millones de copias de discos vendidas sirven cada vez para menos. El video se hace público y se enoja, quiere reventar a trompadas a todos, hacerle un juicio a los responsables y proteger a su esposa, por quien se preocupa y a quien le desea todo el éxito del mundo como actriz, pero tampoco se hace demasiado problema. A fin de cuentas, es él el que se está encamando con la mujer que todos desean. Y por si fuera poca razón para que lo envidien, encima está bien dotado.

La boda de Anderson y Lee en la serie

Para Anderson, el impacto es radicalmente distinto. La actriz, interpretada por una irreconocible Lily James, padece la filtración porque primero que nada, la expone sin su consentimiento. A diferencia de sus portadas y producciones para Playboy, aquí es un contenido íntimo robado y publicado. También le pega en sus ambiciones; trazando un cierto paralelismo con Marilyn Monroe, las dos están atrapadas en el rol de la rubia tarada, el trozo de carne que solo está en la pantalla para tentar a los hombres, que no tiene que actuar mucho, solo verse bien. Anderson quiere salir de ese espacio, hacer cosas nuevas, convertirse en algo más. Pero Hollywood no la deja, y la cinta tampoco hace demasiados favores.

Los mejores momentos de la serie son aquellos que se enfocan en el trauma de Anderson y en sus reacciones al asunto. Ahí la serie vira hacia el drama (aunque siempre mantiene algunos toques de comedia absurda), al meterse con el dolor de una mujer que tiene que aguantarse las burlas de los conductores cuando la invitan a programas de televisión, los comentarios irónicos de la gente a sus espaldas, y la brutalidad de los abogados que la interrogan cuando la potencial publicación en una revista de fotogramas de la cinta hace que el tema vaya a la justicia. Anderson tiene que aguantar, aunque cada tanto suelta, como breves descargas, sus protestas a los hombres que la rodean.

El rol de Pamela Anderson en el escándalo es puesto en el centro de la serie

En definitiva, la serie la presenta como una víctima, y el gran objetivo de su personaje es funcionar como una crítica al machismo institucionalizado de la época y al tratamiento de las celebridades como Anderson por parte de la prensa, el público y la sociedad. La serie reclama que se la tomara como remate de chistes, por el revolcón por el barro que representó todo el affaire de la cinta para ella y para su intimidad, o que el mundo se pasara su privacidad por donde no da el sol solamente porque fuera famosa.

Pam & Tommy nos recuerda las similitudes del presente con el pasado en ciertas diferencias de criterio para juzgar y tratar a hombres y mujeres, pero lo hace de una forma que ha llamado la atención y ha despertado críticas, ya que al igual que con el video privado, nadie les preguntó a los protagonistas si daban permiso para contar su historia.

Pero al igual que pasó con la cinta en cuestión, las respuestas de Lee y Anderson fueron distintas. A Lee le molestó más su retrato en la serie, como un tipo violento (Anderson llegó a denunciarlo), agresivo y avasallante, pero en definitiva, le pareció “cool” que la historia se contara. Lily James, que dijo que se planteó “hacerle justicia” a la versión real de la figura que interpreta en lo que no deja de ser una ficción, y que comentó que buscaba presentar un retrato justo de una persona maltratada y violentada, intentó contactarse con Anderson, que nunca le respondió.

Hace una semana, la canadiense anunció que a través de Netflix se estrenará una película documental en la que contará su propia historia –y es lógico que este incidente sea mencionado– con un mensaje en el que se presenta a si misma como “no una víctima, una sobreviviente”. Ese material seguramente oficiará de contrarrelato a una serie que ha sido polémica, pero que apoyada sobre todo en las actuaciones de sus dos protagonistas, y en un tono enérgico y cautivante, presenta una mirada diferente a un episodio clave de la cultura pop de los 90, cuestionando los hechos, aunque también usándolos para entretener y hasta exponer nuevamente a su involuntaria protagonista.

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