Para Uruguay llegó la hora de ratificar

Ganó, pero dejó dudas. Intentó jugar, pero generó poco. Hizo méritos, pero sufrió hasta el final. La imagen que dejó Uruguay en el debut ante Egipto no fue convincente, pero a la luz del estreno de varias potencias, y del resto de los elencos sudamericanos, terminó siendo auspiciosa.

Entre el balance de duda y resultado, el entrenador Óscar Tabárez optó por cambiar.

En la conferencia de prensa previa al partido admitió que jugarán Carlos Sánchez en lugar de Nahitan Nández y Cristian Rodríguez por Giorgian De Arrascaeta.

Inequívoco signo de que Uruguay mejoró cuando estos ingresaron para los 30' finales del debut y de que las señales que el DT envió mandándolos a las conferencias de prensa de lunes y martes, respectivamente, vaticinaban estos cambios.

Uruguay buscará otra vez conseguir la posesión de la pelota (57% ante Egipto) para trabajar el triunfo. Para eso necesita que Matías Vecino levante y se acople mejor a Rodrigo Bentancur. Que los laterales sean más punzantes y resuelvan mejor -sobre todo Guillermo Varela- en ofensiva y que los delanteros sean mejor alimentados.

La mejoría de Luis Suárez se decanta naturalmente: nunca antes había errado tres goles hechos.

El Cebolla, además, le da esa pierna zurda que el equipo tanto extrañó ante Egipto. Ahora Uruguay tendrá potencial de desborde por ambas calles externas y la posibilidad de que el buen pie del doble 5 pueda filtrar alguna habilitación a los puntas.

"Arabia no nos va a tender una alfombra roja", dijo Tabárez sobre su rival reflexionando que a una derrota -los árabes cayeron 5-0 con Rusia- siguen aprendizajes, ajustes, correcciones y un extra de motivación para cambiar la mala imagen dejada.

También dejó, a modo de concepto futbolístico, que se deberá cuidar de la velocidad y el buen manejo de Arabia de mitad de cancha en adelante.

Pero el foco de Uruguay debe ser Uruguay. Ajustar la maquinaria, la circulación de la pelota y generar los caminos para que dos de los mejores delanteros del mundo exploten.