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Peñarol entre el error de Dawson, la despedida de Canobbio y la falta de audacia para llegar al gol
Peñarol sigue teniendo días movidos y por distintos temas. A la salida segura de Agustín Canobbio a Athletico Paranaense de Brasil, -por más que este domingo hubo alguna reunión de última hora para tratar de que se quedara en el club-, se sumó el empate contra Deportivo Maldonado del sábado en el Estadio Campeón del Siglo.
Lo que más dolió no fueron solo los dos puntos nuevos que quedaron por el camino, sino la forma en cómo se jugó el segundo tiempo en el que, de fútbol, muy poco se puede hablar.
De los 18 puntos en juego hasta ahora, Peñarol solo consiguió ocho, a lo que hay que añadirle que igualó el peor inicio de la historia en un Campeonato Uruguayo que databa de 2013-14 con Diego Alonso como entrenador, cuando había conseguido una sola unidad de nueve en juego.
Claro, luego llegaron las victorias en el clásico y en Jardines ante Danubio y las mismas fueron maquillando un poco una realidad que golpea desde el punto de vista futbolístico.
“Tengo una mezcla de tristeza e impotencia. Hay muchos detalles tácticos a corregir, demasiados”, dijo el técnico Mauricio Larriera luego del empate ante los fernandinos.
También sostuvo que el plantel que tiene es el mismo que comenzó la temporada, más allá de que perderá a Canobbio. “Habría que acompasar los períodos de pases con el resto del mundo. En algunos aspectos, seguimos en Ciudad Gótica”, sostuvo con ironía.
Péguenle a Dawson
Kevin Dawson fue el responsable de que Deportivo Maldonado empatara un partido que estaba bastante cerrado, no por lo que exhibía Peñarol en ese segundo tiempo soporífero, sino porque tampoco mostraba demasiado como para llegar con criterio.
Todos el ambiente del fútbol le pega a Dawson y con razón, ya que sumó un nuevo error en el arco, por más que hubo decenas de salvadas en otros partidos.
Sin embargo, ¿se puede responsabilizar solo al arquero de este momento de Peñarol? No. Hubo muchas falencias desde lo táctico -como lo dijo Larriera- y también desde lo técnico.
Al equipo le faltaron jugadores importantes. No pudo estar Pablo Ceppelini por suspensión, Canobbio por lesión y porque se quiere ir del club, y también continúan lesionados el Canario Agustín Álvarez Martínez -quien arrastra una sequía tremenda de no poder convertir goles- y el zaguero Hernán Menosse.
¿Dónde está el gran problema de Peñarol? ¿En la defensa? ¿En su arquero?
Puede haber muchas hipótesis para plantear, pero, por lo visto hasta ahora, el grave problema que atraviesa el equipo de Larriera es, casi exclusivamente, en materia ofensiva.
En los seis partidos que ha jugado hasta ahora, Peñarol solo logró cuatro goles. Para que esos números sean aún peores, cabe resaltar que dos de ellos fueron convertidos de penal. Y algo más: uno solo de esos tantos fue anotado por un delantero, Ruben Bentancourt.
En defensa, en esos mismos encuentros, ha recibido cuatro goles, lo que indica que no anduvo mal.
El viejo Peñarol de Larriera, el que, según palabras suyas, “ya falleció”, generaba mucho y convertía proporcionalmente muy poco.
El de hoy, definitivamente ya no genera, no llega en profundidad y eso es un error muy grave, ni que hablar si se tiene en cuenta que se escribe de un equipo grande.
En el primer torneo que dirigió Larriera, el Clausura 2020 que se disputó desde enero de 2021 debido a la pandemia mundial por coronavirus, Peñarol anotó seis goles en sus primeros seis partidos, dos más que ahora.
Ya en el Apertura 2021, en seis compromisos, los muchachos de Larriera convirtieron 10 tantos, mientras que en el Clausura 2021, fueron 11. Estas cifras marcan una gran diferencia con la escasa fibra goleadora del equipo actual.
Para llegar al gol hacen falta mejores transiciones, pero también audacia, inventiva, repentización. Y este Peñarol, por ahora, no las tiene.
Y lo que es peor, es que el equipo no tiene recambio ofensivo. Lucas Viatri, una de las nuevas adquisiciones, cada vez que entra, no puede cambiar el libreto, más allá de que muy pocas veces le hacen el juego que a él más le conviene. Máximo Alonso entró y poco pudo hacer y Alejo Cruz ni fue utilizado.
Federico Carrizo insinuó ribetes futbolísticos distintos a los demás y pudo destacarse. Le falta mejorar físicamente aún y eso es un problema. Ya hace más de un mes que arribó a Montevideo. Y el equipo y Larriera, seguramente lo van a necesitar.
Ahora Larriera tendrá 15 días para preparar al equipo ante Rentistas. Los mismos que tuvo para hacer lo propio ante Deportivo Maldonado, ya que el fin de semana anterior, Peñarol no jugó debido a que se disputaron los partidos que se habían postergado por el paro de la gremial de árbitros.
Para ese encuentro podrá contar con Pablo Ceppelini, quien será rehabilitado de su suspensión de tres compromisos tras la roja vista en el clásico por el pisotón sobre Santiago Ramírez y pagará dos, y también con el Canario Álvarez Martínez en ofensiva. Habrá que esperar para saber si Menosse llega o no de su fuerte esguince en el ligamento interno de su rodilla derecha.
Peñarol deberá rearmar su ataque, dejar atrás “el duelo” por la salida de Canobbio del plantel y enfocarse en lo que viene, porque, además, la Copa Libertadores empieza el 5 de abril. Hay más trabajo que el de costumbre para llevar a cabo en Los Aromos.
