Es el gran ganador y todos los laureles van para él con justicia. En primer lugar porque fue el promotor de la política pública que implicó medidas que no solo fueron exitosas socialmente (se redujo la cantidad de uruguayos que consumen tabaco), culturalmente (pese a algunas voces críticas al principio a los uruguayos en líneas generales les gustó la mano dura) y hasta políticamente (donde no hubo más que rechazos menores).
Pero si la política pública no era correcta, por mejores abogados, estrategias jurídicas o apoyos del exterior que llegaran, el juicio se iba a perder. Por tanto, una lectura es que el laudo del arbitraje fue favorable porque las medidas se tomaron de forma correcta. Y el mérito principal allí es de Vázquez.
Además este fue uno de los pocos temas en los que Vázquez ha sido inflexible en lo que lleva como mandatario (2005-2010 y desde 2015 hasta ahora). Como reseñó el politólogo Oscar Bottinelli en su columna del pasado domingo, "este hombre que ha sido muy flexible en casi todos los terrenos, ha sido inflexible en dos", y mencionó allí la lucha contra el tabaco y el veto a la ley de despenalización del aborto.
En ambos casos se enfrentó a su partido. En el aborto fue evidente, al vetar la ley aprobada por la mayoría del FA.
Y en el tabaco, porque el gobierno de José Mujica amagó con flexibilizar algunas normas y negociar con Philip Morris (PM). El entonces ministro de Salud, Daniel Olesker, hizo declaraciones en ese sentido y anunció que se permitiría que las empresas pudieran vender más de un producto dentro de la misma marca (ese fue uno de los puntos por los que la tabacalera inició el arbitraje) y reduciría el espacio destinado en cada cajilla a la publicidad institucional (otro aspecto del litigio). Para eso se formó una comisión que iba a estar integrada por Olesker, el ministro de Economía, Fernando Lorenzo y el canciller Luis Almagro. Vázquez en ese momento (julio de 2010) puso el grito en el cielo. "Apoyo al compañero Mujica, pero en esto no lo puedo acompañar", dijo. Según el presidente implicaba "un paso atrás y una muestra de debilidad en lo que es esta lucha contra esta pandemia mundial como es el tabaquismo, que ocasiona millones de muertes en el mundo". Agregó que "por una presión chantajista de una multinacional como es Philip Morris, que lo que busca simplemente es doblar la voluntad del gobierno uruguayo para luego sacar réditos y mostrarlo como un triunfo para que otros países no inicien esta lucha contra el tabaquismo, es realmente lamentable".
Olesker en ese momento retrucó y dijo que el gobierno de Vázquez cometió un "error jurídico" con alguna de sus normas. "Lo que hay es una demanda porque hubo un error jurídico", dijo en radio Océano.
Pero la presión de Vázquez dio resultado. Le pidió apoyo al Frente Amplio, que se volcó a favor de mantener las políticas antitabaco y el gobierno de Mujica finalmente no retrocedió y encaró el juicio con mucha fuerza.
"El logro cosechado es mérito del Presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, verdadero campeón de la salud pública y defensor de principios de medidas fuertes para disminuir el tabaquismo y salvar vidas", dijo uno de los abogados del estudio Foley Hoag que contrató Uruguay.
Fue el peso pesado de la abogacía que el gobierno de Mujica contrató para liderar el litigio. El estudio que dirige es Foley Hoag.
Reichler es un abogado judío de Nueva York, que se se graduó en Harvard en 1973 y es "uno de los más respetados y experimentados del mundo en derecho internacional público" escribió la guía especializada Chambers Global.
Ya había defendido a Uruguay en La Haya por el tratado del Río Uruguay, y en su currículum se nombran cientos de litigios entre los países chicos por motivos chicos.
Tiene más de 25 años en la representación de Estados soberanos en diferencias con otros Estados, y en diferencias con inversores extranjeros. Según Chambers Global, "pertenece a un grupo selecto de abogados élite con una amplia experiencia en litigios en representación de Estados soberanos ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, y el Tribunal Internacional del Derecho del Mar en Hamburgo".
La revista The American Lawyer lo llamó "Señor Corte Mundial", establece: "Desde Centroamérica al Cáucaso, Paul Reichler de Foley Hoag ha labrado un práctica única en derecho internacional público". La revista también establece que los juicios que Reichler ganó para Nicaragua sirvieron para darle clientes en toda la izquierda latinoamericana.
Al igual que en la transición del 2010, cuando Mujica amagó con cambiar las normas del tabaco, en la previa al cambio de gobierno en 2014 hubo algunos intentos del entorno de Vázquez por cambiar los abogados. Allí la administración Mujica defendió mantener a Reichler al frente de la defensa y eso dio resultado.Inicio de sesión
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