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Rudy Rodríguez: "Para jugar en Primera hoy no alcanza con el campito"

Jugó en Defensor de 1976, compartió equipo con Casal y como DT de juveniles coronó su carrera siendo campeón de la Libertadores sub 20
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28 de abril de 2018 a las 05:00

¿Se jubiló después de conseguir la Copa Libertadores sub 20 con Nacional?

Trabajó de mecánico tornero en Florida. Jugó al fútbol en River de aquella ciudad y luego en Nacional, hasta que el preparador físico Cono Caminatti lo llevó a Defensor. Fue campeón Uruguayo en 1976 y desde hace 31 años es uno de los entrenadores más exitosos en divisiones juveniles. En febrero último se coronó campeón de la Copa Libertadores sub 20 con Nacional y ahora, con 66 años, gestiona la jubilación.

Es una de las posibilidades que estoy manejando ya desde hace un par de años, en especial el año pasado. Fuimos tratando de regularizar todo, de tener todo en orden y después de coronarnos con el título creo que es un momento de hacer un alto, terminar de hacer los trámites, con la mente más tranquila y con un merecido descanso después de 31 años de actividad como entrenador, de los solo en cinco meses no trabajé.

¿Cuándo empezó a dirigir?

Comencé en Defensor en 1988 dirigiendo la Séptima división, el primer año que se jugó en esa categoría. Defensor fue el primer campeón oficial de Séptima, con la generación 1974, entre los que estaban Tabaré Silva, Alejandro Traversa, Gabriel Alvez, que hoy ya son técnicos. Ha sido una trayectoria que me posibilitó tener trabajo de forma permanente. Tuve la suerte de estar con la selección uruguaya, la sub 17 en la que surgió entre otros Sebastián Abreu, al que trajimos de Minas y prácticamente entrenando muy poco tiempo optamos por llevarlo a la selección. Federico Rariz, el Rusito Olivera que lamentablemente falleció en un accidente automovilístico, Martín Rivas. Después fui a Japón y regresé.

¿Cómo le fue en Japón?

Trabajé en la Universidad de Oita, en la isla de Kyushu. En ese momento no había juveniles y se preparaba similar al básquetbol americano, las universidades surtían a los equipos. En esa época, 1993-1994, en Primera jugaban Ramón Díaz, Guido Buchwald, Totó Schillaci. Participamos 44 universidades y perdimos la final. Al regreso de Japón vuelvo a Defensor a trabajar como encargado de la parte de fútbol y dirigí Cuarta y Quinta. En algún momento también participé con Tercera división. Trabajé hasta 2006. Desde ese año y hasta 2009 estuve en River.

¿Y se incorporó a Nacional?

Daniel Enríquez y la directiva de (Ricardo) Alarcón me arriman a Nacional y continué hasta ahora, con los cambios dirigenciales de (Eduardo) Ache, (José Luis) Rodríguez. Más allá del sacrificio porque hay momentos que la familia requiere de tiempo y andamos con los viajes, con los chiquilines, es motivante; a veces hasta los domingos te vas a ver las categorías más chicas. Tuve la satisfacción de haber trabajado de continuo.

Sebastián Taramasco (coordinador de juveniles en Nacional) cree usted es el técnico que tiene más títulos a nivel de formativas, ¿lleva la cuenta?

No tengo. Taramasco me decía preparalo porque es algo muy importante. Es un orgullo para uno, en Nacional salí dos veces campeón Uruguayo con la sub 19 (Cuarta división), participamos de la primera Copa América que se jugó en Perú, salí campeón con Séptima división que la dirigí durante tres años, con la generación 1997 donde estaban Mathías Olivera, Mono Villa, Rodrigo Amaral, Diego Baldi, salimos campeones en la Tahuichi con esa generación, con Tercera logré el tricampeonato de los que participé en dos y coronamos ahora con el título de campeón de América. Salí vicecampeón invicto con Tercera, el último semestre antes de que tomara el Cacique la Tercera; empatamos con Wanderers que fue el campeón, con Defensor y con Sud América, mientras que Wanderers empató con nosotros y perdió con Rentistas. Un vicecampeonato de la categoría 1997 con Defensor y esa misma generación ganó el Mundialito en la Tahuichi Aguilera. En River salí campeón con Cuarta y en Defensor prácticamente en todas las categorías que dirigí. Cosas que te alegran, tengo el recuerdo de la cantidad de jugadores que me tocó dirigir y que me posibilitaron la obtención de títulos en base al trabajo de ellos, del cual uno es una parte pequeña, porque sigo los más importantes son los jugadores.

Debe ser increíble ver hoy a entrenadores que usted los dirigió cuando eran niños.

Nathaniel Revetria, Marcelo Albarenque que está como ayudante de él, Pablo Hernández, Juan José Díaz; hay muchos jugadores que tuve la suerte de haber sido campeones con ellos. Defensor concurre año a año a Alegrete y las dos veces que fue campeón las obtuvimos nosotros en 1989 y 1990. Esa generación estaban Pablo Hernández, Marcelo Romero, surgieron muchos jugadores que hoy están trascendiendo. A quienes trabajamos en juveniles y lo hacemos de vocación, de corazón, nos pasa que van pasando los años y nunca querés decir hasta acá. Dirigí a la sub 19 pero voy a ver a la sub 14 y sub 15 y los ves venir, crecer. Llevaba ocho años en Nacional. Hay jugadores que lo vi jugar en Preséptima.

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A Christian Oliva lo tuvo en juveniles, ¿cómo ve su crecimiento en Primera?

De Nacional se había ido y apareció un día, yo no lo conocía porque no lo había dirigido en juveniles y apareció como aspirante. En ese momento estaba Roberto Roo como coordinador y tenía que traer una autorización del club al que pertenecía para que pudiera entrenar y que no había compromiso. Empezó a entrenar con nosotros unos días y me convenció su rendimiento aunque hacía un tiempo largo que estaba parado, se cansaba en un comienzo porque no tenía la base adecuada, pero después hizo una buena pretemporada y trabajar de forma notable con el Cacique. Lo bueno es que no solo lo demostró en Cuarta o Tercera, que toda esa experiencia que adquirió la está demostrando en Primera división, que no es fácil, hay muchos chiquilines que se les hace difícil llegar a pesar de las condiciones. El fútbol marca una exigencia que no alcanza con que me guste a mi, sino que en el momento que llega a Primera cumpla lo que requiere la categoría y lo que el técnico le está pidiendo.

Un caso contrario es el de Rodrigo Amaral.

Rodrigo hizo 62 goles en Séptima, salió goleador en la Tahuichi Aguilera con ocho goles en ocho partidos. Lamentablemente para él y para la institución, la dificultad con llegar al peso ideal le ha complicado hasta el momento.

¿Ese es su verdadero problema?

Pienso que no tiene otro. Como chiquilín es brillante, excelente compañero y las condiciones futbolísticas es un jugador con personalidad, pero confío en que todos estos malos momentos que le han tocado vivir por diferentes circunstancias le van a servir para madurar y poder reiniciar su carrera, que por la edad está a tiempo. Es un jugador contundente, le pega bien a la pelota, está por arriba de la media. Tiene que luchar contra esa dificultad y a veces la inmadurez no le ha posibilitado estar con ese peso que le solicitan los técnicos de acá, le está pasando en Argentina, pero ojalá que pueda llegar, se lo merece es un chico excelente.

¿Es difícil lidiar con los representantes de los juveniles?

Depende de las instituciones, cada una maneja diferente esa situación de la relación con los empresarios. Yo jugué con Paco Casal de compañero en Defensor y hay muchos de los muchachos que nos enfrentábamos como el Pepe Herrera y otro montón de jugadores que optaron por continuar relacionados con el fútbol como empresarios y yo no considero que sea malo, el tema está en encontrar el equilibrio de no acelerar los procesos que los chiquilines requieren a veces y ahí comienza esa relación en la que yo prácticamente participo poco. A mí me pueden traer uno, dos o los jugadores que los empresarios o la institución consideren, después mi tarea es la de seleccionar a los que considero que van a beneficiar al club y eso me ha llevado a trabajar con tranquilidad.

¿Nunca lo presionaron?

No, porque no lo acepto ni siquiera de los presidentes. Si me contratan para algo y me sacan es por mis errores, pero no por errores ajenos. Porque yo puedo estar convencido que un jugador puede jugar y aquel otro no, y si eso me cuesta que tenga que dejar el puesto, me voy tranquilo. Considero que son muy pocas las situaciones que se dan en cuanto a que haya presión. Nunca tuve dificultad con ningún empresario. Es su trabajo, es un negocio y procuran obtener el beneficio que consideran, pero así como uno puede escuchar un montón de cosas que los empresarios tienen informes de lo que es el entorno familiar, ellos también tienen que escuchar de los entrenadores, al preparador físico, cuáles son las posibilidades que se les ve a cada uno de esos chiquilines. Porque de repente a veces tenemos discrepancias entre el propio cuerpo técnico, quién juega como titular, a quién proyectamos, mi compañero me dice capaz que el año que viene si no levanta el rendimiento se le termina la estadía acá por esto, esto y esto.

Rudy Rodríguez jugó entre 1974 y 1986 en Defensor (en tres épocas diferentes), Miramar, Sud América, Bella Vista, en Colombia y en Venezuela.

¿A qué edad ya se puede vislumbrar si el jugador va a llegar o no?

Es difícil, aún en la misma generación hay chiquilines que necesitan hacer todos los escalones y hay algunos que lo logran por capacidad intelectual, física, saltan dos o tres escalones. A Marcelo Tejera lo tuve en la sexta de Defensor y en ese momento estaba Raúl Moller en Primera y el profesor Santos me decía, 'Rudy tenemos que ascender a Marcelo' y yo le decía 'profe es Sexta'. Ascendió, jugó en Tercera algunos meses y en la Liguilla debutó en Primera. Con 16 años era un jugador que su capacidad técnica e inteligencia le permitieron debutar. A veces el empresario, los técnicos o los directivos aceleran el proceso porque Uruguay vive de la venta permanente de jugadores, pero creo que lo importante es no apresurar eso. Porque todo el mundo se acuerda de los que llegaron y se mantuvieron, pero nadie después dice 'subió a fulano y desapareció del fútbol', producto no de haberlo dejado madurar. Hay chiquilines que de una categoría a la otra sienten el cambio físico o las exigencias que plantea un nivel superior. Es tan complejo todo que a veces no es solo que juegue bien, el fútbol requiere de reunir varias valencias, físicas, técnicas, sicológicas que le posibiliten ante una situación que se le comienza a dificultar en el desarrollo, la pueda solucionar.

¿Eso le pasó a Agustín Rogel?

A Agustín lo tuve desde Séptima. Siempre digo que hay que saberlo rodear al juvenil que asciende a Primera. No es que los compañeros no lo hayan amparado o el cuerpo técnico -me saco sombrero con Martín (Lasarte) que es alguien que protege mucho a los juveniles-, sino que el equipo en ese momento no respondió como para poder respaldarlo de mejor manera a él y que de repente esas equivocaciones que tuvo fueran disimuladas producto de que el equipo ganaba y él iba a mantener esa confianza. Es otro de los jugadores que considero tienen muy buen temperamento, con capacidad de autocrítica y análisis muy profunda y va a volver a mostrar la capacidad que mostró en la selección y en cada una de las divisionales que jugó.

¿Cómo era en su época de futbolista?

En la época que jugábamos nosotros no había la venta permanente de jugadores y tampoco venían tanto del Interior. El Interior surte mucho al fútbol profesional y antes venían uno o dos cada tanto a Montevideo. Y ahora todos los equipos, Nacional, Defensor, Danubio, River, Peñarol, todos de acuerdo a las posibilidades de infraestructura que tienen como para mantenerlos, tienen 25 o 30 chiquilines. Nacional les brinda el estudio, la residencia, la alimentación, un grupo multidisciplinario de psicólogo, podólogo, nutricionista, profesores. Otros tienen menos posibilidades, pero si mirás la sub 14 de otras instituciones y preguntas cuántos jugadores son de Interior te vas a sorprender.

¿Cómo ve el proceso de juveniles en Uruguay?

Cuando hay equipos que con las limitaciones económicas que tienen se preocupan por los juveniles, lo ves con alegría. Y cuando hay una cabeza como en su momento el Maestro Tabárez y todo el resto del cuerpo técnico que hay en las divisiones juveniles continúan logrando esos objetivos que tiene cualquier país, también. En el fútbol nuestro levantás una piedra y aparecen jugadores. ¿Qué hay que hacer después?, el trabajo. Tener paciencia para ir llevándolo y la paciencia es en primer lugar de la familia, los dirigentes, los empresarios, hasta el propio chiquilín; si el entorno lo respalda en que el crecimiento lo va a ir haciendo de acuerdo al consejo de quienes están al frente de cada categoría, hay más posibilidades que un chiquilín llegue a Primera división con una preparación adecuada. Si un jugador asciende y de repente falla desde el punto de vista técnico, en cosas que tendría que tener automatizadas, quiere decir que lo aceleraron. Somos seres humanos y cada uno madura diferente, reacciona diferente, hoy en día el tema intelectual es fundamental, cada vez requiere de más razonamiento. Antes decíamos tiene campito, hoy no alcanza solo con el campito para jugar en Primera.

Rudy Rodríguez Nacional
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¿Cómo fue la preparación para la Copa Libertadores sub 20 que ganó con Nacional?

Taramasco lo venía planificando desde que se fijó la sede en Uruguay. Nosotros fuimos el año anterior a la Copa Ipiranga en Porto Alegre, que San Pablo (al que eliminamos en la semifinal de la Libertadores), a ese torneo fuimos otorgando una ventaja en la edad de casi tres años, preparando a estos chiquilines muy similar a la forma de competencia, cada tres días y con un calor importante, contra equipos brasileros, argentinos, una exigencia grande para ellos, y no pasamos vergüenza. Aprovechamos esa experiencia previa, hicimos una selectiva de unos 25/30 jugadores de los cuales fueron 19. Se trabajó, se jugó, pasamos la serie, nos eliminó Huracán, vinimos un jueves y el domingo jugamos la final por el Campeonato Uruguayo contra River y salimos campeón. Se armó un grupo multidisciplinario, el presidente de jueveniles Bari Monzeglio concentró con nosotros desde el 9 al 24 de febrero fue muy bueno para los chiquilines, la psicóloga Verónica Tutte que tuvo capacidad para llegarle a los chiquilines porque nosotros los fines de semana jugamos con 200 personas y en algún partido 500, y en el estadio jugamos con 30 mil personas, entonces la exigencia hacia ese grupo que no se nos alejara de lo que habíamos planificado estratégicamente para cada partido. El grupo de jugadores demostró una madurez, y muchas de esas cosas las fuimos trasmitiendo en ese viaje a Brasil, el objetivo que buscamos fue evaluarlos, la recuperación, este a los tres días se clavó de cabeza hay que cambiarlo, el médico, el fisioterapeuta, el utilero que concentró con nosotros... Se formó un grupo de trabajo y nos metimos un año y medio. También quiero destacar que el trabajo empieza en la captación, con Galán, López, Rolín. No es varita mágica, es un proceso de trabajo. Hay que tener paciencia, esperar y trabajar mucho.

"El profe De León nos comía la cabeza y trancábamos con los dientes"

¿Qué recuerdos tiene de Defensor?

Llegué en 1974 y en 1975 me iban a vender a México y el profe De León le pidió a los directivos que me mantuvieran para el plantel que iba a armar con la ilusión de estar lo más arriba posible. Se armó un grupo, más allá de la capacidad de juego que fue análisis de todos los periodistas y el pueblo futbolero. El profe De León era un visionario, con una gran capacidad, no solo en la parte estratégica, táctica, sino de convencimiento y un ser humano bárbaro. La obtención del campeonato fue producto de un trabajo de hormiga, nosotros tuvimos la suerte de poner la frutilla arriba de la torta, pero eso había comenzado con el profe De León creo que en el año 1970, 1972 cuando hicieron una gira por México y Centroamérica, con una idea de juego revolucionaria que en ese momento criticaron mucho porque presionábamos. A nosotros nos decían que éramos el anti fútbol, pero Fredy Clavijo, que era el arquero, jugaba casi en la medialuna, entonces ¿dónde estaba la virtud de los que jugaban tan bien al fútbol que con un arquero parado en la medialuna el 80% del tiempo de juego no le convertían?

¿Entonces no eran el anti fútbol?

Jugador fuerte era Baudilio Jauregui; Liber Arispe y Beethoven Javier eran los laterales, Arispe era un malabarista con la pelota, un jugador súper técnico y Javier basaba su juego en la velocidad. El otro zaguero era Salomón, fuerte; el Tato Ortiz era técnico, Pedro Graffigna, José Gervasio Gómez un exquisito del fútbol, de lo que vi acá, Ildo Maneiro y José Gervasio fueron jugadores espectaculares, pasadores de pelota. El Pichu Rodolfo Rodríguez y yo íbamos y veníamos, hoy en día los laterales volantes, en el 76 nosotros hacíamos ese trabajo, yo corría de córner a córner, y Rodolfo con un juego aéreo muy importante; Alberto Santelli, Pedro Álvarez, el Negro Cubilla un monstruo, lo que nos enseñó, nos transmitió toda la experiencia de un jugador fuera de serie, lo disfrutamos y aprendimos de él. Washington González, Ricardo Conde, Gregorio Pérez, hubo un grupo y todos tuvieron la posibilidad de participar y en el momento que ingresaron cumplieron con la tarea. Arrancamos jugando Pichu por izquierda, yo por derecha y Pedro Alvarez, cuando Santelli se recuperó de una fractura ingresó como 9, después yo pasé a la izquierda y entró Cubilla a la derecha, yo me desgarré y entró el Pichu; el Vasco Cáceres que hizo un gol de volea en el Capurro en un partido definitorio, todos los que participaron, así hayan sido 30 minutos, cumplieron con lo que el equipo necesitaba para lograr el objetivo. Nadie daba nada por nosotros porque todo el mundo decía que en algún momento nos íbamos a caer. Por suerte el seguimiento de Víctor Hugo Morales y su gente sirvió, porque ya no era solo nuestra palabra en un penal, un gol o un offside, había una observación de alguien totalmente neutral. Y pudimos mantener ese convencimiento porque el tipo (De Leon) nos comió la cabeza de una manera que trancábamos con los dientes.

"Casal era un cable pelado"

¿Cómo era Paco Casal futbolista?

Jugaba como lateral o volante, era agresivo en la marca, siempre tuvo facilidad de palabra y memoria. A la vuelta del Franzini había un almacencito, que era un garaje y nos tomábamos una cerveza sentados en la vereda, eran otros tiempos; entonces iba Paco y hablábamos de fútbol. Él leía El Gráfico y al otro día te lo recitaba, jugó tal equipo, a los 20 hizo un gol fulano, la jugada fue así, tenía una capacidad de retención impresionante. En la parte del juego, era un lateral muy ágil, delgadito y agresivo. Era un cable pelado como le decíamos. Era muy solidario con los amigos, con la gente del boxeo, siempre estaba con ellos, lo iban a ver a las concentraciones.

¿Le hizo bien o mal al fútbol en su etapa de representante de jugadores?

Creo que le ha hecho un bien, después cada uno tiene la libertad de opinión, pero la cotización de los jugadores comenzó a elevarse y hay varios empresarios más que han hecho y están haciendo las cosas bien para valorar a los futbolistas. Porque a igualdad de condiciones entre un jugador uruguayo, un argentino y un brasilero, el que vale menos es el uruguayo. Entonces en eso los empresarios y Paco que comenzó con esto, hizo elevar el nivel merecido que tienen los jugadores.

¿Cuánto valdrían hoy los jugadores del Defensor de 1976?

Yo tuve la suerte de tener a Julio Pérez de ayudante del Profe De León, ¿cuánto valía Julio Pérez? Jugaba los picados de veteranos con nosotros y se enojaba porque perdía, se enojaba mal. Un fenómeno, no quería perder. Era mi compañero de truco y no quería perder al truco. Cantábamos flor, si no teníamos nada nos íbamos al mazo, 3x1 negocio de feriante decíamos. Entonces pensábamos cómo no iban a salir campeones estos tipos si más allá de lo que jugaban tenían una entrega y un amor propio increíble.

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