La segunda parte de 2017 para
Nacional quedó reducida al Torneo Clausura, en el que deberá defender el primer lugar de la Tabla Anual.
Un desafío que ahora, recién salido de la Copa Libertadores, tiene gusto a poco. Pero al cabo de la temporada, si el tricolor consigue ganar el Campeonato Uruguayo, las penas deportivas de la eliminación en el torneo continental quedarán de lado. Hace casi 30 años que los clubes grandes del fútbol uruguayo (que son los que tienen mayores obligaciones) terminan conformándose con sumar ligas locales.
Financieramente, la situación será complicada de sostener para los dirigentes. A fines de octubre la comisión directiva tendrá que presentar la Memoria y Balance, que actualmente presenta un pasivo de US$ 16 millones, al que deben agregarse los US$ 6 millones del préstamo del Banco República que el club gestionó y ya cobró para continuar con las obras del Parque Central.
En los últimos meses se utilizó dinero de la caja del club para no detener la construcción.
Negociar uno o más futbolistas es clave para la subsistencia. Ahora que el equipo quedó eliminado de la Libertadores, se quedó con un plantel nutrido, al que además llegaron Gonzalo Bueno y Matías Zunino, solo para 15 partidos del Clausura y una eventual definición del Uruguayo.
Las transferencias de Santiago Romero y Sergio Otálvaro le reportaron solo US$ 350 mil. Diego Polenta y
Álvaro González, abrieron la puerta para salir en el actual período de pases (tienen tiempo hasta el 31 de agosto), si reciben una oferta seductora.
En el caso del capitán, Nacional tiene la propiedad del 50% de la ficha y desea al menos US$ 3 millones por la transferencia.
Esta coyuntura también puede ser propicia para que futbolistas como Felipe Carballo,
Alfonso Espino y Kevin Ramírez dejen el club con oxígeno económico en estos momentos. Nacional dejó de ganar más de US$ 1 millón tras quedar afuera de la Copa. Ahora, tendrá que usar la imaginación para seguir adelante.