La empresa local Sheep Uruguay desarrolló una tecnología que permite disponer de una aplicación que, mediante un dispositivo –un collar rastreador– que se coloca en un ovino y la lectura del mismo desde un centro de cómputos, posibilita un constante rastreo de las majadas, disminuyendo potenciales pérdidas de lanares, tanto por abigeato como por el ataque de jaurías y otros depredadores.
Carlos Capano, integrante del equipo que desarrolló la herramienta, mencionó que apenas un dato que la justifica es que el hurto de ovinos es uno de los principales perjuicios en el sector, tanto que un informe de la Comisión Nacional de Seguridad Rural (en 2019) detectó un incremento de las denuncias, alcanzando a 1.758 durante ese año.
El desarrollo de la aplicación Sheep Uruguay (sheep.uy) lo realizó un equipo multidisciplinario, uniendo tecnología, visión de negocios y conocimientos del agro, conformado por el técnico agropecuario Esteban Baez, el ingeniero en computación Juan José Rosales, el analista de sistemas Diego Femenías y por Capano, futuro licenciado en negocios internacionales e integración.
Según explicó Capano, el dispositivo electrónico que se instala en el animal permite el monitoreo constante de su ubicación y de la majada que integra, mediante un sistema de posicionamiento global. Una de las principales funcionalidades, la alerta georreferenciada, permite que los datos de la ubicación y de cómo se desplaza la majada sean enviados en tiempo real al centro de cómputos, donde se analizan los datos y se disparan las alertas necesarias, en forma inmediata. Dichas alertas son visibles y sonoras en el teléfono en el que se instaló la aplicación.
Con relación a la cantidad de dispositivos que debe utilizar cada productor, depende de la cantidad de ovinos y de si se agrupan en varias majadas, pero se estima que una de 50 ovinos debería utilizar al menos dos dispositivos.
También influye la característica de cada majada y la del establecimiento: no es lo mismo que los animales deban desplazarse en una zona mayormente plana que en áreas en las que deban ascender o descender. Pero lo ideal es colocar un dispositivo por cada líder en cada conjunto de ovinos.
Una vez que el productor tiene los dispositivos, se ingresa a una etapa calve, la de calibración. Consiste en analizar los datos que se obtienen de los rastreadores instalados en los líderes de las majadas, para establecer el conjunto de reglas que dispararán alertas, de modo que se pueda actuar lo más rápido posible para evitar el robo, denunciando la situación a la Policía, o el ataque de otros animales.
Básicamente, se explicó, se considera que los animales no se desplazan del mismo modo, por ejemplo con base en la velocidad, cuando se mueven porque alguien los traslada o voluntariamente hacia donde está la comida, que cuando lo hacen porque alguien los está atacando y perciben ese peligro.
Capano dijo que los productores que ya están al tanto de esta herramienta están expectantes, en algunos casos con un cierto temor cómo se comportará una tecnología innovadora, pero con el aspecto positivo de que las pruebas han sido satisfactorias.
“Creemos que va a ser una herramienta que se va a expandir entre los ovejeros, complementando otras herramientas de cuidado y prevención que están usando, como lo son animales de guardia como perros maremmanos, burros y llamas, por ejemplo.
También se precisó que si bien esta tecnología está diseñada para ser utilizada con ovinos, es posible que en el futuro se la pueda adaptar para su uso en otras especies y rubros de la producción ganadera.
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