Para el sindicato los expedientes "ya fueron cerrados a nivel institucional y judicial" y relatan situaciones que son "aisladas". Su divulgación, según el gremio, responde a un interés de "justificar fracasos actuales comparándolos con hechos lamentables del pasado que terminaron con funcionarios sancionados y destituidos". Para el sindicato se trata de un intento de "demonizar a los trabajadores que están expuestos a pésimas condiciones de trabajo". "Es también absolutamente dañino meter a todos en la misma bolsa", sostuvo.
La presidenta del Inisa, Gabriela Fulco, recordó en diálogo con radio Carve que la información publicada responde a un pedido realizado a través de la Ley de Acceso a la Información pública. Además sostuvo que los hechos denunciados corresponden al período 2012-2014 y que hoy no están ocurriendo.
“Ingresamos a la institución en conocimientos de estos hechos, debido al informe de la Institución Nacional de
Derechos Humanos de 2014 y el informe del relator contra la tortura de la ONU Manfred Nowak”.
Fulco dijo que estableció la "tolerancia cero" a cualquier maltrato físico y emocional y que se destituyeron a 5 funcionarios "que no entendieron que se había acabado la violencia". "Hoy estamos sacando la cabeza afuera y dedicamos mucho tiempo a la capacitación del personal", sostuvo.
Según informó este domingo El País, entre 2014 y 2017 se abrieron 52 investigaciones internas por malos tratos en estos centros de rehabilitación juvenil. A su vez, se abrieron cinco expedientes por casos en los que presuntamente funcionarios de Inisa colaboraron con la fuga de los reclusos.
Entre las denuncias, se encuentra la de un abuelo que declaró que sus dos nietos habían sido maltratados con cachiporras y picanas eléctricas, la de una madre que señaló que su hijo y otros jóvenes habían sido obligados a salir de su celda en calzoncillos y luego les pegaron, los insultaron y los maltrataron con una picana, además de que les sacaron fotos con
celulares. La misma señora denunció que los funcionarios habían roto el televisor que los chicos tenían en la celda, y que la directora del
centro los había amenazado diciéndoles "que les iba a hacer lamer el piso".