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Tres aspectos positivos y tres negativos del primer clásico de Alfredo Arias en Peñarol
Peñarol sumó ante Nacional el cuarto partido bajo la conducción de Alfredo Arias y logró un empate 2-2 en el que terminó imponiéndose por tiros penales.
Si bien el balance futbolístico de los 90 minutos no fue bueno, el primer clásico le dejó al entrenador algunos aspectos positivos y también varios deberes con tareas para corregir y hacer ajustes.
Lo bueno para Peñarol pasó por el demoledor arranque de Ignacio Laquintana quien nuevamente volvió a ser una pesadilla para la defensa de Nacional.
Además de su velocidad, el extremo le sumó gol y marcó un doblete ante la versión más endeble de Sergio Rochet en mucho tiempo.
También le tiró un caño de antología a Diego Polenta.
Otro aspecto muy valorable para Arias es el nivel que está demostrando Sebastián Rodríguez en sus primeros partidos con la camiseta de Peñarol.
Si Peñarol fue a buscar en él un nuevo líder futbolístico ante el ocaso del ciclo de Walter Gargano, cuyo contrato vence en seis meses pero no será renovado, lo encontró.
Rodríguez asume protagonismo, toma buenas decisiones con pelota, pasa bien en corto o en largo, genera sociedades de juego. Es de esos indispensables que juegan y hacen jugar.
Junto a él, Carlos Sánchez asoma como uno de esos jugadores que en momentos claves y calientes va a ser determinante por su experiencia y calidad. Sin ser gran cosa, contra Nacional generó con inteligencia un par de faltas en las cercanías del área y siempre se ofreció a jugar.
El tercer aspecto valorable de Peñarol pasó por la savia juvenil del club, un componente que refuerza sus signos identitarios.
Peñarol cerró el partido con siete juveniles formados en el club y contra un trámite que se había hecho cuesta arriba, porque Nacional jugó mejor a partir del empate al influjo de un genial Franco Fagúndez, los botijas que entraron los sacaron de la cueva, combatieron por la pelota con un Santiago Homenchenko muy decidido, y hasta se animaron a jugar, aún sin generar chances claras de gol.
Entre esos jóvenes y los nuevos líderes, con Rodríguez de abanderado, las ideas de Arias van prendiendo pero falta tiempo. El DT tiene un antecedente que lo dejará trabajar con cierta tranquilidad. Cuando Peñarol esperó por Mauricio Larriera vio muy buenos resultados. Son entrenadores de un paladar similar, más allá de los matices que puedan tener.
El bajo nivel de Abel Hernández
Arias tiene mucho por mejorar. Pero hay aspectos del juego que no dependerán exclusivamente de él.
A Abel Hernández, de 32 años, se lo vio en muy bajo nivel, tanto ante San Lorenzo como contra Nacional.
Contra el elenco argentino falló un penal que remató en forma llamativamente suave.
Contra Nacional erró un gol solo a los 3 minutos (estaba fuera de juego) y después no aportó nada.
Sin dudas que fue uno de los puntos más bajos de la pretemporada y la llegada de Matías Arezo, que este martes realizó su primera práctica, las ganas de Ruben Bentanciurt, que con sus limitaciones hizo más que La Joya en el verano, y la pista que pide el juvenil Óscar Cruz, pueden hacer relegar a Hernández que llegó como uno de los pases top 3 del mercado uruguayo, junto con Arezo y Gastón Pereiro.
Las pelotas quietas y el nivel defensivo
Arias lo reconoció y quedó a ojos vista del mundo entero. Nacional le remontó el partido a Peñarol con una pasmosa facilidad tirándole dos centros al corazón del área.
El aurinegro defendió muy mal y Ricardo Zielinski se caracteriza por trabajar muy bien las pelotas quietas. Con esa herramienta cualquier partido es ganable, por más dominado que se pueda ser por el rival.
Hernán Menosse, de muy mal partido ante Estudiantes, se hizo un gol en contra. Después tuvo personalidad de hacer su gol de penal. Pero en la cancha volvió a quedar en deuda.
Tampoco arrancó a su nivel habitual Yonatthan Rak, quien se equivocó en salida ante Estudiantes y que no le dio solvencia a la retaguardia contra Nacional.
Léo Coelho tiene la llave para mejorar esta situación, pero recién se está insertando en el equipo.
Las dudas generadas en el arco
Thiago Cardozo afrontó el clásico a una semana de sufrir una tragedia familiar en la que su hermano perdió la vida en un accidente de tránsito.
El golero dejó dudas en el segundo gol, por no salir a cortar el centro.
Sin embargo, en la serie de penales se agrandó y le atajó el remate nada menos que a Gastón Pereiro.
Peñarol lleva semanas detrás de un golero para reforzar la zona. El nivel de Jhonatan Lima a San Lorenzo hizo entrar en un impasse a ese plan de refuerzo. Pero después no logró sobresalir ante Unión (le tiraron nueve penales y no atajó ninguno) por lo que la idea volvió a ser que se quede como tercer golero.
Salvador Ichazo, Rodrigo Formento, Martín Silva, Enrique Bologna, Washington Aguerre y Fernando Monetti han sido algunas de las opciones barajadas para reforzar el arco.
Pero Peñarol no se decidió aún por ningún nombre. Cardozo arrancará la temporada como titular. Se lo ganó a puro mérito. Pero arrancó el año con un peso extra fútbol por el sufrimiento que experimenta y el club necesita una alternativa fiable no solo por esa peculiar situación sino también para el caso de cualquier adversidad como suspensiones o lesiones.
