El partido entre Alemania y Holanda como siempre fue de alto vuelo. El primero había descendido en el partido anterior contra Francia y los holandeses debían al menos empatar para quedar primeros y eliminar al campeón del mundo en esta Liga de Naciones, el nuevo campeonato que instauró hace poco la UEFA.
Los germanos ganaban 2-0 y sobre el final, sus rivales consiguieron dos tantos para igualar y clasificar al Final Four en el que quedaron finalmente además Portugal, Suiza e Inglaterra.
Pero la nota diferente de ese encuentro la dio el árbitro rumano Ovidiu Hategan. Es que en el entretiempo de ese encuentro disputado en Gelsenkirchen, Alemania, se enteró del fallecimiento de su madre.
Dirigió todo el segundo tiempo con total profesionalismo, pero cuando llegó el final, rompió en llanto. Aguantó todo lo que pudo y cumplió con su tarea.
Cuando terminó el encuentro, lo fue a saludar el zaguero holandés Virgil Van Dijk, futbolista de Liverpool de Inglaterra, quien casualmente había convertido en los minutos de adición el gol que le dio la clasificación a su país al Final Four de la Liga de las Naciones de la UEFA.
Allí el árbitro le explicó lo que había sucedido y Van Dijk reaccionó como cualquier ser humano y lo abrazó en la mitad de la cancha, bastante incrédulo con la situación que se vivía en esos momentos.
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