Cuando se habla de reformas urgentes en Uruguay se habla de la reforma del Estado, de la inserción internacional, de la educación, de las empresas públicas, de la seguridad social, etc. Pero nunca o casi nunca se habla de la reforma del sistema carcelario, cuyo estado debe avergonzar al país todo y más a un país que se ufana de estar en los primeros puestos del ranking de las mejores democracias.
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