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Una verificación de cifras y datos analiza el caso de los trabajadores muertos en las obras de Catar

Dos periodistas independientes analizan la veracidad de las cifras que circulan sobre la cantidad de trabajadores fallecidos en las obras que Catar realizó para albergar la Copa del Mundo 2022
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19 de noviembre de 2022 a las 05:02

Catar ganó los derechos para ser el anfitrión de la Copa del Mundo de fútbol en 2010 y desde ese entonces ha habido un debate sobre el trato dado a los trabajadores extranjeros contratados para realizar las numerosas obras, desde estadios hasta rutas y hoteles.

Organismos defensores de los derechos humanos, medios de comunicación y personalidades destacadas de todo el mundo se han manifestado en contra de las violaciones a esos derechos por parte de las autoridades cataríes y se han hecho distintas estimaciones sobre la cifra en vidas humanas que habría costado la concreción de las obras necesarias para albergar a equipos y simpatizantes de todo el mundo.

A fin de intentar establecer con más precisión la pertinencia de las cifras y estimaciones realizadas, los periodistas free lance Jan Walter y Matt Ford, hicieron para DW, con la colaboración de Amnesty International, The Guardian y Fairsquare, una comprobación de datos sobre las cifras lanzadas desde distintos sectores.

Esta verificación analiza las cifras publicadas por la FIFA, las autoridades de Qatar, los grupos de derechos humanos y los medios de comunicación que han sido objeto de crítica por no ajustarse a la verdad de los hechos. Los autores son conscientes de que estas cifras solo transmiten una vaga impresión del sufrimiento que supuestamente soportan los trabajadores migrantes en Qatar.

La cifra sobre la cantidad de muertos en las distintas obras realizadas en Catar va desde los 6.500 hasta los 15.000 trabajadores migrantes fallecidos.

La cifra ampliamente difundida de 15.000 muertes de trabajadores migrantes en relación con la Copa del Mundo en Qatar se origina en un informe de Amnistía Internacional de 2021.

También tuvo amplia difusión la cifra de 6500 fallecidos, publicada por primera vez por The Guardian en febrero de 2021.

Aunque estas cifras se han utilizado para respaldar esta afirmación varias veces desde que se publicaron estos informes, ni Amnistía Internacional ni The Guardian afirmaron nunca que todas estas personas murieran en las obras de construcción de los estadios, ni siquiera en el contexto explícito de la Copa del Mundo de 2022. Ambas cifras se refieren simplemente a no cataríes de diversas nacionalidades y en diversas ocupaciones que han muerto en Qatar en la última década, según expresan Walter y Ford.

La cifra exacta de 15.021 que cita Amnistía Internacional se obtuvo de las estadísticas oficiales de las propias autoridades cataríes, y hace referencia al número de extranjeros que fallecieron en el país entre 2010 y 2019. Entre 2011 y 2020 fueron 15.799.

Esto incluye no solo a trabajadores de la construcción, personal de seguridad o jardineros poco calificados que pueden o no haber sido empleados en proyectos relacionados con la Copa del Mundo, sino también a profesores, médicos, ingenieros y otros empresarios extranjeros.

En cuanto a The Guardian, el periodista Pete Pattisson y su equipo basaron su cifra total de 6751 en estadísticas oficiales de los gobiernos de Bangladesh, India, Nepal, Pakistán y Sri Lanka, cuyos ciudadanos constituyen una proporción significativa de los trabajadores migrantes en Qatar, en particular trabajadores poco calificados.

Qatar no niega ninguna de las dos cifras. De hecho, en respuesta a The Guardian, la Oficina de Comunicaciones del Gobierno del país dijo: "Aunque cada pérdida de vida es perturbadora, la tasa de mortalidad entre estas comunidades está dentro del rango esperado para el tamaño y la demografía de la población".

De acuerdo con lo investigado por Walter y Ford, DW concluye que la afirmación de que "la Copa del Mundo en Qatar ha costado la vida de 6.500, incluso hasta 15.000, trabajadores migrantes" es falsa.

La explicación del gobierno de Qatar es que 1.500 muertes por año entre dos millones de personas es una tasa de mortalidad promedio normal.

Cabe señalar que, según la Organización Mundial de la Salud, las tasas generales de mortalidad de los trabajadores migrantes en Qatar son más bajas que en sus países de origen. De hecho, incluso la tasa de mortalidad entre los ciudadanos de Qatar es más alta que la de los trabajadores migrantes en Qatar.

Sin embargo, dado que los trabajadores migrantes en Qatar no son representativos de la población general en sus países de origen o en Qatar, estas cifras son engañosas.

Por ejemplo, la proporción de niños pequeños y ancianos (grupos demográficos con las tasas de mortalidad más altas) entre los trabajadores migrantes en Qatar es claramente incomparable con la de la población general de cualquier país.

Además, los trabajadores migrantes en Qatar, independientemente de su origen o trabajo, son generalmente personas sanas que deben pasar una serie de controles médicos para obtener una visa de Qatar, lo que excluye a los posibles solicitantes con enfermedades infecciosas como el SIDA/VIH, la hepatitis B y C, sífilis o tuberculosis.

Tales estadísticas tampoco incluyen a los trabajadores migrantes que fallecen después de regresar a sus países de origen. En Nepal, en los últimos 10 años, por ejemplo, las autoridades registraron un aumento significativo en el número de casos fatales de insuficiencia renal entre hombres de 20 a 50 años, muchos de los cuales acababan de regresar de trabajar en el Medio Oriente, lo que podría explicarse, según expertos consultados, por el arduo trabajo en las condiciones climáticas del Golfo, combinado con la poca cantidad y baja calidad del agua potable.

Con respecto a las muertes de trabajadores tanto la FIFA como el comité organizador de la Copa del Mundo de Catar insisten en que solo tres personas han muerto como resultado directo de su trabajo en las obras de construcción de la Copa del Mundo. La definición oficial de la FIFA y Catar de "muertes relacionadas con el trabajo" se refiere a las muertes en las obras de construcción de los siete nuevos estadios, así como las instalaciones de entrenamiento que el país ha construido en la última década. Los tres incluyen dos hombres nepalíes en el Estadio Al Janoub en Al Wakrah y un británico en el Estadio Internacional Khalifa en Al Rayyan.

Ampliando la definición a "muertes no relacionadas con el trabajo" no directamente relacionadas con el trabajo de construcción, los funcionarios reconocen 37 muertes más, incluidas, por ejemplo, la de dos trabajadores de India y la de un egipcio que murieron en un accidente de tráfico mientras viajaban del trabajo a su alojamiento en noviembre de 2019.

Sin embargo, la adjudicación de la Copa del Mundo a Qatar ha desatado un auténtico boom de la construcción en el Estado del Golfo, que va más allá de los estadios. Se ha emprendido una amplia gama de proyectos relacionados con el torneo, que incluyen nuevas autopistas, hoteles, un nuevo sistema de metro, una expansión del aeropuerto y una ciudad completamente nueva en Lusail, justo al norte de Doha. De hecho, incluso en el apogeo de la construcción, la FIFA afirma que solo un poco más de 30,000 trabajadores estaban realmente empleados en sitios específicos de la Copa del Mundo.

El reconocimiento oficial de tres muertes, por lo tanto, descarta las muertes que pueden haber ocurrido en otros sitios de construcción que probablemente no habrían existido sin la Copa del Mundo y tampoco tiene en cuenta miles de casos documentados de trabajadores migrantes que murieron en su alojamiento fuera del horario de trabajo, para los que no se han proporcionado explicaciones adecuadas.

Según una investigación de The Guardian y Amnistía Internacional, los médicos cataríes atribuyen alrededor del 70 % de las muertes a "muertes naturales" causadas por fallas cardiorrespiratorias agudas.

Sin embargo, para los epidemiólogos, las fallas cardíacas y respiratorias no son causas de muerte sino resultados. La causa de un paro cardíaco podría ser un infarto u otra irregularidad, mientras que la insuficiencia respiratoria podría ser causada por una reacción alérgica o una intoxicación. Pero en una serie documental de la emisora pública alemana ARD, aparecen médicos cataríes afirmando que fueron obligados por las autoridades a llenar certificados de defunción que no respondían a reales causales de las muertes.

Ya en 2014, en un informe independiente encargado por el gobierno de Catar, el estudio internacional de abogados DLA Piper criticó esta práctica y "recomendó encarecidamente" que el gobierno "permita autopsias en casos de muerte inesperada o súbita". A fines de 2021, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) también criticó la falta de documentación adecuada sobre accidentes y causas de muerte de trabajadores.

Según expertos entrevistados por Amnistía Internacional, en "sistemas de salud debidamente gestionados" las causas precisas de muerte quedan sin determinar en solo el 1% de los casos. Además, las autopsias invasivas rara vez son necesarias. En alrededor del 85% de los casos, las autopsias verbales de testigos o conocidos del difunto son suficientes.

Organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch, Amnistía Internacional y Fairsquare citan habitualmente esos testigos, cuyos informes sugieren que la insolación, el agotamiento o incluso enfermedades menores que no se tratan son la causa de muchas muertes repentinas e inexplicables de trabajadores migrantes, por lo que las explicaciones de la FIFA y el gobierno cataría sobre las cifras de fallecidos deben considerarse engañosas, según estima DW con fundamento en la investigación de Walter y Ford.

En conclusión, las cifras que se refieren a las muertes en relación con la Copa del Mundo de 2022 varían según la definición, incluido el origen de los trabajadores migrantes, dónde y cuándo murieron, y si sus muertes pueden describirse como relacionadas con el trabajo o no. Sin embargo, dadas las inconsistencias y las deficiencias en los propios datos oficiales de Qatar, es imposible determinar una conclusión concreta, lo que a su vez plantea la pregunta de por qué exactamente las autoridades de Qatar no pueden proporcionar información confiable al respecto.

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