Los últimos días el agua se sintió diferente. Tenía un gusto más cercano al agua de OSE que salió siempre de las canillas y prácticamente no se sentía la sal. Un rápido sondeo en la redacción de El Observador lo reflejó: algunos volvieron a preparar el mate con el agua de OSE y otros guardaron agua para regar las plantas, por si la calidad empeora.
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