El viernes 27, después de que se conociera públicamente la intención de contar con un profesor dedicado a esa tarea, El Correo publicó un comunicado en su sitio web en el que anunciaba que quedaría sin efecto la licitación "en el entendido que el tema merece un mayor desarrollo a efectos que se aprecie el objetivo, alcance y consecuencias esperadas".
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El Correo, que pierde en promedio US$ 20 millones anuales –según admitió Moreira–, ya había hecho contrataciones de este tipo en los últimos dos años. En el sitio web de la Agencia de Compras y Contrataciones del Estado, se registran dos contrataciones a un profesor de gimnasia entre diciembre de 2016 y noviembre de 2017.
En el primer caso se firmó un contrato por el cual se acordó un sueldo de $ 78.960 nominales por mes, y en el segundo se acordó un contrato por $ 59.244,42 nominales al mes.
Pero el lunes siguiente las autoridades cambiaron de opinión. "Charlamos con otros integrantes del directorio y les expresé mi opinión que está fundamentada, y la licitación sigue, porque es beneficioso para la empresa", dijo Moreira.
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La fundamentación a la que se refería se basa, de acuerdo a información manejada por la jerarca, en datos que se desprenden de experiencias comprobadas. Moreira opinó que la opinión pública "se concentró en (la palabra) masaje pensando que (se trata de que) uno puede estar en una camilla... y no. Acá se habla de salud laboral", sostuvo.
Y explicó su punto: "Son prácticas no solamente recomendadas por la Organización Internacional del Trabajo". Moreira aseguró entonces que el Correo ahorra recursos al contratar este servicio. "Si hablamos de recursos financieros (...) cualquiera puede tener una enfermedad relacionada con la ocupación. El ausentismo es mucho más costoso para una empresa que darles 10, 15 minutos (a los empleados) para prevenir enfermedades que son ocupacionales".
De todos modos, la visión de la titular contrasta con la de los trabajadores. El presidente de la Asociación de Funcionarios Postales del Uruguay, Juan González, dijo al portal Ecos que no se trata de una necesidad que esté a la orden del día en la lista de las carencias de los funcionarios: "Tenemos reclamos mucho más importantes, también a nivel de salud laboral". Por ejemplo, afirmó, no tienen suficientes "uniformes y zapatos", un problema que consideran "por encima de la gimnasia laboral".
Al ser consultada por el déficit del organismo y la decisión política de gastar recursos en esa actividad, Moreira respondió que "no hay contradicción". "Hacemos las cosas con seriedad".
Lo cierto es que el año pasado el Estado debió volcar $ 950 millones para compensar la pérdida de El Correo. En 2016 el déficit fue de $ 837.807.335 y las pérdidas de 2015 fueron de $ 724.752.975, según consta en los estados contables publicados en el sitio web del organismo.
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