La ráfaga brutal de 100 balas se llevó la vida de un niño de 11 años, de dos adolescentes y de una persona mayor que en la noche del 30 de mayo sobrevivían en un rancho del barrio Maracaná. La matanza ganó rápidamente la agenda noticiosa más por la cantidad inesperada de los caídos que por la brutalidad que en la periferia es moneda corriente aunque la importancia de los hechos parece diluirse cuando los abatidos se cuentan de a uno o de a dos.
Una venganza narco, dicen los medios; qué estaba haciendo ese niño ahí, pregunta con indolencia el director nacional de Policía, Juan Manuel Azambuya, como si no supiera que “ahí” o en cualquier otro lado del cantegril, la vida es un padecimiento constante.
La tragedia cayó en medio de la campaña electoral, y la reacción bastante generalizada fue la de repartir culpas, la de, acaso, apelar al “nosotros fuimos malos pero ustedes fueron peores” en el combate contra la violencia cotidiana.
“Que alguien les avise que son gobierno”, ironizó la precandidata frenteamplista Carolina Cosse ante las propuestas de seguridad que por esas horas lanzaba su par nacionalista Álvaro Delgado.
“No hay que hacer política con esto”, dijo el precandidato colorado Robert Silva pero enseguida recordó que lo sucedido es consecuencia de cosas no hechas en otras administraciones.
La política, la baja política que incluso busca votos entre los cadáveres, es una reacción tentadora por estos días. Pero la masacre del Maracaná también ha provocado reacciones que siembran un poquito de esperanza acerca de que los que mandan adviertan y reconozcan que el asunto los está superando a todos.
Por lo pronto, el presidente Luis Lacalle Pou ha hecho un mea culpa nada menor. “No hemos podido con los homicidios. Rompe, los ojos, tapar el sol con un dedo no se puede”, reconoció.
Desde los diversos partidos han surgido voces para convocar a políticas de consenso y, si es preciso, a una interpartidaria que se haga cargo de diseñar estrategias comunes para que la responsabilidad de los aciertos y los errores se repartan sobre todos los hombros.
El precandidato frenteamplista Yamandú Orsi señaló lo evidente -“algo cambió de unos años a esta parte”- y advirtió que “el tema es si lo agarramos en serio y lo analizamos en serio o seguimos banalizando la discusión llevándolo solo al terreno de 'yo lo hago bien, vos lo hacés mal, yo mejoré un 32,5% y vos empeoraste un 4,3%'. En ese ringui ranga se nos va la vida. Mientras eso pasa se nos va la vida",
La política, la baja política que incluso busca votos entre los cadáveres, es una reacción tentadora por estos días. Pero la masacre del Maracaná también ha provocado reacciones que siembran un poquito de esperanza acerca de que los que mandan adviertan y reconozcan que el asunto los está superando a todos. La política, la baja política que incluso busca votos entre los cadáveres, es una reacción tentadora por estos días. Pero la masacre del Maracaná también ha provocado reacciones que siembran un poquito de esperanza acerca de que los que mandan adviertan y reconozcan que el asunto los está superando a todos.
"Hay que sentarse a hablar en serio, tratar de blindar la discusión banal y sentarnos a plantear un par de cosas. Tres cosas que sean comunes. Aceptar que no podemos seguir pensando en la misma forma de hacer las cosas o seguirle echándole la culpa a (Eduardo) Bonomi. Ya está, aflojá un poco", dijo Orsi recordando que quienes hoy son gobierno fueron furibundos críticos de lo que pasaba con el crimen cuando el Frente Amplio estaba en el poder.
La propia Cosse reconoció que en estas cosas “no hay soluciones mágicas, porque no es algo que una persona o un partido político puedan resolver”.
Por su parte, el precandidato blanco Jorge Gandini propuso un “pacto nacional antinarco”. El senador dijo que el enfoque en un tema explícito torna más posible la concreción de ideas comunes. “Hay que blindar el país, en eso no puede haber nadie en desacuerdo”, sostuvo el dirigente nacionalista quien dijo que es necesario aprobar antes de fin de año una ley de urgencia con medidas concretas para aplicarla “gane quien gane”
Desde el lado del Partido Colorado, el abogado Jorge Barrera, referente en seguridad del precandidato Gabriel Gurméndez, dijo que se impone la concreción de acuerdos entre todos los partidos para evitar que hechos como el ocurrido en el barrio Maracaná “sean utilizados con la intención de perpetrar politiquerías menores”
“Si logramos ponernos de acuerdo, sea quien sea el próximo presidente se verá avalado para llevar a cabo medidas para mitigar los delitos que provocan la muerte de uruguayos a los que nos les importan las camisetas políticas”, agregó Barrera.
El reconocimiento de que echarse culpas por las muertes vinculadas a la delincuencia es un despropósito, parece cruzar todos los partidos y es una oportunidad para poner en marcha esa “interpartidaria” que ya ha fracasado en otras oportunidades.
Pero con las elecciones a golpe de balde, las buenas intenciones corren el riesgo de terminar pisoteadas por la hojarasca discursiva; y los ajustes de cuentas pueden ser el pan del día no solamente en los barrios marginales sino también en el sistema político.
Fuentes del Frente Amplio y del Partido Nacional reconocen en reserva que las críticas cruzadas sobre la seguridad pública pueden resultar inevitables. Pero cada quien le asigna al otro la responsabilidad de que el reparto de culpas en busca de votos se haga realidad. “Si no se hacen responsables e insisten en que esta violencia se generó en los 15 años anteriores, no vamos a tener más remedio que señalarles lo que está pasando ahora mismo”, dijo un operador cercano a Cosse.
“Si la intención es echarnos la culpa de todo lo que pasa con los homicidios, no nos dejan otra que mirar para atrás”, señaló un dirigente nacionalista.
Más allá de esas escaramuzas sin demasiado sentido práctico, en las próximas semanas será responsabilidad tanto del gobierno como de la oposición plantearse preguntas más inteligentes que la provocada por la curiosidad por saber qué hacía un niño de 11 años en un lugar que nunca debió haber sido arrasado por la muerte.