En los albores de eso que llaman patria, blancos, y colorados se disputaban a lanza y bala la construcción del país. Luego de los embates de 1904 la pelea mutó del campo de batalla y se abrieron tiempos de pugnas electorales por el poder pero también tiempos de coparticipación. Tanto que, a fines del siglo pasado y reforma constitucional mediante, la asociación de los tradicionales rivales permitió el triunfo de un heredero de aquella estirpe que solía revolcar a los nacionalistas en el barro de la derrota. Así, en 1999 el balotaje le permitió a Jorge Batlle llegar al poder y retardar el arribo del Frente Amplio.
Luego vino la “era frentista”, y en 2019 quiso la historia que la taba se diera vuelta y que los colorados fueran fundamentales para el triunfo de un integrante de la familia que se opuso tenazmente a los Batlle: con Luis Lacalle Pou retornaba un heredero de Herrera –primero fue su padre Luis Alberto Lacalle- a la cumbre del gobierno.
En 2024, los blancos, desde hace 20 años convertidos en mayoría dentro de los partidos que se oponen al Frente Amplio, volverán a necesitar de los colorados.
Primero en octubre para evitar una mayoría parlamentaria de la izquierda y, si hay balotaje, en noviembre para frustrarle los planes de regreso al poder. En ese sentido, no es indiferente para los blancos el resultado de una interna colorado de la que saldrá el candidato que los ayudará en esa empresa.
¿Cuál es el político que el favorito de los blancos, Álvaro Delgado, prefiere que gane entre los batllistas que competirán este 30 de junio?
Entre los blancos las preferencias están divididas. Quien lidera las encuestas de opinión coloradas, el mediático abogado Andres Ojeda, parece tener una llegada a sectores juveniles que no la tendrían sus oponentes. Y se mostró cuantas veces ha podido como un aliado confiable de los nacionalistas, tanto que ha manifestado su admiración por el presidente Luis Lacalle Pou y dice que la peripecia del presidente blanco fue en parte lo que lo animó a largarse a la actividad política mayor.
Es más, desde dentro del Partido Colorado hay quienes lo acusan poco menos que de quintacolumnista a las órdenes del presidente.
Por su parte, Robert Silva fue parte importante del gobierno de Lacalle Pou y llevó adelante un proceso de reforma educativa que es su carta de presentación. No parece haber riesgo de que, en caso de ganar la interna, los blancos tengan en él un socio incómodo, por más que fue un poco lejos cuando dijo que la aprobación de un proyecto para que el ingreso a las intendencias se realice por concurso o por sorteo era “innegociable para que haya coalición de gobierno”.
Por su parte Tabaré Viera, el hombre que dice tener la estructura más fuerte en departamentos como Rivera y Salto, cuenta con el respaldo explícito del expresidente Julio Sanguinetti, uno de los principales puntales de la coalición que lidera Lacalle Pou. “(El presidente) la saca del estadio todos los domingos”, ha elogiado el exintendente de Salto, German Coitinho quien apoya a Viera.
el riesgo de que la interna colorada vaya a parir un ganador hostil a los blanco es casi nulo. “Mirando la trayectoria y los dichos de los candidatos colorados no parece que haya peligro de que alguno de ellos sea factor de desunión en una futura coalición”, dijo a El Observador un dirigente nacionalista. el riesgo de que la interna colorada vaya a parir un ganador hostil a los blanco es casi nulo. “Mirando la trayectoria y los dichos de los candidatos colorados no parece que haya peligro de que alguno de ellos sea factor de desunión en una futura coalición”, dijo a El Observador un dirigente nacionalista.
Pero, en declaraciones a El Observador, Viera alertó que no será un socio pasivo. “La coalición debe funcionar a nivel nacional y a nivel departamental, y este es un tema bien importante que tendremos que resolver para el próximo periodo de gobierno. De lo contrario, temo que se irá deteriorando la relación a futuro y la coalición a nivel nacional puede correr riesgos”, advirtió.
El quincista Gabriel Gurméndez ha dicho que la coalición que se viene requiere que “el principal sustento” se lo otorgue el Partido Colorado. “Es el más herrerista de los colorados”, consideró un dirigente blanco en referencia al pregón liberal del expresidente de Antel. Carolina Ache es la que tiene escasas chances de ganar y la que más dura se ha mostrado con el funcionamiento de la coalición acusando a los dirigentes de su partido de haberse fusionado hasta lograr un color “rosado”.
Es decir, el riesgo de que la interna colorada vaya a parir un ganador hostil a los blanco es casi nulo. “Mirando la trayectoria y los dichos de los candidatos colorados no parece que haya peligro de que alguno de ellos sea factor de desunión en una futura coalición”, dijo a El Observador un dirigente nacionalista.
Pero, además, la apuesta de los blancos es que el Partido Colorado pueda recapturar votos de Cabildo Abierto, el sector liderado por Guido Manini Ríos quien sí se ha comportado como un socio incómodo para los nacionalistas y al que quieren ver reducido a su mínima expresión.
Por eso no está claro cuál de los precandidatos colorados puede ayudarlos en la tarea de captar votos de esa derecha populista. Ojeda, como fue dicho, parece calar entre los más jóvenes pero no tiene el perfil de un votante de Cabildo. Gurméndez aparece como el más liberal de los colorados, -Manini reivindica el rol del Estado- en tanto que Viera y Silva representan a un batllismo más clásico y tradicional.
“Luego de conocidos los ganadores habrá que lograr que blancos y colorados propongan un discurso similar pero complementario. Que no sea más de lo mismo pero sin generar choques entre sí. No va a ser sencillo”, advirtió un operador nacionalista
Sea como sea, los partidos fundacionales se necesitan como el agua para poder compartir el poder a partir del 1° de marzo de 2025.
Una vez más, la historia parece tomarse revancha de aquel origen donde blancos y colorados se pelearon a muerte, y los vuelve a convertir en aliados necesarios para la mutua suerte.