Por el entorno natural y exclusivo, por la posibilidad de tener un festejo íntimo, por lo aspiracional y el interés de invertir en recuerdos: son varios los motivos que llevan a los extranjeros de alto poder adquisitivo a elegir Punta del Este y José Ignacio para celebrar su boda, una celebración matrimonial que se lleva a cabo en un lugar diferente a la residencia de los novios. Los emprendimientos locales han sabido aprovechar esta tendencia que se encuentra en crecimiento y convertirla en una oportunidad de negocio.
“Se está haciendo una apuesta al turismo de casamientos, hay emprendimientos que se dedican directamente a esto que hoy viene creciendo de forma muy importante”, sostuvo recientemente Miguel Abella, intendente de Maldonado en el marco de un almuerzo de ADM.
Este tipo de turismo suele implicar estadías de entre 3 y 7 días, con aproximadamente 30 personas por evento y un gasto que puede alcanzar hasta US$ 200.000 solo en la celebración, sin contar el impacto colateral en hoteles, restaurantes y proveedores locales.
¿Quiénes son los principales clientes, qué buscan y cuánto gastan?
En diálogo con Café y Negocios Marcela Martino, directora de Marcela Martino Wedding Planner, Sabrina D'Agrossi, directora de José Ignacio Weddings y Fabiana Hodara, directora de Hodara Planners, trabajan en el diseño de este tipo de bodas y aseguran que, en la actualidad, la mayoría de sus clientes son parejas brasileñas y argentinas. Les siguen americanos y uruguayos no residentes en el país.
“En los últimos años ha crecido muchísimo la demanda de bodas de destino. Actualmente los clientes extranjeros representan alrededor del 80% de mis bodas al año y hay también una gran demanda de la comunidad judía. Es una señal de cómo Uruguay se está transformando en un destino romántico, natural y sofisticado”, detalló Martino sobre la demanda actual.
Maldonado y, en particular, Punta del Este se han posicionaron como destinos boutique para celebraciones íntimas (de entre 80 y 200 invitados), elegantes y con fuerte conexión con la naturaleza.
Mientras que antes los clientes priorizaban grandes producciones en salones, contó Hodara, hoy buscan experiencias más personalizadas y auténticas.
“Se valora más el entorno, desde playas y campos al aire libre, hasta los jardines de sus propias casas, buscan generar eventos con la esencia de su historia personal”, detalló la organizadora.
En este sentido, D'Agrossi coincidió en que en primera instancia eligen el destino playa.
Sin embargo, al incluir este tipo de casamiento eventos paralelos como un welcome cocktail, un pre wedding, o un viaje posterior al casamiento, las empresas buscan ofrecer actividades en distintos entornos.
“Tratamos de incluirles distintos escenarios combinando el campo, mar y en algunos casos algo mas urbano”, mencionó.
Entre las locaciones más buscadas se encuentran Viñedos Aguaverde y Garzón, estancia Fasano, playas privadas como Vik, y paradores como Imarangatú y La Susana.
En cuanto al presupuesto, Martino sostuvo que los clientes extranjeros manejan rangos que van entre los US$ 90.000 y US$ 200.000 o más, dependiendo del tamaño de la boda, el nivel de producción y los días de celebración incluidos. Desde Hodara, afirmaron que las propuestas suelen ubicarse en un segmento alto del mercado.
“Suelen ser grupos de 50 a 150 personas, aunque también he organizado bodas más íntimas de 20 personas y fiestas grandes de hasta 400 invitados”, comentó.
La temporada para este tipo de turismo suele ir de noviembre a abril, aprovechando el buen tiempo, y los novios planifican estos eventos con entre nueve meses y un año de antelación.
El derrame en el comercio local
Los clientes extranjeros, sostuvo Hodara, aportan dinamismo, profesionalización y una mirada internacional al comercio de bodas local.
“Su llegada impulsa la demanda de servicios de alta calidad, desde proveedores de gastronomía, ambientación, fotografía, y transporte, contribuyendo directamente al turismo y a la economía local, ya que muchos invitados se hospedan, consumen y disfrutan del destino por varios días”, sostuvo.
En este sentido, la hotelería es otro de los sectores que se beneficien con este tipo de turismo.
“Les sugerimos distintos tipos de alojamiento de acuerdo al presupuesto de cada pareja. Nos encargamos de las reservas de hoteles y de la logística del evento, desde el traslado hasta servicios de baby sitting, entre otros”, dijeron desde José Ignacio Weddings.
En otros casos, los novios alquilan una chacra entera o un resort para tener a todos los invitados juntos.
Por otro lado, hay algunos servicios en los que los novios suelen preferir contar con sus propios proveedores, como la peluquería y el maquillaje, y en algunos casos, un DJ de su país de origen.
Medidas para impulsarlo
Edgar Silvera, director de turismo del departamento de Maldonado, detalló en un foro sobre el tema que una de las medidas que se busca impulsar en conjunto entre la comuna, los legisladores y el Ministerio de Turismo (Mintur) es agilizar el trámite para que los extranjeros puedan, además de la celebración, casarse por civil con facilidad en el departamento. En este segmento mencionó también la oportunidad de posicionarse como destino de bodas entre la comunidad LGBT internacional.
Aunque el mercado extranjero representa la mayor parte del negocio de los emprendimientos consultados, desde José Ignacio Weddings señalaron que los uruguayos también comienzan a incorporar la figura de la organizadora o coordinadora de casamientos, trabajo que hasta ahora solían asumir madres, tías, amigas u otros familiares, una tendencia que abre una nueva oportunidad de negocio en el mercado local.