Botón de play. La cinta de VHS empieza a moverse y en la pantalla de una televisión montevideana de principios de los 90 aparecen los primeros fotogramas de Aliens, la segunda parte de una saga que todavía no es tal (de hecho, apenas está a punto de ser trilogía), pero que en sus dos primeras entregas ya tiene dos exitazos.
Botón de adelantar, otra vez. Álvarez —productor, director, guionista— vuelve a Montevideo para presentar su película más reciente, Alien: Romulus. Ahora con 46 años, el director se dio el gusto de sumar a aquella franquicia que lo conquistó en su adolescencia un capítulo propio.
Con la anuencia del director de la primera entrega, el británico Ridley Scott, Álvarez se metió en este universo futurista para contar una historia ambientada entre Alien: el octavo pasajero, la que empezó todo, y Aliens, aquella que vio en su adolescencia por primera vez en un VHS.
Sus protagonistas son un grupo de jóvenes obreros que se cuelan en una nave abandonada —la Romulus— para viajar a un planeta lejano donde empezar una nueva vida. Una vez que empiezan el trayecto, sin embargo, entra en escena el verdadero protagonista de todo este asunto, el Xenomorfo, la criatura monstruosa con la que tantas veces combatió Sigourney Weaver y que ahora le toca enfrentar a una nueva tropa de actores.
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Un Alien, entonces, con gustito uruguayo —en la película aparecen el escudo de Peñarol y un mate, según contó Álvarez—, y con la colaboración de Sayagués como guionista y Luque como director de segunda unidad (la troupe oriental la completa el actor Christian Zagía, que tiene un pequeño rol en el filme), es lo que trae a “el director uruguayo en Hollywood” de vuelta a su país.
Y sobre esa película, los sustos, y el “superpoder” que se llevó a Hollywood cuando se fue de Montevideo, el director habló con El Observador.
Embed - Fede Álvarez: "Espero que en el Fede de Alien: Romulus haya un montón del Fede de Ataque de pánico"
¿Te acordás de tu primer contacto con Alien?
Tenía 14 años. Era el momento que Alien 3 estaba por salir, entonces deben haber editado en VHS Aliens, como para promocionar la salida de la tercera, y en esa época es que la vi. Me acuerdo de ir a la casa de Rodo, y que su hermano estuviera como loco con Aliens, hablando sin parar de la película. Ahí fue que la descubrimos, y después vino Alien: el octavo pasajero. Creo que la vi en Canal 4 de noche y mis padres se pasaban hablando de la película. Mi recuerdo más visceral es ese, ver Alien: el octavo pasajero en la tele.
Al momento de contar esta historia, te prestan estos juguetes con los que vos querías jugar desde hace mucho, según has contado en distintas entrevistas ¿Cómo se cuida uno de no romperle los juguetes al otro, pero al mismo tiempo hacerlos suyos?
Creo que uno tiene que recrearlos de cero, ¿no? No hay nada preexistente de las películas que uno va a hacer. Uno escribe un guion, tiene la pantalla en blanco. La inspiración son las otras películas, las ideas de las otras películas y después te sentás en una mesa de reuniones en un edificio vacío donde no hay absolutamente nada, donde vas a hacer la película y decís, “bueno, de cero, ¿cómo armamos esto?”. Hubo un día, que no fue hace tanto, que estábamos en la oficina de producción del estudio, con los estudios vacíos, no hay nada de nada de nada, están ahí las 120 páginas de una historia y decís, “¿cómo hacemos esto?” Y tenés que empezar de a poquito a armar semejante película. Entonces, eso es realmente cómo funciona. Pero siempre todo haciéndolo con el deseo de traer grandes ideas de nuevo y con el deseo de agregar nuevas, que es lo que hacemos. La mitad de la película probablemente son cosas que se vieron de una manera u otra en otras películas de Alien, pero la otra mitad son cosas completamente nuevas.
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¿Cómo es el trabajo previo, tanto en la etapa de guion como ya en la producción, para darse cuenta cuando un susto puede funcionar, que es algo que en esta historia es un ingrediente clave?
Parte de lo que uno tiene que saber hacer como guionista y como director, si trabaja en el cine de terror, es entender la psiquis humana y entender lo que asusta a la gente. Uno lo hace desde entenderse a uno mismo, que es el paso principal. En cualquier arte al que te dediques, es parte fundamental entenderte a vos mismo, ser honesto contigo mismo de qué es lo que a vos te gusta y cómo funciona tu psiquis, por qué ciertas cosas te dan miedo y por qué ciertas cosas no, y ese es el trabajo que el guionista hace constantemente, el análisis de la condición humana y entender esas cosas. Si uno no entiende eso, no hay manera de que logres asustar a alguien. Capaz que usando clichés de otras cosas que se hicieron antes te va a funcionar, pero lo ideal es que uno apueste a cosas muy precisas, miedos muy precisos que te hacen sentir que de golpe alguien acaba de exponer una verdad sobre el mundo que no viste antes y te da un terror total. Eso es lo que tiene que pasar idealmente.
En el trabajo con Rodo Sayagués, más que nada en el momento de la escritura, ¿hay una especie de competencia entre ustedes a ver quién hace lo más retorcido?
No, no, cero competencia. Eso es lo que hace que nuestra colaboración sea tan buena. La verdad que hay grandes ideas en nuestras películas, o sea, ideas que realmente definieron la película, que al día de hoy no sabemos a quién se le ocurrieron. Muchas veces nos preguntan, “la inseminación en No Respires, la lluvia de sangre en Evil Dead, cosas así, ¿a quién se le ocurrió?” Y la verdad que no me acuerdo. Estamos ahí los dos colaborando, tirando ideas, y va quedando en el papel. Por suerte, ninguno de los dos tiene un ego que haga que quiera ser el que se lleva la idea. De hecho, si me preguntás, siempre te voy a decir que se le ocurrió a Rodo, y si le preguntás a él, te va a decir “se le ocurrió a Fede”. Y esa es la mejor manera de colaborar con alguien.
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En junio se cumplieron 15 años del estreno de tu corto Ataque de pánico, que fue el principio de tu viaje hacia Hollywood, y lo publicaste de nuevo, remasterizado. ¿Cuándo lo ves ahora, y ves todo lo que pasó en el medio? ¿Qué notás que queda todavía en el Fede de ahora del de Ataque de Pánico?
Espero que un montón. Haciendo cine, hay muchas instancias donde uno evoluciona y aprendés un montón. Cada película es una escuela. Cada película es un montón de aprendizaje. Lo que siempre quiero mantener es ese lugar de audiencia. Cuando nos fuimos a Estados Unidos a hacer películas, con Rodo y con Pedro Luque, decíamos que nuestro superpoder era el no haber crecido en Hollywood, el no tener nada que ver con la industria, el no conocer a nadie ahí, el no entender nada de cómo se hacen películas ahí. Caímos con una perspectiva completamente fresca, y éramos la audiencia. Era como preguntarse ¿qué pasa si ahora la película puede hacerla un miembro de la audiencia? Alien: Romulus es un poco de eso. ¿Qué pasa si le das a un fan de la saga la posibilidad de hacer una película? ¿Qué es lo que haría él? Y eso es lo que intento mantener siempre. Porque a mí me encanta el cine, voy al cine, y lo sigo viendo como audiencia, entonces mis películas son lo que quiero agregar a lo que está en las salas, y lo que yo quiero ver como audiencia, y eso es lo más importante. Nunca pasar al lado de que mi trabajo es simplemente darle a la gente películas y perder mi lugar como miembro de la audiencia.